
¿Qué perfil de alumno tenéis en el máster?
El Máster en Dirección de Entidades Aseguradoras y Financieras es un programa de formación permanente dentro de la UB, orientado a la formación específica para diferentes objetivos empresariales. El año que viene cumplirá 25 años. Mantener un máster de estas características durante tanto tiempo es un logro, porque estos programas dependen de la captación de alumnos.
Este máster está dirigido fundamentalmente a personas tanto del ámbito asegurador, como banco-asegurador, sin olvidarnos de la parte de gestión de riesgos. No es un máster de finanzas, sino de seguros. Eso sí, incorporamos también todo lo que un ejecutivo del mundo asegurador ha de saber de dirección financiera y estrategias de inversión.
Los alumnos suelen venir financiados por sus empresas, ya que la difusión que hacemos está orientada principalmente al ámbito empresarial. El máster ha sido el plan formativo por excelencia en seguros en Cataluña y ha ganado difusión a nivel nacional, con alumnos de Madrid, por ejemplo.
Llevamos muchos años y muchos alumnos, y esto se debe a la apuesta que hemos hecho como Universidad y equipo docente, enfocado en una formación de alto nivel. El claustro de profesores es muy seleccionado y nos centramos en grupos reducidos, entre 15 y 20 alumnos. Esto permite una formación más personalizada y dinámica.
El máster está dirigido a personas en niveles medios/altos dentro de sus empresas, lo que no tiene que tiene que estar directamente asociado a la edad: algunas compañías optan por enviar a empleados jóvenes con gran potencial, que el máster acoge también con mucho entusiasmo. El grupo de alumnos está altamente motivado y enfocado, ya que han sido seleccionados por sus empresas y, posteriormente, también pasan un proceso de selección nuestro.
El aula que utilizamos está diseñada de forma ejecutiva, con un formato de mesa redonda que favorece la interacción. Las instalaciones de la facultad están muy bien equipadas, lo que facilita una experiencia formativa completa.
En resumen, los alumnos son profesionales del sector asegurador, motivados y centrados en su desarrollo dentro del ámbito asegurador.
¿Qué cualificación obtiene el alumno al completar el máster?
En el ámbito asegurador no tenemos tantas certificaciones como en el ámbito financiero, donde existen diversos certificados. En el sector asegurador, las certificaciones más comunes son propias del nivel técnico-actuarial, como el CERA,
Lo que sí tenemos, sobre todo, son dos hechos clave. Primero, es un máster reconocido a nivel empresarial. No se trata de un certificado A, B, C, sino que forma parte de los planes de desarrollo de las empresas. No voy a dar nombres específicos, pero hay empresas que lo incluyen en su plan de desarrollo y que envían, sistemáticamente, un número importante de empleados cada año, lo que es significativo para un máster de esta índole.
Además, a nivel de la Dirección General de Seguros, el máster tiene el reconocimiento de nivel 1. Este nivel 1, que es una acreditación asociada principalmente a la distribución de seguros, se otorga a los programas que cubren áreas como la mediación y distribución. Nosotros solicitamos este reconocimiento hace años, y desde entonces lo hemos mantenido, ya que el máster incluye un módulo importante en estas áreas.
¿Cuánto dura el curso? ¿Y cómo se aborda la dureza del máster y las salidas profesionales?
El curso tiene una duración de un año académico completo, que empieza a mediados de septiembre y termina a mediados de septiembre del año siguiente. Este máster tiene una carga lectiva de 90 créditos académicos, lo que lo convierte en un máster de nivel avanzado.
En la Universidad de Barcelona, como en otras universidades, la palabra "máster" implica un nivel superior de formación. Esto significa que no se puede denominar máster a un programa que no tenga al menos 60 créditos académicos. Por tanto, este máster, con 90 créditos, es una formación sólida y rigurosa, que se compone de diversas píldoras formativas.
La estructura del máster sigue una estrategia muy definida. La clave es contar con los mejores profesores y los mejores alumnos. Aproximadamente el 10% del claustro docente está compuesto por académicos, pero la gran mayoría, un 90%, son profesionales con amplia experiencia en el mundo empresarial. Los profesores que formamos parte de la Academia, en la gran mayoría Catedráticos de Universidad, somos personas que estamos muy vinculados a la práctica empresarial del sector. Esta experiencia es crucial para ofrecer una visión práctica del sector asegurador.
