Tras el referéndum en Italia, la situación francesa está jugando a favor de los euroescépticos y una vez más está iluminando a una parte del mundo que está sufriendo duras reformas, que sigue siendo tan adversa al federalismo como era antes y que todavía está dirigida por un creciente sentimiento nacionalista y populista. Aun así, ¿es razonable para los inversores caer en la tentación de proteger una vez más sus carteras frente a la probabilidad de una salida de la zona euro?

A diferencia de lo que ocurrió en el periodo 2010-2012, la zona euro se ha dotado de herramientas para contener las tensiones del mercado. Las herramientas no convencionales del BCE, el Mecanismo Europeo de Estabilidad y la unión bancaria, entre otros, son salvaguardas contra los riesgos de cola. Es demasiado pronto para comprar OAT (Obligations Assimilables du Trésor) francesas, ya que el riesgo también presenta una naturaleza económica, pero no debemos pasar por alto los datos macro y micro de la zona euro: los indicadores económicos no habían sido tan alentadores desde la crisis de 2008. La mejora de las condiciones de crédito y las tasas más bajas de desempleo deberían marcar el camino hacia un repunte de la inversión y una fortaleza continuada en el gasto de los consumidores, favorecida por el crecimiento.

Por estos motivos, preferimos aprovechar esta fase para aumentar nuestra exposición a la renta variable. Más que en compañías value, en compañías de calidad mejor preparadas para capear las turbulencias del mercado. Estamos diversificando nuestras inversiones hacia Estados Unidos y marginalmente hacia los mercados emergentes, mientras salimos de Japón, que podría recibir un golpe en su moneda.

En cuanto a los bonos, estamos añadiendo cierta duración en bonos alemanes en forma de opciones y continuamos sobreponderados en deuda high yield, que son el principal activo de carry trade. Mientras tanto, desde un punto de vista táctico y por motivos de cobertura, estamos considerando el oro.

El riesgo real se encuentra en las nuevas direcciones políticas que seguirá la administración de Trump. Los comentarios del presidente estadounidense sobre el déficit comercial de Alemania y el Brexit podrían presagiar un deseo real de debilitar y dividir a la Unión Europea. Este gran cambio en las relaciones entre Estados Unidos y la UE es claramente un reto sin precedentes para la cohesión de la zona euro. No obstante, los europeos siempre han demostrado su capacidad para actuar juntos en épocas de adversidad, por lo que no tenemos dudas de que estarán a la altura del desafío.
 
Nicolas Chaput, Global CEO & Co-CIO de Oddo Meriten AM