He de reconocer que, durante las últimas semanas, he seguido de cerca la evolución de FCC, puesto que es uno de los valores que podría incorporar en cartera de largo plazo.

FCC no quiere deuda, pero sí internalización de sus ingresos. Las compañías que lo han entendido han logrado el beneplácito del mercado y casos como Ferrovial u OHL son claramente los referentes que todo empresario español debería contemplar.

A finales del mes de junio de este ejercicio, la filial de FCC al fin se presentó en concurso de acreedores de forma voluntaria. Este suceso fue valorado muy negativamente por el mercado, explicándose el movimiento direccional bajista. Sin embargo, la gran mayoría de las compañías españolas consideran que tener como principal acreedor a una entidad financiera es un mal recurso, puesto que las refinanciaciones suelen llegar en épocas recesivas. Refinanciar deuda con el sistema financiero quebrado es poner en duda la viabilidad de cualquier negocio.

Por ese motivo FCC ha sido muy claro. En marzo nos sorprendió su plan estratégico, que se sustentaba en tres drivers: inversiones, deuda y reestructuración del modelo de negocio. FCC tiene una deuda neta de 7.270 millones de euros, aproximadamente, pero lo más preocupante son los vencimientos que tiene a corto plazo, que ascenderían a 3.797 millones de euros.

Si tenemos en cuenta que el Ebitda fue de 753.000 euros. La deuda sobre Ebitda es de 9,65 veces, una cantidad desorbitada que pone en duda la viabilidad de cualquier compañía. Lo peor de estas magnitudes, lo vemos en la deuda a corto plazo, ya que implica unos pagos pendientes de cinco veces el Ebitda anual.
Con estas cifras, se puede decir que FCC está técnicamente en concurso de acreedores.

Esta circunstancia no es insalvable. Es la quiebra “light”, es decir, la que puede salvarse o bien liquidando activos y pagando la deuda, refinanciando los vencimientos, o bien con una ampliación de capital. Para el accionista esta sería la peor de las medidas ya que destruiría el valor de sus acciones. El mal menor es la venta de activos, pero las necesidades de FCC hacen que toda venta sea más una necesidad que una posibilidad. Por lo tanto, no hace falta ser muy brillante para entender que la compañía malvenderá activos muy buenos.
Finalmente, una reestructuración de los vencimientos de la deuda implicaría algo de oxígeno para que la compañía pueda vender mejor sus activos y mejorar sustancialmente su patrimonio, siempre que la estrategia se centre en el plan de negocio y no en sanear el balance.

En el mercado absoluto forma parte de la estrategia. La presentación del concurso por parte de FCC no es algo circunstancial, sino que es algo previsto. FCC se han encargado de sorprender al mercado con una batería de buenas noticias. La prensa económica no habla de otra cosa que no sea una mala venta sobre FCC.

El último driver interesante para la compañía presidida por Esther Alcocer, es el anuncio informal de una macro-refinanciación por 4.000 millones de euros, prevista para octubre y que, en caso de resultar airosa, salvaría a FCC de pasar por un proceso que deja a la compañía muy cerca del borde del concurso de acreedores.

Los buenos datos se interpretan positivamente en el mercado y no cabe duda de que, por ahora, el mercado está descontando que FCC se salvará del concurso de acreedores o de una macro-ampliación de capital.

Entrando en un plano más técnico, observamos un patrón alcista en forma de doble suelo. Me invita a pensar en un movimiento potencialmente parecido al de Gamesa, Sacyr o Zeltia, por ejemplo. Tras superar la media móvil ponderada de treinta semanas, mejorar la fuerza relativa con el Ibex 35 y superar la resistencia de los 8,30 euros, FCC tiene un enorme reto que consiste en romper los 12 euros. Mientras no sea capaz de romper los 12 euros no buscaré una estrategia de trading direccional, puesto que la compañía, a pesar de las claras mejoras obtenidas, sigue luchando. A priori, esta premisa es un mal acompañante en el camino. El problema en FCC no es coyuntural como en Gamesa, aquí es estructural. El casi 10% de deuda sobre el Ebitda tal vez pueda aplazarse, pero no eliminarse.

FCC tiene mucho trabajo y, por el momento, ha mejorado en un 10% sus circunstancias pero en los próximos años se centrará más en sobrevivir que en crecer. Su mejora en el beneficio por acción vendrá dada, no por una mejora empresarial de sus negocios, sino por la superación de la situación dramática en que está FCC. Pero sigue estando en zona de descenso y eso no hay que olvidarlo jamás.

Como trader, trataré de controlar el precio para ver si el propio mercado me invita a entrar en la compañía buscando un reajuste del precio, pero sin precipitaciones. La elevada deuda me hace entender que las dificultades latentes marcarán la tendencia. Forzaría el trading direccional ajustado a un rebote sostenido, más que en un cambio de tendencia a largo plazo, que se confirmaría en la superación de los 12 euros.