Telefónica mantiene una estructura bajista de largo plazo desde 2015 y, aunque formó un suelo en 2020, desde entonces se mueve en una amplia fase lateral sin una tendencia alcista clara. En 2023 desarrolló un tramo de recuperación que llevó a sus acciones hasta la zona de 4,80 euros, pero dicho movimiento quedó anulado tras una fuerte caída posterior, lo que confirma que se trató solo de un rebote correctivo. En el corto plazo, Telefónica sigue cotizando por debajo de la media de 200 sesiones, dentro de un lateral débil y sin señales claras de fortaleza, incluso a pesar de la cercanía del dividendo; técnicamente, el primer soporte se sitúa en torno a 3,60–3,65 euros, mientras que la primera resistencia importante aparece en los 3,80 euros, siendo los 4,00 euros una resistencia mayor. Con una compra en 3,70 euros, la salida en 4,00 euros es posible pero exigente en el contexto actual. Una estrategia más prudente sería aprovechar un acercamiento a 3,80 euros para recoger beneficios, ya que mientras no supere esa zona con claridad y volumen, Telefónica seguirá siendo un valor débil, lateral y con escaso atractivo técnico.

Linea Directa se mueve actualmente en la zona de 1,10–1,15 euros, niveles que pueden parecer bajos si se comparan con sus máximos históricos cercanos a 1,80 euros, aunque también ha cotizado en el pasado en niveles próximos a 0,80. Desde los mínimos de 2023 el valor mantiene una tendencia alcista de fondo, aunque en los últimos meses, especialmente desde septiembre, ha desarrollado una fase claramente bajista que ha deteriorado su estructura de corto y medio plazo. En gráfico semanal se aprecia una figura de techo con una estructura similar a un hombro-cabeza-hombro cuya ruptura provocó una caída fuerte, y actualmente el precio de Línea Directa se encuentra lateralizando en la zona de 1,10. En gráfico diario aún no hay una señal clara de giro alcista, ya que no ha superado resistencias relevantes ni ha confirmado un suelo definitivo. Técnicamente, la zona de 1,16–1,17 euros es clave, ya que solo por encima de ese nivel se podría empezar a hablar de una recuperación más fiable. Si el planteamiento es de largo plazo, una estrategia prudente en Línea Directa sería tomar solo una pequeña parte de la posición en estos niveles y reservar el resto para una entrada adicional solo si el precio confirma fortaleza superando claramente esa zona de resistencia. A día de hoy, el valor muestra intención de estabilizarse, pero aún no ha confirmado que haya finalizado su proceso bajista.

Bitcoin marcó su gran suelo en 2022 por debajo de los 20.000 dólares y desde entonces ha venido desarrollando una clara tendencia alcista de fondo. No obstante, en los últimos meses, el activo ha mostrado una debilidad evidente, con un proceso correctivo que ha llevado al precio a retroceder hasta la zona de los 80.000, coincidente con los mínimos de marzo. En gráfico semanal, esa zona de 80.000 sigue actuando como soporte clave dentro de la directriz alcista principal, que de momento continúa siendo respetada, lo que ha favorecido un rebote técnico desde esos niveles. A corto plazo, el precio de Bitcoin intenta estabilizarse tras una caída intensa, aunque todavía no hay una confirmación clara de que el suelo esté completamente formado. En este contexto, el soporte más importante se sitúa en torno a los 84.500, mientras que la primera resistencia relevante aparece en la zona de los 93.000. Por encima de ahí, la resistencia clave se encuentra en los 98.000–98.250, cuya superación sí confirmaría la reanudación de la tendencia alcista de medio y largo plazo. Mientras no se superen esos niveles con claridad, el movimiento actual debe interpretarse como un rebote dentro de una fase de consolidación. 

