Las cifras de variación patrimonial, tanto de fondos de inversión como de planes de pensiones del sistema individual, comienzan a presentar datos positivos derivados de la rentabilidad de sus subyacentes, según los últimos datos de VDOS. Sin embargo las derivadas de las suscripciones netas continúan estando en terreno negativo.

A pesar de que el índice IBEX retrocedió casi un 60 por ciento en el último año, el rally alcista vivido las semanas anteriores le ha hecho recuperar un 18 por ciento hasta superar los 8.000 puntos, trasfondo sin duda de la buena evolución patrimonial por rendimiento, tanto en fondos como en planes, durante marzo. La cuestión es si el repunte ha venido para quedarse o se trata de una pequeña figura de optimismo en medio del zigzagueo de volatilidad.

Los participes en planes de pensiones se preguntarán qué hacer en esta situación de incertidumbre. Aquellos que aún tienen por delante una vida laboral de entre diez y quince años no deben preocuparse. Con mayor o menor celeridad los paquetes de estímulo económico aprobados por los gobiernos surtirán efecto, afirmando la actividad del interbancario, reactivando la economía y generando confianza entre los inversores. Son los que tengan próxima su jubilación los que necesitan tomar una decisión bien informada.

A menos que puedan permitirse esperar a rescatar su inversión, cuando la tormenta haya pasado, las opciones con las que cuentan son:

1. Recuperarla en forma de capitalización
2. Rescatar las prestaciones en forma de renta

De las dos opciones, el rescate de la inversión en forma de capitalización supondría consolidar ‘pérdidas’ mientras que cobrar la prestación en forma de rentas es lo más recomendable, teniendo en cuenta que significaría mantener la opción de beneficiarse de la futura recuperación de los valores liquidativos del plan.
Por otra parte, la nueva fiscalidad aplicable desde enero de 2007, grava la retirada en forma de capital, con el objetivo, de acuerdo con la ley, de incentivar las percepciones periódicas, eliminando la reducción del 40 por ciento existente anteriormente para los casos en que el capital acumulado se retiraba como pago único. Se persigue con esta medida que los individuos puedan obtener una prestación lo más cercana posible al último salario percibido durante su vida laboral, complementando el sistema de Seguridad Social con percepciones periódicas procedentes de su plan de pensiones privado.

La ley trata también de impulsar los planes de previsión social empresariales, un excelente método indirecto de incentivar a los empleados a un coste inferior al que supondría un aumento salarial, ya que las cantidades aportadas a un plan no están sujetas a cotización a la Seguridad Social. En este sistema las aportaciones al plan de pensiones pueden venir tanto de la empresa como de sus empleados, quienes deben conocer la cantidad aportada por la empresa para poder acogerse a las ventajas fiscales asociadas. También este tipo de plan de pensiones se beneficia de comisiones inferiores que las grabadas a los partícipes de planes individuales, ya que el gestor conoce por adelantado el número de partícipes que incluirá el plan.

Es evidente, sin embargo, que las medidas aplicadas no han surtido el efecto deseado. El patrimonio de los planes de empleo, según datos de Inverco, ha pasado de los 30.097 millones a finales de junio hasta los 28.464 millones de euros a finales de diciembre de 2008, un retroceso de un 5 por ciento en los últimos seis meses del año anterior.
Según un reciente estudio de BME Consulting para la Comunidad Europea ‘Long-Term Retail Savings in the European Union ’ el tamaño de los fondos de pensiones como porcentaje del producto interior bruto de cada país oscila en un amplio rango, en el que España, junto con Italia, se sitúa en las posiciones inferiores, con un 9,1 y 2,5 por ciento respectivamente. Sin embargo, en el caso de Reino Unido representa casi el 70 por ciento de su PBI, mientras que Holanda alcanza el 124 por ciento. Aunque principalmente se atribuye este excelente dato de previsión al hecho de que los planes de previsión comenzaron en estos países hace décadas, debe también tenerse en cuenta su carácter obligatorio o su fuerte incentivación como principales impulsores de su éxito.

Una de las vías para alcanzar una convergencia con el resto de países de la Unión Europea en la tasa de ahorro a largo plazo, sería la implementación de medidas fiscales que estimulen el ahorro y la inversión. Países en los que las plusvalías, o bien no son objeto de tributación o los son solamente cuando se consideran de carácter especulativo, inferiores a un plazo de un año. Asimismo, en la mayoría de ellos se establecen índices correctores de la inflación y se fijan mínimos exentos, no establecidos en nuestra normativa.

También hay otras medidas menos populares que la OCDE está comenzando a recomendar a países como Suecia en las que se recomienda elevar la edad de jubilación en la misma medida en que la tasa de esperanza de vida aumenta, al objeto de reducir el coste de la pensión al mismo tiempo que se genera mayor cantidad de impuestos. Una medida que ya han puesto en práctica en Finlandia, Alemania y Portugal.

Vislumbramos nuestro futuro en otros países de la zona Euro. Haremos bien en aumentar nuestra educación financiera y tomar nuestra parte de responsabilidad en la forma en que invertimos nuestros ahorros para el momento de la jubilación. Gestores, asesores financieros y comisiones de control de planes de empresa, con la ayuda de una adecuada normativa fiscal por parte de los órganos de gobierno, deben ser los agentes impulsores de un esquema satisfactorio de pensiones que no solamente nos ofrezca un futuro más satisfactorio, sino que constituya un pilar inversor que proporcione fortaleza a la economía actual.


Paula Mercado
Directora de Análisis

VDOS Stochastics