El término “Prima de Riesgo del Mercado” (PRM) designa cuatro conceptos y realidades muy diferentes entre sí:
 
(1) PRM Histórica (PRMH): es la diferencia entre la rentabilidad histórica de la bolsa (de un índice bursátil) y la de la renta fija.
(2) PRM Esperada (PRME): es el valor esperado de la rentabilidad futura de la bolsa por encima de la de la renta fija.
(3) PRM Exigida (PRMX): es la rentabilidad incremental que un inversor exige al mercado bursátil (a una cartera diversificada) por encima de la renta fija sin riesgo (required equity premium). Es la que se debe utilizar para calcular la rentabilidad exigida a las acciones.
(4) PRM Implícita (PRMI): es la prima de riesgo del mercado exigida que se corresponde con el precio de mercado.
 
Sin embargo es imposible determinar “la” prima de riesgo “del mercado” porque tal número no existe debido a las heterogéneas expectativas de los inversores.
 
Para un inversor, el market risk premium o prima de riesgo del mercado Exigida (PRMX) es la respuesta a la pregunta: ¿Qué rentabilidad adicional exijo a una inversión diversificada en acciones (un índice bursátil, por ejemplo) por encima de la que ofrece la renta fija? Es un parámetro crucial para todo inversor porque la respuesta a esta pregunta es una referencia clave para determinar la rentabilidad exigida a las acciones y la rentabilidad exigida a cualquier proyecto de inversión.
 
La expectativa de la rentabilidad diferencial es la respuesta a una pregunta que a todos nos interesaría saber responder: ¿Qué rentabilidad puedo esperar de la bolsa por encima de la renta fija para los próximos años? Si RF es la rentabilidad de la renta fija sin riesgo y E(RM) es la rentabilidad esperada del mercado, entonces:
 
Expectativa de la rentabilidad diferencial = [E(RM) - RF]
 
Pero sobre todo determinar la prima de riesgo del mercado (exigida) tiene dos problemas: el primero y más importante es que no es igual para todos los inversores; el segundo es que es un dato no observable. El required equity premium no es, como se afirma frecuentemente, la rentabilidad histórica de la bolsa por encima de la renta fija. 
 
Una de las hipótesis en que se fundamenta la mayoría de los modelos financieros, es la de expectativas homogéneas, es decir: todos los inversores tienen las mismas expectativas de rentabilidad y riesgo para todos los activos. En ese caso todos los inversores tendrían carteras compuestas por deuda sin riesgo y una cartera de acciones con la misma composición porcentual que el mercado (la bolsa). Pero es obvio que los inversores no tienen las mismas expectativas, que no todos los inversores tienen carteras de acciones de composición idéntica y que no todos los inversores tienen una cartera compuesta por todas las acciones del mercado.
 
Podemos saber cuál es su prima de riesgo del mercado (required market risk premium) preguntándosela, aunque muchas veces la prima de riesgo del mercado no es un parámetro explícito para muchos inversores, sino implícito, que se manifiesta en el precio que está dispuesto a pagar por las acciones. Sin embargo, es imposible determinar la prima de riesgo del mercado porque tal número no existe. Incluso aunque supiéramos las primas de riesgo de cada inversor, no tendría sentido hablar de la prima de riesgo “del mercado”. Esto se basa en los teoremas de agregación de la microeconomía, que en realidad son teoremas de no-agregación. Un modelo que funciona perfectamente a nivel individual, puede no funcionar a nivel agregado (el mercado).
 
Esto significa que aunque podemos tener un modelo apropiado para explicar las decisiones de inversión de cada inversor, no es válido para el mercado en su conjunto porque los inversores no tienen las mismas expectativas de rentabilidad y riesgo para todas las acciones. El valor de cada acción según cada inversor es el valor actual de los flujos esperados descontados con una tasa (que depende de la beta esperada y de la prima de riesgo de mercado del inversor). Distintos inversores tienen distintas expectativas de flujos y distintas expectativas del riesgo (beta esperada y prima de riesgo de mercado).
 
Si todos los inversores tuvieran las mismas expectativas de flujos y de riesgo, entonces sí tendría sentido hablar de prima de riesgo “del mercado” (required market risk premium), porque sería igual a la beta esperada por cada inversor. Sin embargo, las expectativas no son homogéneas y las características de los inversores muy distintas.
 
Idénticas expectativas de riesgo significa que todos los inversores coinciden en sus expectativas de volatilidad futura de la rentabilidad cada acción y de correlación entre las rentabilidades de las acciones, situación que no es real. Por ejemplo, un inversor está dispuesto a pagar hoy 100 euros por un flujo anual perpetuo de 6 euros garantizado por el Estado (asumamos que es renta fija sin riesgo...). Esto implica que la tasa sin riesgo es 6%. Sin embargo, sólo está dispuesto a pagar 80 euros por otro flujo anual perpetuo de 6 euros en el año 1 y que crece al 3% anual, que espera obtener de una cartera diversificada de acciones. Esto quiere decir que la rentabilidad que exige al mercado es 10,5% (6/80 +0,03). Por consiguiente la prima de mercado de este inversor concreto es 4,5% (10,5% - 6%).
 
Para la reflexión: ¿conoces como inversor cuál es tu propia prima de riesgo de mercado?