Aproximadamente el 2,5% se encuentra en niveles aproximados a los 130 de IQ y solo el 0,5% de la población, estarían rozando la genialidad con cocientes intelectuales superiores a los 140.
Entre estos genios nos nombra a Kim Ung-Yong, con un IQ: 210, niño prodigio que aparece en el 'Libro Guinness de los Récord' porque a los dos años hablaba cuatro idiomas. El ruso Gary Kasparov, con 190 IQ, que fue ganador del título mundial de ajedrez a los 22 años; Paul Allen, cofundador de Microsoft, con un IQ de 170; y el matemático británico Andrew Wiles, que presentó el último Teorema de Fermat, considerado "el más difícil del mundo".


Al leer este curiosísimo artículo, investigue acerca del cociente intelectual de los trader y descubrí un nuevo concepto que quiero compartir con ustedes.
La inteligencia emocional.

Fue Daniel Goleman el encargado de introducirlo en el libro que toma por título: la inteligencia emocional. Para el, el éxito en la vida de una persona no viene dado por el grado de intelecto que tenga, sino más bien por la capacidad de gestionar las distintas situaciones de la vida. Se centra en que las emociones de una persona juegan un papel esencial en su pensamiento, en la toma de decisiones y por tanto en su futuro. Muchas investigaciones de la época coinciden en que el coeficiente intelectual (CI) contribuye con apenas un 20% al éxito que tengamos en la vida mientras que el 80% restante es resultado de la inteligencia emocional. No puedo estar más de acuerdo, cuántas veces escucho… ¿Cómo una persona tan inteligente pudo hacer algo tan estúpido?

A diario nos rodeamos por personas muy brillantes académicamente que luego no han sabido o no han querido desempeñar grandes profesiones, muchas a pesar de ese don pueden ser pilotos increíblemente malos de su vida cotidiana, según Goleman escasean en cuanto a inteligencia emocional.

Este concepto es relativamente nuevo, pero entre las habilidades que otorga se encuentran la capacidad de motivarse y persistir frente a las decepciones; controlar el impulso y demorar la gratificación, regular el humor y evitar que los trastornos disminuyan la capacidad de pensar; mostrar empatía y abrigar esperanzas. Señores traders…¿os suenan estos conceptos más afines a las habilidades que debemos desarrollar en nuestro día a día??

Como decía Aristóteles en su ética a Nicómaco: “Cualquiera es capaz de enfadarse, eso es fácil. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado adecuado, en el momento adecuado, con el propósito adecuado y de la forma adecuada, eso no es tan fácil”.

En resumen, en primer lugar si tuviéramos un coeficiente intelectual tan alto como el de los señores de la lista de Super Scholar seguramente no nos dedicaríamos al tradig, seguro que encontraría campos mucho menos competitivos y sencillos de explotar. En segundo lugar, nuestro cociente intelectual se vería mermado con la forma en que gestionamos nuestras emociones diarias.

Normalmente, el trading atrae a gente impulsiva, a jugadores y a personas que piensan que las horas trabajadas se indemnizaran con los rendimientos que recibiremos y nada más lejos de la realidad. Este es un campo muy duro, de sacrificio y constancia diaria, donde ser ingenuo o pensar que lo tienes todo bajo control te juega malas pasadas. Es más importante ser un robot sin sentimientos, mecanizado en una buena rutina diaria que tener un alto cociente intelectual. Para ayudaros a implementar o mejorar vuestra rutina os aconsejo que echéis un vistazo a los cursos formativos de Enbolsa.

Así que siento defraudaros, seguramente la mayoría de trader intelectualmente somos del montoncillo, lo que si tengo claro es que en el día a día somos los mejores espartanos! au, au, au…….