En total, el máster cuenta con un claustro de unos 65 profesores. Para lograr que estos verdaderos expertos, con agendas muy ocupadas, se sumen al máster, se organiza el programa en franjas cortas de entre una hora y media y tres horas, lo que facilita su participación.
El máster se imparte principalmente los viernes durante todo el día, y algunos jueves a lo largo del año. Las clases son intensivas y las materias están repartidas de manera que los alumnos puedan rotar entre los diferentes profesores y abordar todas las áreas funcionales que debe dominar un director de seguros.
La duración del programa es de septiembre a junio, pero desde noviembre, los alumnos comienzan a trabajar en su tesis final de máster. La tesis es una parte esencial del máster y se realiza con el acompañamiento de un tutor, también profesional del sector. El trabajo de la tesis comienza en diciembre y culmina en septiembre, cuando los alumnos presentan su proyecto. El claustro de tutores también goza de la máxima excelencia. Son personas que combinan el conocimiento que requiere el tema que el alumno quiere trabajar, con la capacidad de mentorización y seguimiento de personas.
Es importante destacar que las tesis de este máster no son cualquier tipo de trabajo académico. La Universidad de Barcelona autorizó la publicación de estas tesis en una colección denominada "Cuadernos de Dirección Aseguradora", que es parte del repositorio de la UB. Esto significa que, al finalizar el máster, los alumnos no solo presentan su tesis, sino que su trabajo se convierte en un libro, disponible para toda la comunidad académica y profesional.
En el máster, Ferran Rovira se encarga de supervisar minuciosamente todo la dinámica de elaboración y publicación de las tesis, asegurando que sean trabajos altamente elaborados y de calidad.
¿Hay mucha diferencia entre lo que es un seguro de vida, un seguro de auto, un seguro del hogar o de vida a nivel económico y financiero?
Sí, hay muchas diferencias. En el máster, lo tenemos claramente separado. El primer semestre académico, que abarca desde septiembre hasta enero, está enfocado en todo lo relacionado con seguros de vida y personas. En el segundo semestre, se abordan los seguros generales como los seguros de auto y hogar. En el ámbito asegurador, diferenciamos principalmente estas dos grandes áreas. Luego, hay otros temas transversales, como la política de empresa, dirección económica-financiera, dirección de proyectos, dirección de inversiones, recursos humanos, entre otras, que se aplican a ambas áreas. Pero los dos grandes bloques fundamentales son los que te estoy comentando.
¿Por qué? Porque son áreas muy distintas. La dinámica de la persona que dirige seguros de vida es completamente diferente a la de quien dirige seguros de no vida, por varias razones. Técnicamente, la diferencia es fácil de explicar. Por ejemplo, en términos de las renovaciones. En un seguro de no vida, la persona renueva sistemáticamente cada año, y eso supone que la retención del cliente ocupa una posición fundamental, donde la adecuación de la prima, entre otras razones, es protagonista. En el caso de vida, aunque la persona puede dar de baja la póliza, suele ocurrir con mucha menor frecuencia.
Además, la siniestralidad es muy diferente. En los seguros de vida, como te puedes imaginar, el principal riesgo es que la persona fallezca. En cambio, en los seguros de no vida, como el del automóvil, puedes tener cero, uno, dos, tres o incluso más siniestros. Esto ya te indica que el tratamiento y la gestión son completamente distintos. No tiene nada que ver un seguro de vida con un seguro de no vida.
A nivel de riesgo y a nivel de la curva de una operación financiera, ¿se da la misma situación?
Eso es. No es lo mismo el "reserving" (reserva de fondos para pago de contingencias) de seguros de vida que el de no vida. En el caso del seguro de vida, dependiendo del producto, y si hablamos de un seguro de vida riesgo, por ejemplo, únicamente cubrimos el riesgo de fallecimiento. En el caso de un seguro de vida ahorro si la persona no fallece antes de llegar a determinada edad, se le devuelve lo que ha ingresado, más un tipo de interés. Es decir, no solo cubre el riesgo de muerte, sino que también incluye una parte de ahorro, que lo hace muy atractivo desde un punto de vista de inversión.
