José Luis Cava comienza con la noticia de que Donald Trump tiene previsto visitar las “obras faraónicas” del edificio histórico de la Reserva Federal hoy, en lo que se describe como una acción que podría tener consecuencias políticas y mediáticas importantes.
Para empezar, el experto se centra en el impacto de la subida de la rentabilidad del bono japonés en los mercados bursátiles, descartando que esta subida represente una amenaza para el S&P 500. Como prueba, cita la evolución positiva del Nikkei, que “ha subido con fuerza”, liderado por el sector automovilístico, beneficiado por el acuerdo comercial entre Japón y EEUU.

Además, recalca que el sistema financiero estadounidense está “inundado de liquidez”, con “un exceso de reservas de los bancos de tres billones de dólares”, por lo que el S&P 500 “tiene que subir”. Incluso aunque la liquidez japonesa no entre a los mercados, “está ampliamente compensada con el exceso de liquidez que tienen los bancos estadounidenses”, sumado a la masiva inyección del banco central chino.
En cuanto a la política del Banco de Japón, el autor reconoce que podría subir tipos, pero recuerda que “probablemente la economía de Japón entre en recesión en el último trimestre”, por lo que una subida agresiva parece poco probable.
También se enfoca en los gestores de fondos estadounidenses, a quienes acusa de haber “metido la pata hasta el fondo”. Según datos del Bank of America, en la semana del 14 al 18 de julio “han vendido acciones”, mientras el S&P 500 subía. Su hipótesis es que están “cortos en el S&P 500” y que el índice “tenga que subir para hacer que esta gente capitule”. Por el contrario, los inversores particulares “lo han hecho fantásticamente bien” comprando esos títulos.
A pesar del sentimiento alcista, “no presenta lecturas extremas”, lo que sugiere que “todavía le queda margen de subida al S&P 500 antes de experimentar una corrección”.
Por último, sobre la visita de Trump a la Fed, el analista sugiere que podría ser un movimiento estratégico para “solicitar una auditoría rigurosa de los gastos” y presionar para el despido de Powell. Sin embargo, aclara que aunque Powell fuese destituido, “seguiría formando parte de la Junta de Gobernadores” y que su sustituto temporal, el vicepresidente actual, nombrado por Biden y “de la cuerda de Powell”. Por tanto, concluye que la ventaja de esta operación sería “una ventaja pírrica”.