La inflación se ha convertido en el enemigo a batir por los bancos centrales, que en su día minimizaron su impacto y ahora suben tipos de interés a toda prisa mientras los precios de consumo, en casos como el europeo, no dejan de subir. Es como una burbuja que cada vez se va haciendo más grande, un círculo infernal en el que suben los precios, se encarecen los productos para empresas y familias y los tipos suben para minimizar su impacto de tal forma que afecta sustancialmente a la inversión, con créditos más caros y a la economía con la sombra siempre presente de la recesión.
Lleguemos o no a ella, lo cierto es que mes a mes, hemos comprobado subida tras subida en España hasta los niveles máximos padecidos, del 10,8% en nuestro país en el mes de julio que han ido mermando hasta el adelantado de octubre del 7,3%. Los cierto es que la presión de los precios de la energía, en un país importado como es el nuestro, ha frenado de raíz el poder adquisitivo y elevado exponencialmente, a pesar de las ayudas, la tarifa para empresas y familias. Todo ello ha encarecido los productos básicos, con la alimentación haciendo gala, por encima de la media de niveles del 14%, que padecemos todos.
De hecho, ahora mismo todo parece indicar que lo que más preocupa es la marcha de la inflación subyacente, la que descarta alimentos fresco y energía que se mantiene muy elevada sin cambiar su curva como ocurre con el índice general y en el dato adelantado de octubre marca, sin cambios, un 6,2% Recordemos que el pasado año por estas fechas marcaba un 1,4%.
Lo cierto es que las previsiones del año que viene no parecen ser tan favorables, aunque los precios se moderarán, pero el efecto se dejará sentir debido sobre todo a nuestro esperado bajo crecimiento. Desde el Banco de España, por ejemplo, esperan una media para el año entrante del 5,6% que sigue siendo elevada si el crecimiento, como buena parte de las previsiones marcan, solo se quedan rondando el 1%.
Para Funcas, la media será menor, entorno al 3,8% también de nivel medio mientras desde el Fondo Monetario Internacional colocan el avance de los precios de consumo en el 4,9%. Ese mismo nivel es el que maneja el servicio de Estudios de BBVA, BBVA Research, debido, sobre todo, según señalan, a esa subida que no cesa en el precio de la energía y el reflejo que está produciendo en la cesta de la compra.
Atentos además a la inflación de la eurozona, en la que se fija el BCE a la hora de marcar la subida de tipos. Esta en niveles récord del 10,7% en ese mismo mes de octubre, en especial en los países Bálticos, con niveles desatados, de media en el 22%. Aunque en Italia los niveles son del 12,8%, en Alemania del 11,6% o en Austria del 11,5%
Lo peor, para nuestro día a día, que se refleja en consumo y poder adquisitivo. Dice la OCDE que la renta de las familias españolas, solo en el segundo trimestre del año ha bajado un 1%. Se trata de una cifra que dobla a la del resto del club de los países desarrollados. Mientras además vamos gastando el ahorro acumulado durante la pandemia. Y no solo es, es que se ha incrementado exponencialmente su recorte desde la última parte del pasado ejercicio debido al efecto inflación. Se trata de una merma que nos deja menos dinero para gastar, e incluso, para invertir en los mercados financieros.