A nivel de compañía, manejas grandes volúmenes monetarios asociados a estos productos. El seguro tiene una característica única: cobras por adelantado, es decir, los clientes pagan antes de que se materialice el riesgo. Esto lo diferencia de otras industrias donde el cliente paga por un bien tangible, como la compra de un televisor, por ejemplo.
Además, en las compañías aseguradoras, la política de inversiones es crucial. En los seguros de vida, por ejemplo, aunque el riesgo de fallecimiento exista, la probabilidad de que ocurra es baja, lo que permite una estrategia de inversión más flexible y largo plazo. La estrategia de inversión en el sector asegurador es fundamental, y da cabida a políticas tanto de corto, como de medio y largo plazo.
Es un mundo en el que el cálculo matemático, financiero, estadístico y actuarial tiene un papel clave. La gran diferencia con los productos financieros tradicionales es que, en el ámbito asegurador, siempre trabajas con probabilidades de ocurrencia de sucesos, lo que no sucede de la misma manera en el campo financiero, donde las probabilidades no juegan el mismo papel.
¿Cómo afrontáis desde el máster los cambios tecnológicos y la digitalización del sector?
Para nosotros, la digitalización es fundamental. Lo que más me gusta de este máster es la capacidad de adaptarlo cada año. En las escuelas de posgrado, nos piden constantemente que seamos innovadores. Esto nos permite hacer ajustes y cambios, lo que es muy enriquecedor.
En los últimos años, hemos vivido cambios relevantes, sobre todo en áreas como la digitalización, la sostenibilidad, el cambio climático, o el área de personas, entre otras. En el máster estos avances los aplicamos a todas las materias. Por ejemplo, en la materia de marco legal, no tendría sentido no hablar del reglamento sobre inteligencia artificial, la normativa DORA, o las diferentes novedades legislativas que afectan a nuestro sector.
Tenemos una materia completa denominada "Innovación, Organización y Nuevos Proyectos", donde abordamos la digitalización de manera profunda. En este caso un grupo de profesores especializados en nuevas tecnologías explican los avances en áreas como diseño de productos, distribución de productos y gestión de siniestros. En la materia de fundamentos técnicos, donde se trabaja con una alta carga estadística, hemos introducido el uso de técnicas algorítmicas, en el marco del Machine Learning y el Big data. Todo esto está presente en el máster, porque no entenderíamos la formación sin estas actualizaciones tecnológicas y de cálculo. No quiere decir que los alumnos tengan que realizar cálculos estadísticos, pero sí conocer que herramientas existen y qué se puede conseguir con ellas.
Una ventaja que tenemos en la Universidad es que siempre estamos presentes en Congresos o mantenemos colaboraciones, donde los avances en investigación e innovación ocupan el primer lugar. A menudo, en la Universidad, llegamos antes que el resto, lo que nos permite estar a la vanguardia de los cambios y trasladarlos rápidamente al máster. Todo ello además enmarcado en el trabajo por equipos de los alumnos, algo fundamental en planes ejecutivos como este.
En nuestro máster, no usamos exclusivamente el método del caso como metodología docente. En nuestro máster, la clave es la transversalidad: formamos directivos capaces de gestionar diferentes áreas de una empresa, ya sea de seguros o banca seguros.
Sin embargo, el método del caso está muy presente. Hasta el año pasado, teníamos cuatro casos de empresa repartidos a lo largo del año. Este año, hemos introducido un caso anual, muy interesante, en el que todos los alumnos, desde el primer día, forman cuatro equipos, cada uno con su propia empresa. A lo largo del año, trabajarán con esa empresa, y al final del curso presentarán sus resultados ante un comité de dirección o un consejo de administración.
¿Qué se persigue con este nuevo caso de empresa?
Lo pusimos en marcha primero con un posgrado más pequeño que tenemos en la UB sobre sostenibilidad en seguros y finanzas (ahora se llamará Nuevos retos del seguro 360: sostenibilidad, cambios sociales y digitalización). Era un grupo reducido de alumnos, lo que nos permitió controlar mejor el proceso y ver cómo funcionaba. La presentación final se realizó ante un Consejo de Administración real, con tres CEOs como parte del tribunal, y fue un éxito. Este año ya lo tenemos completamente estructurado para el máster: los alumnos comenzaron a trabajar en ello hace quince días. De hecho, ya hicieron la presentación de sus empresas ante los tutores del caso, Pep Ferré y Jaume Iglésies.
