Su pluma ha narrado cuatro crisis económicas en nuestro país, los conflictos políticos y financieros desde la transición y, sobre todo, sus preguntas han causado más de un temblor en los pilares de las principales instituciones. Asegura Guindal que la diferencia entre la crisis actual y la vivida en la década de 1970 estriba en que por aquel entonces España era un país pobre, en el más extenso sentido de la palabra, mientras que ahora los problemas financieros se mezclan con una crisis institucional.

¿Qué extraña relación se trae el poder y la banca? ¿Los banqueros se arriman siempre al sol que más calienta?
'Cuando Zapatero llegó al poder, Botín le apoyó y creo que el mejor Zapatero ha sido el del último año, el más criticado, los siete años anteriores ha perdido el tiempo. Pero es que cuando tú te subes a la ola te da mucho gustito. Aquí el milagro era Aznar, el segundo milagro era Zapatero y entre los dos han construido una bomba que nos ha explotado en la cara.'

¿Qué ha cambiado para que la política influya tanto sobre las bolsas? Algo  que no sucedió el mismo 23-F...
'En el golpe de Estado bajó la Bolsa el 0,23% porque era radicalmente distinta, era muy estrecha, la dominaban los bancos y los bancos no estaban en el golpe.'

¿España debería salir del euro?
'Para mi generación la solución era Europa pero actualmente esa misma Europa se nos cae encima. Europa no es la solución, sólo nos sirven los estados unidos de Europa, así que España debe jugar un papel muy importante en Europa.'

¿Han dejado los sindicatos de escuchar a los trabajadores?
'Los sindicatos han utilizado su fuerza para defender privilegios, pero hoy por hoy se han convertido en una rémora para hacer los cambios que son necesarios hacer. Esto de jubilarse a los 62 años es que no funcionan. Los sindicatos no saben qué hacer, temen que los indignados de una manera espontánea les sucedan. Pero es que la patronal está peor que los sindicatos. Sólo cabe recordar que el último presidente de la CEOE dimitió porque la mayoría de sus empresas habían quebrado y no precisamente de una manera muy ortodoxa.'