Los Futuros del petróleo vuelve a vivir en esa encrucijada en la que vive inmerso desde la recuperación. Tras comenzar el año, en la etapa tras lo más duro de la pandemia rozando los 79 dólares el barril, la llegada de la guerra de Rusia sobre Ucrania trastocó el mercado de tal forma que llegaba, el pasado 7 de marzo a rozar los 140 dólares.
Desde ahí todo ha sido inestabilidad continua, elevados precios, trasladados a los carburantes y la calefacción y, en esta última etapa, caídas fulgurantes de su precio, porque la inflación, la subida de los tipos y la recesión pueden más que la escasez del producto en el mercado. Así hemos pasado a niveles de 94,12 dólares el barril, el pasado 4 de agosto.
Un mercado marcado por la incertidumbre y los factores psicológicos, que forman esa imperfecta montaña rusa en la que se ha instalado. De momento, de rebote a la vista de las fuertes caídas implementadas a principios de mes, pero sin decisión. Y es que los futuros mandan, todos por debajo con próximos vencimientos y la mirada en los meses iniciales de 2023 de los 100 dólares ante el empeoramiento esperado macroeconómico.
De ahí que los inversores sean reacios a tomar posiciones largas en el Brent. De esta forma, en su gráfica de cotización comprobamos como cede en la última semana un 3%, con caídas mensuales del 11,4% y trimestrales que rozan el 18% para el crudo de referencia en Europa. En lo que va de año gana un 20,2% y en interanual, el avance alcanza y supera el 34,6%.
Las interrupciones que se han producido desde la pasada semana en el suministro en el Golfo de México de Estados Unidos han enturbiado el proceso de mejora del precio, todavía por debajo de los 100 dólares en el caso del Brent, pero cada vez más cerca de retomar esa cota. Y es que, como comentábamos antes, los inversores son remisos a acercarse al petróleo más allá del corto plazo por los tambores de recesión.
Entre las últimas previsiones recogemos las de la Agencia Internacional de la Energía que ha elevado su pronóstico de demanda de petróleo hasta los 380.000 barriles diarios a un total de 2,1 millones de barriles al día. Su argumento, el cambio que se está produciendo en la demanda del gas al petróleo que impulsará a los mercados que desconfían de la recesión.
Además, ha elevado la previsión de suministro de petróleo ruso en medio millón de barriles diarios para la segunda mitad de 2022, aunque destaca que la OPEP tendría dificultades para impulsar la producción.
La OPEP, de hecho, ha reducido su pronóstico de demanda mundial de crudo en el presente ejercicio en 260.000 barriles por día y se espera que la demanda se incremente por tanto en 2022 hasta los 3,1 millones de barriles diarios.
En cuanto a previsiones de precio, parece que la nueva cifra mágica que los expertos ponen encima de la mesa pasa por los 130 dólares por barril a finales de año, según destaca el responsable de investigación energética de Goldman Sachs Damien Courvalin en declaraciones a Reuters. Y esto, dice, reflejará esa necesidad, para resolver el déficit del mercado, de mantener precios altos sostenidos, porque todavía estamos con carestía de petróleo.
Y es que, con el aumento de los precios de gasolina y diesel desde Goldman consideran que ese incremento se debe a que hay faltas de reservas en los inventarios en las refinerías, conforme se va asentado la temporada de recuperación.
Ya desde UBS, analizan el precio del crudo con subidas además en general de un 15% adicional en las materias primas durante los próximos 6 meses. Brent por tanto en los 130 dólares barril ya a finales de septiembre, con un precio que consideran que se mantendrá elevado durante los próximos 3 trimestres.