También han aumentado los ahorradores conservadores, es decir, “los que no tienen interés en perder en sus inversiones y prefieren tener la seguridad de que ganan algo, aunque sea menos”. Este perfil de ahorrador se ha duplicado desde 2009, por lo que “los ahorradores dinámicos, que están dispuestos a asumir pérdidas en el corto plazo para obtener rentabilidades muy altas, han disminuido un tercio”. La razón es que “la situación de crisis económica y financiera sea ha mantenido e, incluso, agudizado en estos dos años que ha favorecido a la seguridad”.


Pese a las restricciones a las mayores rentabilidades de los
depósitos bancarios, éstos son el producto que más peso tiene de media en las carteras de los ahorradores españoles, un 56%. La razón es que, “los depósitos, hasta la fecha, han estado dando rentabilidades altas, por el contrario, el resto de productos que están en función de la valoración de los mercados no han podido ofrecer con cierta seguridad, excepto los fondos y planes de pensiones garantizados, estas rentabilidades”. Sin embargo, Martínez-Áldama, espera que “la situación de incertidumbre vaya remitiendo, así como la liquidez de las entidades financieras, lo que haga que los inversores incrementen su inversión en productos donde tienen una seguridad plena porque sus activos están depositados en una entidad separada de la gestora que lo administra”.

Por otro lado, “los fondos de inversión y los planes de pensiones tienen más preferencia en las carteras de los inversores que la inversión directa en renta fija y variable, aunque estos productos, al final, está invirtiendo en activos de renta fija y variable, pero los ahorradores entienden que es más eficiente, desde el punto de vista de la diversificación y la fiscalidad, invertir en productos de inversión colectiva”.

A la hora de invertir, “los ahorradores españoles se fijan más en cuestiones personales, como la experiencia o informaciones publicitarias, que en cuestiones técnicas”. Sin embargo, desde Inverco, aconsejan “que los ahorradores primen más los indicadores objetivos”.

8 de cada 10 españoles invierten con un plazo de 3 años y, es que, “el cortoplacismo es una característica de los inversores españoles y, en estos 4 años de crisis, esto se ha acentuado. Priman factores como la seguridad, algo entendible, aunque no es lógico desde el punto de vista de la gestión eficiente de los ahorros. Debemos invertir siempre con un objetivo de medio y largo plazo con independencia de las circunstancias actuales, especialmente cuando prevemos ahorros para la jubilación”.

“El gasto para imprevistos es el primer motivo por el que ahorran los españoles, en segundo lugar está la jubilación y, en tercero, el ahorro fiscal”, explica el experto.