Estados Unidos está en crisis pero también en campaña electoral. El 4 de noviembre los americanos deberán elegir al candidato que relevará a George W. Bush al frente de la todopoderosa Casa Blanca. Quien sustituya a Bush se encontrará con un país sumido en la peor crisis económica desde la década de los años 30 y con un sistema financiero que, a pesar de los rescates gubernamentales, sigue haciendo aguas al calor de la desconfianza de los inversores. “Bush se va y no sabemos cuál es el mapa financiero que queda en Estados Unidos”, explica Miguel Ángel Bernal, director de inversiones de Alfagesfín.

Y es que, el sistema financiero de Estados Unidos parece un “paciente en la unidad de cuidados intensivos con un cuadro clínico complicado de diagnosticar” (The Wall Street Journal) pero al que algunos expertos ya han puesto nombre: desapalancamiento. “Esta crisis es sistémica”, comenta Alexis Ortega, director general técnico de Finagentes Gestión que añade, “hubo una propensión al endeudamiento con la idea de que era barato y de que podría estar basado en subyacentes que siempre crecían”. Se crearon, en palabras de este experto, “desequilibrios” y surgieron los problemas, “porque cuando el endeudamiento dejó de ser barato y los activos subyacentes empezaron a perder valor, se encontraron con un gap de pérdidas que han tenido que digerir”. Más allá de las medidas adoptadas por la administración Bush –rescate financiero incluido- y que son, a juicio de Ortega, “lo único que se podía hacer” tanto Barack Obama como John McCain han tenido que concentrase en ofrecer soluciones que pasan en el caso del candidato demócrata por “dar amplios poderes al departamento del Tesoro” y en el caso del republicano “por devolver a la Fed su misión principal que no es otra –dice McCain- que la de administrar nuestro flujo monetario y la inflación y dejarse de ayudar a rescatar a las entidades financieras con problemas”. Aunque eso sí, McCain se ha tenido que convertir al calor de los últimos acontecimientos, y al igual que Obama se ha mostrado partidario de “una mayor regulación bancaria”.

Golpe en la línea de flotación del ideario del Gobierno actual, en medio de críticas a la gestión que de la crisis, ha realizado la administración Bush. Sin embargo, asegura Eduardo Vicho, codirector de EJD Valores, “es excesivo echarle la culpa a Bush de la situación actual. Sí que es verdad que ha sacado medidas a la desesperada, medidas drásticas que han llegado tarde (…) ¿Se podrían haber tomado medidas antes?. Sí, pero la economía era boyante –explica Vicho- por lo que creo que no lo han hecho tan mal”. Algo más crítico se muestra Miguel Ángel Bernal para quien, la actuación ha llegado tarde y es que, dice “desde hace más o menos un año o antes se veía el tema de la crisis subprime. Primero con Bear Stearns y luego con todo lo que ha pasado”. Para este experto financiero “han esperado hasta el último momento, si se hubiera actuado con mayor celeridad, el impacto de la crisis podría haber sido menor”. Sara Pérez Frutos, directora de Dracon Partners se mueve en la misma línea argumentativa. “Tendrían que haber ido haciendo cosas hace un año”, comenta esta experta para quien “Bush no ha hecho absolutamente nada (…) Paulson y Bernanke se han visto precipitados por los acontecimientos. Si no llegan a preparar un plan de rescate financiero, estaríamos hablando de la caída de la mayor economía mundial”, asevera esta experta.

De ahí que no le quede otra a McCain que alejarse del ideario económico de Bush. “A McCain no le queda otra que cambiar su discurso”, comenta Miguel Ángel Bernal aunque, dice, “con algunas modificaciones, sigue siendo muy continuista. Es el discurso de los republicanos”, algo que no favorecerá en nada a la candidatura conservadora. Además, explica el director de inversiones de Alfagesfín, “los demócratas van a rescatar el gran legado económico de Clinton que dejó a Estados Unidos arriba, sin déficit público y con tasas de crecimiento típicas de un país emergente”, señala este experto que añade, “Obama se encontrará con la historia de su partido, donde tiene granero para aburrir a McCain”. Una idea que comparte el director general técnico de Finagentes Gestión que explica “McCain tiene un problema gordo: su imagen de continuidad tanto en lo político como en lo económico”. Según explica este experto, “si ya había un deseo de cambio en lo político ahora también lo hay en lo económico (…). Vamos hacia una mayor regulación económica –lo que favorece a los demócratas- y estos son los dos factores que perjudican a McCain, la continuidad, unida al deseo de cambio y el gran perdedor de esta crisis, que no es otro que el espíritu neoliberal”.

