Sin embargo, comprender la relación entre el mercado inmobiliario, las tasas de desempleo y los estándares crediticios puede proporcionar información valiosa sobre la probabilidad de una recesión en 2024. Una recesión se define comúnmente como un período de declive económico caracterizado por tasas de desempleo crecientes.

La Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER), una organización oficial que etiqueta las recesiones, utiliza el desempleo como métrica clave. Las recesiones históricas han sido provocadas por diversos shocks económicos, como el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2007 o el estallido de la burbuja tecnológica en 2001. Desde 1948 se han producido 12 recesiones, es decir, una cada 6,25 años, y duraron unos 10 meses en promedio.

En cada recesión, el mercado inmobiliario se debilitó antes de la crisis económica. Si bien el mercado de valores refleja actualmente una expectativa de un aterrizaje suave similar al de 1996, la evidencia apunta a una posibilidad significativa de que se materialice una recesión en 2024. Factores como el mercado inmobiliario, los estándares crediticios y las reservas de efectivo corporativas brindan información valiosa sobre este potencial resultado.