Este enfoque es parte de lo que llamamos "Aprendizaje Basado en Retos, ABR", una metodología docente innovadora en la que cada equipo de alumnos tiene que enfrentar retos y superarlos a lo largo del curso. Nos gusta mucho incorporar metodologías innovadoras, como esta, porque también trabajamos en proyectos de metodología docente en la Universidad.
Lo más interesante de esta metodología es la interacción entre los alumnos, que no son recién graduados. Son profesionales con experiencia, y esto genera una dinámica de aprendizaje muy enriquecedora.
Desde el punto de vista tecnológico e innovador, este máster es muy completo. La digitalización y la innovación se abordan a fondo en varias materias. Realmente, los alumnos están expuestos a las últimas tendencias y herramientas tecnológicas, lo que enriquece mucho la formación.
¿Cómo está afectando la inteligencia artificial tanto a nivel interno en las compañías de seguros como a nivel del usuario, que podría estar buscando el mejor seguro para comprarse un coche, por ejemplo, en ChatGPT o Gemini?
Las compañías de seguros están trabajando muchísimo en inteligencia artificial. Ha llegado con mucha fuerza al sector asegurador, y te lo puedo decir con total claridad. Hablamos con muchos CEOs, y cuando ellos hacen conferencias, como la reciente de Xavier Plana, director general de MGC Mutua y CA Life, sobre la inteligencia artificial en seguros, es evidente cómo está cambiando el sector. Él lo expresó perfectamente: la clave no está solo en elegir qué algoritmo o modelo utilizar, sino en cómo implementar la inteligencia artificial dentro de la empresa.
El truco está en implementarla en todos los niveles, pero no es algo sencillo, ya que implica un cambio completo en la dinámica operativa de una compañía. Es un proceso disruptivo, pero esencial. No se trata solo de utilizar herramientas de inteligencia artificial para tareas repetitivas, sino de integrar estos sistemas en el flujo de trabajo diario de la empresa.
Y, efectivamente, todas las compañías están utilizando y van a utilizar aun más inteligencia artificial, ya que hay herramientas que facilitan mucho los procesos, como la segmentación y la filtración de datos de manera más eficiente. Las compañías aseguradoras son innovadoras, aunque quizás se las conozca por ser conservadoras en cuanto a inversiones. A nivel de riesgos, siempre intentan tener un control muy preciso, y en términos de innovación, están avanzando mucho.
En nuestro país tenemos la suerte de contar con una colaboración muy estrecha entre el sector asegurador y la Universidad, lo que fomenta la innovación y el intercambio de conocimiento. Esta colaboración es clave para que las compañías sigan evolucionando y adaptándose a los cambios tecnológicos.
¿Veremos en España una situación como la de Estados Unidos, donde algunas aseguradoras han dicho que no van a asegurar viviendas en Florida debido a los desastres naturales y el cambio climático?
Creo que, de manera inminente, eso no va a ocurrir en España, probablemente porque tenemos una ventaja: el Consorcio de Compensación de Seguros. En Estados Unidos, y en algunos países europeos, no existe un modelo como el Consorcio, que es algo muy característico de aquí. El Consorcio ayuda en situaciones de este tipo, y creo que podemos estar tranquilos al respecto.
Sin embargo, lo que sí es cierto es que el riesgo climático está entrando con muchísima fuerza en el sector asegurador. Se están creando índices actuariales climáticos porque la siniestralidad vinculada al clima extremo está aumentando considerablemente. Cuando ocurren estos eventos, los daños son enormes, y eso está generando un impacto importante en el mercado.
Es importante destacar que, en muchos casos, nos encontramos con seguros no obligatorios, lo cual añade una capa de complejidad al análisis. Por ejemplo, el seguro de automóvil es obligatorio por ley, pero el seguro de hogar no lo es, a menos que tengas hipoteca. Este es un punto clave, porque la falta de un seguro de hogar puede dejar a muchas personas sin cobertura en caso de desastres naturales.
