Rusia interrumpió el miércoles el suministro de gas a Bulgaria y Polonia por rechazar su exigencia de pagar en rublos, apuntando directamente a las economías europeas en su más dura represalia hasta ahora contra las sanciones internacionales por la guerra en Ucrania.

La medida fue denunciada como un "chantaje" por los líderes europeos, que se han unido a Estados Unidos en el aumento de los envíos de armas para ayudar a Ucrania a defenderse de un nuevo asalto ruso en el este.

Ucrania informó el miércoles de que las tropas rusas habían ganado terreno en varios pueblos de la zona, mientras que Rusia informó de varias explosiones en su lado de la frontera, que Kiev calificó de "karma".

Moscú dice que el corte de gas es para hacer cumplir su demanda de pago en rublos, necesaria para proteger su economía de las sanciones.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha avisado este miércoles a las empresas que compran gas a Rusia que si ceden al "chantaje" del Kremlin de pagar en rublos el suministro cuando no está previsto en sus contratos de compra supondrá una violación de las sanciones que la Unión Europea impone al régimen de Vladimir Putin que podría tener consecuencias legales para estas compañías.

Mientras, la bajada de los precios de la energía contribuyó a reducir la inflación española a 12 meses hasta el 8,4% en abril, tras tocar un máximo de casi 40 años alcanzado en marzo, según mostraron los datos preliminares el jueves, aunque la inflación subyacente, que excluye los componentes más volátiles, alcanzó su máximo desde 1995.

Si Rusia corta el gas, el pico de inflación estará todavía más arriba

La invasión de Ucrania por parte de Rusia y la consiguiente presión sobre los mercados de la energía y los alimentos han avivado aún más la inflación, que ya se estaba acelerando a medida que la economía mundial salía de la pandemia del coronavirus.

En este sentido, Victoria Torre, de Singular Bank, señala que la moderación del dato es un alivio, pero que la presión de la energía sigue haciendo que se incrementen los precios; "todavía estaríamos muy vigilantes de la inflación", porque puede hacer que el BCE acelere la reducción de estímulos y esos cambios en su política monetaria, al tiempo que afectará a las decisiones de consumo de los españoles. 

Sobre las amenazas de Rusia, es otro de los aspectos que Europa está vigilando de cerca. No afectaría del mismo modo a todos los países, porque la dependencia de las materias primas rusas es dispar, pero dejar de recibir energía rusa puede elevar más los precios y condicionar las políticas del BCE y mermar el poder adquisitivo de los españoles, con lo que se ralentizaría también el crecimiento de la economía española.