Un espíritu neoliberal que encarnan a la perfección los republicanos y que podría perjudicar sobre manera la carrera hacia la Casa Blanca de McCain –en época de crisis económica los americanos se muestran más predispuestos a una mayor regulación del sistema- quien además, ha tenido que hacer un cursillo acelerado en materia económica tras reconocer al inicio de la campaña “que la economía no era su fuerte” y después de que Phil Gramm, su máximo asesor económico y uno de los codirectores de su campaña haya tenido que dimitir tras calificar al pueblo norteamericano de “llorica” y de vivir “una recesión mental”.

De ahí que, a medida que la crisis ha ido acaparando titulares, el candidato demócrata haya aumentado su distancia en intención de voto respecto al republicano, porque en estas elecciones Wall Street, podría ser, a juicio de los expertos consultados por Estrategias de Inversión “quien decida quién será el nuevo presidente de Estados Unidos” y, por el momento, Obama parece estar en el camino correcto para dormir durante los próximos cuatro años en el 1600 de Pennsylvania Avenue.

Aún así, alerta la directora de Dracon Partners, “si de aquí a tres semanas todo se tranquiliza, McCain puede volver a lanzar otro efecto Palin con medidas muy conservadoras, y podemos ver cómo las encuestas se dan la vuelta”. Un nuevo golpe de efecto que el candidato republicano realizó el 25 de septiembre al levantarse de la mesa de negociación en la Casa Blanca en torno al plan de rescate financiero. Para el economista Gerardo Ortega, “el movimiento de McCain de levantarse de la mesa es otro efecto Palin e incluso es una forma de distanciarse de Bush”, dice este experto que añade, “a McCain le estaban ganando por la mano los demócratas, que echan la culpa a los republicanos de la crisis (…) tal y como habían planteado los demócratas las condiciones al plan de rescate de Bush, han obligado a McCain a levantarse de la mesa, ya que con este panorama no tendría ninguna posibilidad de llegar a la Casa Blanca”.


Más allá de la crisis. Programas a estudiar

Septiembre supuso el punto de inflexión de la crisis subprime y de la campaña electoral. El plan de rescate financiero propuesto por la administración Bush dejó en un segundo plano las propuestas netamente económicas de los candidatos a la Casa Blanca. Unos candidatos que, además de hacer frente a una crisis financiera sin precedentes, se encuentran con una economía en continuo desgaste tras la etapa expansiva de Clinton. “La administración de Bush será la única administración americana que tenga dos recesiones en sus mandatos: una la tecnológica y otra la financiera”, comenta Alexis Ortega que añade, “si comparamos los ocho años de mandato de Bush con la etapa anterior de Clinton, las sombras abundan más que las luces”. Sin embargo, para este experto financiero, “muchos de los problemas de Bush surgieron en la etapa de Clinton que en cierto modo –dice este analista financiero- fue excesivamente expansiva”.

Pero, ¿qué legado económico, al margen de la crisis financiera, deja George Bush?. Mientras que para Eduardo Vicho, codirector de EJD Valores hasta la aparición de la crisis subprime “la política económica de Bush ha sido buena”, para Miguel Ángel Bernal, “Bush deja un mercado de trabajo tocado y unas tasas de crecimiento al borde de la recesión, en estado comatoso”. Además, “Bush deja un enorme déficit público. Las arcas se las encontró llenas sin déficit público (…) con lo que deja un enorme agujero en la economía de Estados Unidos”. Según explica este experto, “no hay un solo desencadenante de este agujero, sino dos: la guerra de Irak y el devenir de la crisis financiera. (…) Cada vez que ha salido una de estas agencias a salvar al sistema financiero, al ciudadano americano le ha valido un 2% del PIB”, comenta este experto.