El riesgo aquí es lo que denominamos el "gap social". Si una persona no tiene acceso a un seguro, se queda desprotegida. Esto abre la cuestión de cómo el cambio climático puede afectar a una sociedad donde solo ciertos sectores están cubiertos por seguros obligatorios. Es crucial analizar este "gap" y cómo se puede abordar para evitar que las personas más vulnerables sean las más desprotegidas.
Este es un tema relevante también en el ámbito de la investigación. Actualmente, se está trabajando mucho en la literatura científica sobre cómo avanzar en el diseño de sistemas que mitiguen estos riesgos y aseguren una cobertura más equitativa en el futuro.
¿Cómo está afectando el entorno Insurtech al mundo digital del seguro? Cada vez hay menos oficinas de aseguradoras, pero por otro lado los bancos venden más seguros. ¿Cómo están influyendo estos tres grandes conceptos?
Es un tema muy relevante. En el máster, por ejemplo, tenemos una parte específica dedicada a Insurtechs, dirigida por Jordi Rivera, quien fue CEO de DAS y está muy involucrado en todo lo relacionado con el mundo de Insurtech. Es un enfoque muy interesante porque las insurtechs están aportando mucho al sector, principalmente porque son empresas muy especializadas. Tienen un enfoque claro y se centran en el diseño de productos que pueden ayudar a las compañías.
Estas empresas suelen ofrecer soluciones que a las compañías aseguradoras les costaría mucho desarrollar por sí solas. Muchas veces, el día a día de las empresas tradicionales no les permite invertir el tiempo y los recursos necesarios para innovar en nuevas áreas. Por eso, las insurtechs son muy valiosas, ya que aportan innovación en áreas específicas, lo que permite a las aseguradoras mantenerse competitivas y adaptarse más rápidamente a los cambios del mercado.
¿Y cómo está cambiando el mundo de la distribución?
Para responder a tu pregunta, primero haré una pequeña matización. En cuanto a la distribución, se puede explicar de forma sencilla. Existen los mediadores tradicionales, que son los agentes y corredores, con las diferencias que cada uno implica. Luego, está la parte de bancaseguros, que ha emergido con mucha fuerza en los últimos años. Sin embargo, te diría que el reparto entre ambos canales está bastante equilibrado.
En general, bancaseguros tiene una presencia mucho más fuerte en el seguro de vida, mientras que los mediadores tradicionales están mucho más presentes en los seguros de no vida. Las razones de este reparto son varias, pero en términos generales, la vinculación de bancaseguros está más relacionada con productos asociados a la persona, asociados a hipotecas u otros productos financieros. En cambio, los mediadores tradicionales están más enfocados en productos como el seguro de autos, de hogar y de pymes, que son típicamente distribuidos a través de agentes y corredores.
Por tu experiencia como catedrática en estadística actuarial y hablando de pensiones, ¿es sostenible el sistema actual de pensiones?
Nuestro sistema es un sistema "pay as you go", es decir, un sistema de balanza en el que las pensiones anuales se pagan con las cotizaciones anuales. Esto es muy sencillo de entender si lo llevamos al ámbito personal: si con lo que ingresas eres capaz de cubrir tus gastos, perfecto. Si puedes ahorrar, mejor aún, pero si no llegas a cubrir tus gastos, entonces tenemos un problema. Lo mismo ocurre a nivel público. Esa es la sostenibilidad del sistema de pensiones.
Cuando hablamos de sostenibilidad, estamos hablando de la ecuación ingresos igual a gastos; una ecuación presupuestaria. ¿Qué está pasando en España y en muchos otros países? Los sistemas de reparto como el nuestro están en peligro, y eso se debe principalmente a la evolución demográfica. Tenemos una población mayor que vive más tiempo, lo cual es positivo, pero también genera una mayor necesidad de gasto asociado a la cobertura previsional. Mientras tanto, la población activa, que es la que cotiza, no se mueve al mismo ritmo.
¿Qué se puede hacer? Creo que necesitamos diseñar sistemas de pensiones que estén más alineados con nuestra economía pero, sobre todo, con nuestra demografía actual. Yo abogaría por un cambio de sistema, y no soy la única; somos varios los que lo pensamos. Posibilidades hay diversas. Por ejemplo, ahora mismo está muy encima de la mesa en Europa el autoenrolment.
