MCH ha cambiado de ser agencia a gestora, ¿en qué consiste este cambio?

Más que un cambio, es una evolución lógica del modelo de negocio. Al final lo que siempre hemos intentado es acompañar a nuestros clientes y seleccionar para ello el mejor tipo de activo para canalizar sus inversiones. Esto empieza en 2007 seleccionando gestoras tradicionales, que es un poco el mundo del que venimos los socios y en este entorno ha llegado un punto en el que el propio mercado y la necesidad del ahorrador español ha derivado en el que el producto tienda a ser distinto. De un tiempo a esta parte, el fondo tradicional junto a unos tipos muy bajos ha hecho que los perfiles conservadores no encontrasen herramientas, ya que la renta fija ya no da lo generaba.

Trabajando codo con codo con bancas privadas y entidades como agencias y sociedades de valores nos venían demandando un paso más allá y por ello penetramos en el mundo del capital riesgo. Una vez que decimos a bucear en el mundo del producto ilíquido, que puede dar un poco de reparo aunque hay muchísima oportunidad, y cambiamos un poco la estructura, una carcasa de cara a que fuese más atractiva. Aunque no tenemos intención de canibalizar a nuestros proveedores.

Si porque estaban trabajando con ocho ‘boutiques’ hasta ahora. ¿Cómo van a profundizar en este nuevo segmento del mercado, como es el capital riesgo?

El hecho diferencial de MCH es buscar firmas especializadas por tipo de activo, es decir nunca hemos buscado casas generalistas y nuestra misión siempre ha sido buscar firmas que completasen la oferta existente. Siempre hemos buscado al mejor especialista de renta variable estadounidense, el mejor en bonos convertibles, el mejor especialista en renta variable asiática… Y en esa línea completar la oferta existente.

Somos humildes, no queremos gestionar nosotros, sino lo que queremos es dentro de los activos ilíquidos es buscar los mejores en activos inmobiliarios, infraestructuras como fotovoltaicas e hidroeléctricas y también a la compraventa de empresas. Con lo cual nosotros lo que queremos es dar la oportunidad al ahorrador más pequeño, conservador… a este tipo de activos, y así poder invertir con cantidades más pequeñas y de una manera fiscalmente eficiente.

¿En qué punto de ese proceso están?

Ya tenemos un vehículo, que se empezó a comercializar el año pasado, que es un fondo de capital riesgo y por el cual hemos llegado a un acuerdo a la rama de fondos de fondos de fondos de Carlyle, tres de las mayores gestoras de capital riesgo a nivel mundial, sobre la que lanzamos nuestro primer FCR (Fondo de Capital Riesgo) español el año pasado y queda integrado en la nueva gestora.

A partir de aquí estamos con varios proyectos que espero se vayan lanzando entre finales de este año y el año que viene.

¿Cuál es vuestro objetivo? ¿Qué tenga el mismo peso?

Obviamente. Sería lo idílico. Es verdad que para esto hace falta mucha formación e ir de la mano con nuestros clientes, bancas privadas, y ayudarles con estos procesos de formación. Porque al inversor español le hablas de un vehículo ilíquido y lo primero que hace es tener cierta reticencia, cuando hablas de inversiones de ocho y diez años en el cual no tienes esa liquidez que tiene el fondo de inversión tradicional... Hay mucha casuística detrás de un vehículo ilíquido. Entiendo que en una inversión, en la que tu desembolsas un capital y hasta dentro de diez años no ves retornos pueda dar cierto vértigo, pero son activos con una vida muy activa, es decir, el gestor no necesita toda la aportación el día 1, con aportaciones de capital muy paulatinas en el tiempo, así como las devoluciones. Es decir una persona que comprometa un capital X, en los tres primeros años normalmente no habrá desembolsado más de un 35%, con lo cual el resto del patrimonio comprometido lo puede seguir usando y le sigue dando réditos. Es decir, no hay un coste de oportunidad de bloqueo de dinero, porque lo puede tener en un depósito, en un fondo de inversión... 

Otra característica diferencial es que tu empiezas a tener devoluciones de manera paulatina, con lo cual cuando llegas al año 6-7 de vida todo el principal ya se ha desembolsado y partir de ahí queda una cascada de plusvalías. Por lo que lo único que has tenido es un dinero trabajando con diferentes fuentes. 

¿Qué le puede aportar a un inversor español trabajar con este tipo de productos?

Para mi lo principal es la complementariedad y tener la capilaridad sobre economía real. Ahora mismo vivimos en un mundo en que todos los activos están muy correlacionados, lo vimos el año pasado en el que todos los activos cayeron al unísono. Al final, aquí lo que tenemos es economía real, es decir, un inversor en cualquier tipo de activo ilíquido, llámese capital riesgo, infraestructuras... lo que tienes es la posibilidad de desligarte de los movimientos bursátiles de tan corto plazo, de la inmediatez de las noticias y del ruido.

Y también la posibilidad de que cuando viene una crisis, lo que vemos en muchos activos líquidos es que el gestor tiene que vender porque hay reembolsos y debe hacer frente a ellos. Con lo cual tenemos una cascada de ventas, pero un gestor en un activo no cotizado tiene la capacidad de posponer su decisión de venta. En ciclos recesivos, el gestor va a decir no es el momento de vender esta compañía, me espero uno o dos años a que esto empiece a remontar y la vendo más adelante. Esto es lo que ha hecho que generalmente cuando vemos las rentabilidad históricas de los activos ilíquidos son bastante más consistentes en la parte de capital riesgo, que en activos cotizados.