La Reserva Federal subió el miércoles las tasas de interés en un cuarto de punto porcentual y proyectó que los tipos se sitúen en un rango entre el 1,75% y el 2% a finales de año, una postura agresiva contra la inflación que impulsará los costos de los préstamos a niveles restrictivos en 2023.

El banco central de Estados Unidos, en una decisión sorpresiva, proyectó el equivalente a alzas de la tasa de un cuarto de punto en cada una de sus seis reuniones restantes este año, lo que llevaría la tasa de fondos federales a un rango entre el 1,75% y el 2,00% a finales de 2022.

A finales del año que viene, prevén que el tipo se sitúe en el 2,8%, por encima del nivel del 2,4% que, según los funcionarios, ralentizaría la economía.

Sin embargo, es posible que la desaceleración ya esté en marcha. Los responsables de la política monetaria de la Fed bajaron su previsión de crecimiento económico para 2022 al 2,8%, desde el 4% de diciembre, al empezar a descontar los nuevos riesgos a los que se enfrenta la economía mundial.

Según explica Victoria Torre, desde Singular Bank, las dudas están no en el número de subidas, ya que se esperan otras seis más para este año y tres más el que viene, sino en la dureza de esas subidas. Pero "de la reunión de la Fed nos quedamos con el mensaje positivo", que señala que no hay escenario de recesión y que continuará el crecimiento. 

¿Esto aumenta la presión sobre el BCE?

Los dos bancos centrales más cercanos al BCE, como son la Fed y el Banco de Inglaterra, ya han comenzado la subida de tipos. Y la inflación sigue siendo uno de los principales temores del mercado, "que además se ha incrementado con motivo de la guerra en Ucrania". 

Por tanto, sí es esperable que el BCE comience a lanzar mensajes en ese sentido, pero todavía desde la cautela, para no dañar la recuperación económica. "Sí que es verdad que los últimos mensajes han ido más en la línea de combatir la inflación antes que primar el crecimiento", explica Victoria Torre.