
Desde el auge sin precedentes a principios del siglo XXI hasta la profunda crisis financiera global que afectó gravemente al sector, pasando por una recuperación paulatina en la última década, el mercado inmobiliario ha evolucionado de manera significativa. Héctor Tramullas, director general de GILMAR, subraya que “la evolución del mercado inmobiliario español ha estado marcada por cambios profundos, no solo económicos, sino también sociales y culturales, que han modificado sustancialmente la manera en que entendemos la vivienda”.
Durante los primeros años 2000, España vivió un periodo de expansión inmobiliaria sin precedentes. El acceso generalizado al crédito hipotecario, sumado al crecimiento económico constante, generó una demanda masiva de vivienda tanto por parte de nacionales como de inversores extranjeros, especialmente en destinos turísticos como la Costa del Sol. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el año 2006 registró cifras históricas con la construcción de más de 865.000 nuevas viviendas.
Sin embargo, esta burbuja inmobiliaria se desmoronó rápidamente tras el inicio de la crisis financiera global en 2007, causando una recesión profunda en España que afectó especialmente al sector de la construcción. Entre 2008 y 2013, los precios de la vivienda experimentaron caídas acumuladas superiores al 40% en algunos casos, según cifras oficiales del Banco de España. Este periodo supuso un desafío para el sector y exigió una rápida adaptación a las nuevas condiciones del mercado, algo que desde GILMAR se gestionó “reforzando el asesoramiento especializado y desarrollando una capacidad estratégica orientada a las nuevas necesidades del consumidor”.
Desde 2014, el mercado inmobiliario español inició una fase de recuperación paulatina, sustentada en reformas económicas y la estabilización del sector financiero, además de una renovada confianza por parte de inversores internacionales. Esta recuperación ha sido particularmente notable en zonas de gran atractivo turístico y económico, como Madrid y la Costa del Sol, áreas donde empresas como GILMAR han desarrollado proyectos que reflejan claramente esta etapa de crecimiento.
Tramullas añade: “Cada ciclo económico ha demandado de nuestro sector una capacidad notable para adaptarse rápidamente a nuevos escenarios. Desde GILMAR siempre hemos apostado por anticiparnos a las tendencias y por ofrecer soluciones innovadoras que responden a las expectativas y exigencias del mercado”.
En la actualidad, el mercado inmobiliario español enfrenta retos significativos, como la creciente demanda de viviendas en alquiler, el desequilibrio entre oferta y demanda, la adaptación a consumidores más exigentes y digitalizados, y la incorporación de criterios de sostenibilidad en las nuevas construcciones. El Banco de España ha alertado recientemente sobre la creciente presión en el mercado del alquiler, con incrementos sustanciales en los precios en las principales ciudades, lo que añade complejidad al escenario actual del sector inmobiliario.
Adicionalmente, se observa un creciente interés por parte de inversores extranjeros, especialmente en zonas como la Costa del Sol y grandes ciudades como Madrid y Barcelona. Esto impulsa el desarrollo de proyectos inmobiliarios específicos para este perfil internacional, generando oportunidades adicionales para el sector y exigiendo un enfoque altamente especializado y competitivo por parte de las empresas del sector inmobiliario.
Así, Tramullas considera clave “continuar impulsando la profesionalización del sector, así como diversificar la oferta para satisfacer a un mercado cada vez más heterogéneo y sofisticado”. Según el directivo, estas son las estrategias necesarias para asegurar la estabilidad y crecimiento sostenido del mercado inmobiliario español en los próximos años.