Sara Pérez Frutos va más allá al señalar, “cuando Clinton se fue dejó superávit y dejó las cuentas cuadradas, se exportaba más de lo que se importaba. Bush nada más llegar al poder –añade la directora de Dracon Partners- se metió en la guerra de Irak”. Una guerra, explica esta experta, que “sólo en los últimos cinco años ha supuesto un coste para las arcas del Estado de 500.000 millones de dólares, si a eso le unimos el plan de rescate financiero de 700.000 millones de dólares, vemos el agujero económico que deja la administración Bush”. Y es que, tal y como argumenta esta experta “se ingresa menos por impuestos de lo que se gasta, con lo que Estados Unidos se encuentra tanto con déficit comercial como con déficit público”. Según la Oficina de Presupuestos del Congreso de Estados Unidos (CBO, según sus siglas en inglés), el déficit público americano casi se triplicará este año y sumará 407.000 millones de dólares. Un agujero fiscal que continuará abierto en 2009, cuando el déficit fiscal alcanzará los 438.000 millones de dólares y en 2010, cuando será –a juicio del CBO- de 431.000 millones de dólares.

Agujero fiscal unido a desgaste económico y aunque la última estimación emitida por el FMI proyecta una ligera recuperación de aquí a finales de año para Estados Unidos, ésta no deja de evidenciar una cierta desaceleración económica, y es que, según el organismo mundial, la mayor economía del mundo crecerá un 1,7% este 2008, por encima del 1,3% que preveía en julio.

Una economía en franca ralentización y que deberán dinamizar cualquiera de los dos candidatos que alcancen la Casa Blanca, con medidas, aseguran los expertos, que deben pasar por cambios estructurales que no se digerirán en una sola legislatura. “No se puede seguir manteniendo el modelo económico en Estados Unidos” asegura Alexis Ortega de Finagentes gestión. “Estados Unidos necesita estructuralmente una mayor tasa de ahorro lo que supondrá una menor tasa de consumo”, dice este experto que añade, “el problema no se puede digerir en una sola legislatura, sino en décadas”. De cambios estructurales en el modelo económico americano habla también el director de inversiones de Alfagesfín quien cree que estos cambios no llegarán si quiera en 10 años sino “en 15 e incluso en 20 años”.

Mientras, y según el centro de negocios del IESE, “esta crisis no podrá resolverse con un mero retorno al tsunami monetario de años anteriores”. La alternativa vendría –aseguran los expertos del IESE- por propuestas de estímulo fiscal a las que dedicaron parte de la precampaña los candidatos presidenciales. Propuestas que han quedado diluidas tras la hecatombe financiera del mes de septiembre. “Se han desgastado tras la crisis”, comenta la directora general de Dracon Partners. “Ahora qué vas hacer –dice esta experta- ¿reducir impuestos a las empresas (propuesta republicana) o dar dinero a sanidad y educación (propuesta de los demócratas)?. Si mantienen sus programas de reducciones fiscales tanto uno como otro –añade Sara Pérez Frutos- no tendrán dinero para recaudar y ya están con el déficit más grande de la historia”. Sin embargo, explica Gerardo Ortega, analista financiero y economista, “no les queda otra. Tendrán que dinamizar la economía y lo tendrán que hacer a través de estímulos fiscales, porque no se puede hacer otra cosa”. Y ¿cómo se estimula la economía?, Gerardo Ortega comenta “con política monetaria, aunque casi la han agotado ya y con políticas fiscales. No hay otra receta”, explica este experto financiero.

Hasta el estallido de la crisis financiera, las propuestas de estímulo fiscal de Obama se centraban en menos impuestos para la clase media y salud privada. En concreto, la candidatura demócrata proponía recortar los impuestos a quienes ganasen menos de 75.000 dólares y eliminar la obligación de tributar para aquellos trabajadores mayores que percibiesen menos de 50.000 dólares al año. Recortes fiscales que supondrían un coste total de 80.000 millones de dólares. McCain, por su parte, basó su programa económico en la más pura ortodoxia republicana, esto es, reducción de impuestos (a las clases más favorecidas) para dinamizar la economía y la inversión. Para problemas como la sanidad o las pensiones, el candidato republicano siempre ha mostrado su confianza en el libre mercado.

