Las medidas de regulación bancaria que se están imponiendo paulatinamente y con excesiva dilación desde la Unión Europea, como el MUS o la próxima implantación del nuevo sistema de rescates bancarios a partir del 2016, no son más que la aplicación del sentido común a la regulación bancaria, de tal manera que dejen de ser negocio para unos pocos y pérdidas para muchos en parámetros generales.

Cuando se implantó el MUS o Sistema Único de Supervisión Bancaria a nivel europeo, no se hizo más que poner en práctica una medida que venía siendo necesaria desde hacía muchos años. Además, después del derrumbe de grandes entidades financieras transnacionales, se había convertido en muy urgente por la desidia y las presiones de todo tipo para que no se aplicara esta regulación.


Cuando las empresas operan transnacionalmente no puede haber una regulación nacional porque se les escapa a los reguladores nacionales gran parte del balance de estas empresas. La historia está llena de casos que escaparon a sus supervisores nacionales por cuestiones obvias: presiones políticas y traslado de sus problemas a otras zonas que estuvieran fuera de la jurisdicción nacional. El último fiasco es el Banco Espíritu Santo portugués, a cuya fallida a tenido que salir corriendo el estado para que no cundiera el pánico en su sistema financiero y colapsara su economía de una manera global, multiplicando sus problemas exponencialmente.


Esta medida evitará en gran parte estas situaciones por ser una autoridad transnacional y no obedecer a las presiones, conveniencias o simplemente inoperancia de la entidad reguladora, como ha pasado en nuestro país, que el regulador no vio lo que estaba ocurriendo, ni hasta cuando sus principales entidades nacionales no eran fiables para el crédito internacional. Para más INRI, el principal artífice de este fiasco es ahora máximo responsable de las patronal bancaria. Parece el mundo al revés.

La segunda medida próxima a entrar en acción en el 2016 es de CAJON: el sistema de rescate bancario dejará de ser pagado por los ciudadanos y éstos serán el último recurso cuando no haya más remedio y porque primen los más elevados intereses generales. Entonces se activará por el siguiente orden:

En primer lugar, y como todas las empresas, tendrán que pagar sus dueños, osease sus accionistas, reduciendo el valor de sus acciones. Como todo inversor en una empresa que funcional mal , haya tenido pérdidas y tengan dificultades o finalmente vaya a la quiera, el primer pagador es el accionista ¿por qué en los bancos no era así? ¿por qué se salvaguardaban estos intereses?

En segundo lugar, los pagadores serán sus acreedores en deuda de menor calidad: deuda subordinada, preferentes e incluso bonos. Cuando una empresa quiebra sus acreedores, por haberle dado crédito, también pierden. Esto también resulta de CAJON Y TODO EL MUNDO LO ENTIENDE, en la banca hasta el 2016 no será así.

Por último, verán disminuidos sus depósitos los titulares cuyos saldos sean superiores a 100.000 euros de manera proporcional y progresiva.

Además de todas estas medidas y con diferentes porcentajes, se aportará a un fondo común y de contingencias porcentajes distintos dependiendo de la cuantificación de garantías .

Con este sistema de rescate se deja de socializar las pérdidas y privatizar los beneficios como ocurría hasta ahora. Lo único que es necesario ahora son leyes que protejan debidamente a los inversores de la mala gestión de sus directivos, ¿Por qué nadie le pide responsabilidades a FG por las pérdidas multimillonarias en su banco por la entrada y posterior salida en el capital del banco chino y otras operaciones similares?