El autoenrolment es un sistema que lleva tiempo ya funcionando en países como Reino Unido, o que está a punto de aplicarse en países como Irlanda, donde al trabajador se le inscribe automáticamente en un plan de pensiones de la empresa. Si no lo desea, puede darse de baja. En principio no es obligatorio. Es una forma de ayudar al trabajador a ahorrar de manera complementaria.
Alemania está implementando también otras políticas innovadoras, por ejemplo, con los jóvenes y las personas mayores que trabajen más allá de la edad legal de jubilación. España también está trabajando en incentivar el retorno al trabajo de las personas jubiladas. Desde mi punto de vista, sí se están haciendo algunos cambios que afectan al primer pilar de pensiones, pero no creo que sean suficientes.
Se necesitan propuestas de reformas que realmente afronten el reto demográfico. Tenemos la suerte de trabajar con jóvenes, y cuando les pregunto por nuestro sistema de pensiones, ninguno de ellos se lo cree. Tienes un grupo de personas, incluso de máster, y ninguno de ellos confía en el sistema actual. Y eso es un problema real. Si la gente joven, que será la que tendrá que cotizar para que nosotros recibamos pensión, no cree en el sistema, tenemos serios problemas.
A mí me gustaría que adoptásemos, por ejemplo, el sistema sueco, que para mí es el que mejor funciona.
¿Cuál es el sistema sueco?
El sistema sueco es un modelo denominado "sistema de cuentas nocionales". Para explicarlo de forma sencilla: hay una parte de la cotización de los trabajadores que va destinada a financiar la pensión básica de las personas que se jubilan, garantizando el derecho a pensión de todos los trabajadores. La solidaridad debe existir. Pero luego hay otra parte que va directamente al trabajador; es decir, tú vas aportando y esa parte es tuya cuando llegue el momento de tu jubilación.
Desde el punto de vista de las inversiones, que te voy a decir. Si vas a Suecia, Noruega o a muchos otros países, el volumen de dinero que se maneja en inversiones vinculadas a este sistema es muy grande. Las gestoras tienen como objetivo obtener rentabilidad, y tienen más margen para lograrlo por las economías de escala. Luego podrán devolvérselo a las personas cuando llegue la jubilación. Importante destacar que no son sistemas privados. El Estado es quien controla el funcionamiento.
A mí me gusta mucho este sistema por una razón fundamental: creo que aumenta la productividad del trabajador. Es decir, cuando una persona ve algo tan directo, se siente más motivada. El trabajador sabe que, al final, esto le va a beneficiar. Y además no olvida al resto: la pensión básica ha de estar garantizada.
Somos varios los que defendemos que este sistema sería ideal, especialmente porque el sistema actual tiene un gran problema, como he ido comentando: la evolución demográfica. El nuestro es un modelo diseñado para pirámides poblacionales con una estructura como la que teníamos en 1970, cuando se creó nuestro sistema, hace más de 50 años. En ese entonces, teníamos una base de población activa mucho más ancha frente a la de población pasiva. El sistema que se diseñó entonces era perfecto, yo hubiera hecho lo mismo, pero ahora ya no lo es, porque la pirámide poblacional ha cambiado completamente.
Ahora se están haciendo reformas, como retrasar la edad de jubilación o incrementar cotizaciones, intentando aumentar los ingresos y romper ese desequilibrio. Pero siguen siendo reformas paramétricas. Es decir, costará mucho, lo verás mes a mes, con las cifras que se vayan publicando de lo que ha aumentado el pago de pensiones y el número de pensionistas.
La esperanza de vida en España es de 85 años de media. Las mujeres viven un poco más, los hombres un poco menos. Esto significa unos 20 años de vida después de la jubilación. Siempre lo explico de forma sencilla: si tienes una pensión mensual de 1.400 euros, que es aproximadamente la media, y la multiplicas por 14 pagas, por 20 años, verás la elevada cifra que tendrá que pagar el sistema por cada jubilado en término medio hasta su fallecimiento. No podemos quedarnos de brazos cruzados, sobre todo si queremos que todas las generaciones sean equitativamente tratadas.
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