ENCE tiene una estructura técnica muy débil. Diciembre, por el momento, no ha aportado ninguna señal de mejora que permita pensar en un cambio de tendencia. En gráfico semanal la situación no mejora, ya que el precio ni siquiera ha sido capaz de superar la referencia de la vela del 21 de noviembre en la zona de 2,40–2,42 euros, lo que confirma la ausencia total de señales de fortaleza, figuras de giro o estructuras de suelo. El movimiento reciente debe interpretarse únicamente como un rebote técnico dentro de una tendencia bajista bien definida, tras una aceleración previa de las caídas. Desde el punto de vista operativo, el nivel de soporte más inmediato en ENCE se sitúa en torno a los 2,30 euros. Para quienes, pese a todo, quieran tomar posición por una apuesta estrictamente de largo plazo y por convicción en la compañía, estos niveles podrían servir como referencia, pero siempre con un stop muy ajustado en la zona de 2,2192 euros para limitar el riesgo. La primera señal técnica algo más fiable de posible suelo no llegaría hasta ver cierres claros por encima de la zona de 2,5026 euros. Mientras eso no ocurra, técnicamente ENCE sigue siendo un valor más apto para estar fuera que dentro.

Compass Minerals empieza a mostrar signos de posible recuperación, especialmente visibles en el gráfico semanal, donde el precio se mantiene por encima de la media móvil de 52 semanas. Mientras conserve ese nivel, el escenario sigue siendo esperanzador para un intento de recuperación de mayor calado, con la vista puesta en una posible aproximación futura a la media de 200 sesiones semanal. A corto plazo, en gráfico diario se aprecia cómo el precio viene desarrollando una directriz bajista desde los máximos, que actualmente está intentando romper en una zona clave de resistencia situada en los 18,91 dólares. Si se viene desde niveles inferiores con beneficios, este punto es adecuado para realizar una salida parcial y esperar confirmación. Un cierre claro por encima de 18,91 reforzaría de forma notable la estructura alcista y abriría la puerta a un movimiento hacia la siguiente resistencia situada en 20,35. Si no logra romper y corrige, el soporte más relevante se encuentra en los 17,82, nivel que podría testear sin deteriorar la estructura de mínimos crecientes. El stop loss más adecuado sería dinámico, utilizando como referencia la media móvil de 200 sesiones en gráfico diario, que hasta ahora ha sido respetada en dos apoyos consecutivos. Mientras no pierda esa media con un cierre claro por debajo, el valor mantiene opciones reales de seguir desarrollando su recuperación en el medio plazo.

Nuscale Power ha tenido un mes de noviembre especialmente flojo, con una caída muy acusada que llevó al precio hasta la zona de 16,19. Tras esa fuerte bajada, en las últimas semanas parece estar intentando frenar la caída en gráfico semanal, pero por el momento no se aprecia ninguna figura de suelo ni estructura técnica que permita hablar de un giro fiable. En gráfico diario la debilidad sigue siendo evidente, sin señales de entrada claras ni niveles que permitan plantear un stop de medio o largo plazo con garantías. Técnicamente, el soporte más relevante se sitúa en torno a los 16,9590, mientras que la resistencia importante aparece en los 22,62 en el caso de que el valor intentase lateralizar. El precio mantiene además un gap bajista sin cerrar, lo que refuerza el sesgo negativo. La pérdida de fuerza es clara, el impulso sigue siendo débil y, a día de hoy, no es un valor atractivo para tener en cartera desde el punto de vista técnico.

Vidrala mantiene una estructura de fondo alcista a largo plazo, a pesar de la corrección sufrida desde los máximos de 2023. En gráfico mensual el precio ha retrocedido hasta la zona de los 80 euros, que actúa como soporte clave. En semanal se observa una amplia lateralización y, en las últimas semanas, un posible intento de giro al alza aún por confirmar. En diario, el soporte inmediato se sitúa en 81,80, nivel que no debería perder, mientras que la resistencia clave está en 84,10, cuya superación confirmaría un suelo y daría paso a una recuperación mayor. El RSI apunta a una posible divergencia alcista. A largo plazo sigue siendo un valor interesante para mantener, siempre que se respete el stop en la zona de 80–79,90, ya que por ahora el rebote aún necesita confirmación.