Las expectativas de Ethereum, a decir de los expertos del mercado criptográfico, no están nada claras. Especialmente para una primera parte del ejercicio en los que la volatilidad y la incertidumbre marcarán la actividad en el global de los mercados financieros, y por supuesto, también sobre el universo de las criptomonedas. A pesar de ello, por ejemplo, el CEO de CoinLedger, David Kemmerer destaca que el criptoinvierno podría alargarse más de lo esperado debido a la guerra rusa y también por su efecto en la inflación, sin olvidar el aumento de los tipos que se deriva en un incremento en los costes de endeudamiento.
A pesar de ello, estima que Ethereum podría incluso subir hasta los 2500 euros en la primera mitad de 2023, lo que, desde sus niveles actuales supondría un aumento superior al 110%, tras las fortísimas caídas vividas por el activo en este horribilis 2022. Lo cierto es que sí apuesta porque seguirán siendo, las criptomonedas, con el criptoinvierno vigente y en las condiciones actuales de mercado, activos de muy alto riesgo, que siguen eliminando las malas condiciones de mercado. Y que para que repunte, debería mejorar la expectativa macroeconómica global.
Respecto a su cotización, Ethereum ve que en la última semana pierde un 7,14% mientras que mantiene el avance en las ganancias mensuales, que alcanzan el 8,5%. Mientras, el recorte trimestral se eleva al 8,7% mientras que, en lo que va de año, su pérdida en el mercado supera el 66,7%.
En cuanto a su capitalización supera los 147.112 millones de dólares de valor en el mercado criptográfico que supone el 17,3% del total, que asciende a 852.000 millones de dólares. Su lugar en la clasificación mundial y baja hasta el puesto 77 de la clasificación global por detrás del China Construction Bank y por delante de Morgan Stanley.
Y desde Finder.com destaca un rayo de luz en su encuesta semanal, para la próxima semana en ciernes, se prevé una mejora, de los cinco analistas consultados, 3 se decantan por un mercado alcista, 1 por neutral y 1 más por bajista. Todo ello frente a los niveles bajistas evidentes que proyectaban a mediados de mes.
En cuanto a las predicciones de VanEck destacan que Ethereum permitirá retirarse de Beacon Chain. Señala la gestora, entre una de sus estimaciones para 2023 en el mundo criptográfico que “Beacon Chain es el nombre de la cadena de bloques de Ethereum previa a la fusión y de prueba de participación. Fue creado para garantizar que la lógica de consenso de prueba de participación fuera sólida y sostenible antes de habilitarla en Ethereum Mainnet. La fusión tuvo lugar en septiembre de 2022, lo que resultó en la fusión de Ethereum Mainnet con Beacon Chain y la transición a una cadena de bloques singular con un mecanismo de consenso de prueba de participación”.
Y afirma que “los participantes actualmente reciben tasas de interés anuales del 5% a cambio de comprometerse con Ethereum. Sin embargo, los retiros no se han habilitado, lo que podría dificultar la adopción. Habilitar los retiros de Beacon Chain daría a los participantes más confianza para comprometer capital en el protocolo. El porcentaje de Ethereum apostado podría aumentar potencialmente del 13% a más del 25%”.
Todo ello mientras las “aletargadas” ballenas, como hemos venido comentando en las últimas semanas se vuelven a mover, ante los precios de derribo que marca Ethereum en este final de 2022.
En concreto dos direcciones, que habían estado inactivos durante la friolera de cinco años, han comenzado a operar el pasado 18 de diciembre. En concreto con dos transferencias muy elevadas que sumaban cerca de 23,000 ethers, con un valor de mercado que se ha colocado por encima de los 27 millones de dólares. Se trata de dos tokens de Ethereum que se originaron en plataformas como Genesis y Poloniex con transferencias de 13.103 y de casi 9.900 Ethereum.
Por cierto, que además se confirma que, tras “la Fusión”, el consumo de energía de la red se ha reducido nada menos que un 99,9% con una huella real de carbono en la prueba de participación tras abandonar el trabajo que alcanza los 0,1 millones de toneladas de CO2 anuales.
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