Las elecciones desde el punto de vista bursátil

La crisis financiera ha colocado a la campaña electoral en un segundo plano e incluso “ha dejado de ser un input para el mercado”, explica Juan Carlos Castillo Montero, analista de Capital Bolsa. “Tradicionalmente, los gestores adoptan posiciones en sus estrategias dependiendo de las posibilidades de que gane uno u otro de los candidatos, pero este año están pasando desapercibidas”, comenta este experto financiero. Y es que, tal y como dice Sara Pérez Frutos, “en estos momentos, lo último en lo que nos estamos fijando es en el proceso electoral”.

Un proceso electoral que, en cualquier otra situación, sí mantendría al mercado en vilo. Y es que, según la teoría, históricamente en un mandato legislativo, los dos primeros años son bajistas y los dos últimos más alcistas, “y sobre todo –apunta Castillo Montero- dentro del último año, los últimos siete meses antes de las elecciones”. Una tendencia rota durante este ejercicio. En lo que llevamos de 2008, el Dow Jones de Industriales acumula una caída del 34%, similar a la que registra el tecnológico Nasdaq (-36%) mientras que el S&P500 se mueve con una minusvalía en estos primeros 10 meses del año del 35%. Pero más allá de los números, ¿qué prefiere tradicionalmente Wall Street?. “En teoría –dicen los expertos consultados por Estrategias de Inversión- el mercado prefiere un presidente republicano, aunque históricamente el comportamiento de las bolsas en las legislaturas demócratas han sido más positivas”.

En esta ocasión, sin embargo, argumentan los expertos, Wall Street recibiría con los brazos abiertos la llegada de un demócrata a la Casa Blanca. “Me da la sensación –comenta Miguel Ángel Bernal- que hoy por hoy el mercado estaría más cómodo con la llegada de Obama”. Un revulsivo, asegura este experto “que le serviría, además, para escalar posiciones de aquí a final de año”. Sensación que recoge, también Alexis Ortega, de Finagentes gestión. “Aunque la bolsa es un ente poco intervencionista, quien está pidiendo estas intervenciones son precisamente los agentes financieros”, explica este experto que añade, “nada más anunciarse el plan de rescate (18 de septiembre) las bolsas respondieron con alzas importantes”.

Alzas que podrían registrar determinados sectores dependiendo de la llegada al poder de uno u otro candidato. Y es que, la bolsa no es inmune a las propuestas electorales republicanas o demócratas y sectores como el de sanidad, el de las energías renovables o el del petróleo se moverán también al son que marquen estas elecciones. “Si Obama llega al poder”, explica Juan Carlos Castillo Montero, analista de Capital Bolsa “y se impone su reforma de asistencia sanitaria que supone darle más papel al Estado en cobertura sanitaria, se verán perjudicadas empresas del sector médico, grandes farmacéuticas, biotecnológicas, pero sobre todo, las empresas que gestionan los hospitales y las aseguradoras de asistencia sanitaria”. En el lado contrario, sectores como el de las energías renovables –Obama quiere terminar con la dependencia de Estados Unidos al petróleo mediante las energías alternativas- y el de las tecnologías y acceso a Internet –el candidato demócrata pretende generalizar este acceso- se verán favorecidas. Otro de los sectores que podría renacer al calor de la llegada del Senador de Illinois a Washington sería, explica el experto de Capital Bolsa, “el de las infraestructuras” ya que Obama “quiere dar más peso al Estado en esta materia”.

El partido republicano también cuenta con sus propios lobbies , como el sector armamentístico, o el petrolero que “podría experimentar alzas importantes si McCain llega al poder”, comenta Eduardo Vicho, codirector de EJD Valores. Una lista que completa Castillo Montero con sectores como “el financiero o el de gas natural”, y es que, explica el experto, “Obama quiere subir las tasas impositivas sobre las ganancias de capital y dividendos, lo que afectaría sobre manera a estas empresas si ganan los demócratas. Por tanto, -concluye Castillo Montero- se verían beneficiados con la elección de McCain”.