- ¿Qué opinan del papel que están jugando los bancos centrales en esta crisis provocada por el coronavirus?

La Reserva Federal está teniendo un papel primordial. Ha tomado decisiones contundentes y rápidas, igual que otros bancos centrales de las principales economías del mundo y la mayoría de los gobiernos que se han sumado de forma muy clara para apoyar este tremendo colapso que supone el bloquear las economías. Los bancos centrales, y en especial la Fed a la cabeza, tomando las decisiones más importantes y más rápidas, sin duda tienen un papel clave en esta crisis económica.

- ¿Cómo será está recesión y posterior recuperación?

Es el papel de la Fed ser prudente, ser clara y comunicar porque en la transparencia se ha visto que hay virtudes, que funcionan las cosas mucho mejor cuando los reguladores financieros es transparente y claro y da las pistas a los mercados de capitales, los inversores y la comunidad financiera de cómo están las cosas. Probablemente, extremó los aspectos negativos que en esta crisis tan dura ya se están viendo de forma clara, como el propio descenso del PIB, la contracción de un buen montón de variables y el aumento de desempleo y su pesimismo a la hora de ver la recuperación rápida en V que probablemente el mercado estuviera susurrando quiso ser un poco más paciente y mostrar un poco más de cautela.

- ¿Cómo ha afectado la crisis del coronavirus a las valoraciones de las bolsas?

Los mercados de acciones en los últimos años han vivido en un entorno de economías con un crecimiento cada vez más reducido. Desde el año 2017 el crecimiento del mundo se va reduciendo. En Europa, de forma clara. También en EEUU y en el mundo emergente. En ese entorno, las bolsas de forma global mantenían tendencias planas o alcistas, sobre todo por la fuerte influencia de los valores tecnológicos. Eliminando esos valores tecnológicos el mercado estaba de forma casi global en tendencias bajistas. El coronavirus lo que ha hecho ha sido dar el mazazo definitivo, lanzando todas las valoraciones abajo del todo y la de los títulos cuyo negocios estaban más débiles de forma más radical todavía. Por lo tanto, el coronavirus, la crisis provocada por el cierre de las economías, ha dejado un 80% del mercado con unas valoraciones espectacularmente bajas y espectacularmente atractivas por el potencial que tienen para los próximos años.

- ¿Qué esperáis en el segundo semestre del año para las bolsas? ¿Y para la renta fija?

La recuperación en los mercados de capitales ya está en marcha. Es muy difícil acertar con el momento en el que se giran los mercados, pero apostamos que fue en el mes de marzo cuando se produjo el giro, en la renta fija y variable. Pensamos que se dan las condiciones para que haya un cambio de ciclo. Una vuelta a un ciclo alcista en el que compañías de negocios extraordinarios ignorados por el mercado. En los últimos años ha habido un auténtica manía por los tecnológicos y en los últimos meses, por cuestiones obvias, por los valores de salud, y farmacéuticos. Probablemente el dinero que regrese a los mercados en una situación post pandemia se sienta más cómodo en valores de negocios tradicionales a múltiplos muy atractivos.

- Entonces, ¿dónde veis las principales oportunidades de inversión pensando ya en la segunda mitad del año?

En negocios tradicionales. Desde los negocios industriales, cíclicos, el sector financiero, inmobiliarios (reits y socimis). También en las infraestructuras. La verdad es que hay un buen montón de compañías. Probablemente todo o casi todo lo que no sea tecnología y sector farma o salud y determinados valores de consumo no cíclico que no es que no tengan un futuro extraordinario y un presente, sin suda, lo que ocurre es que ya lo reflejan sus cotizaciones. Es muy posible que los grandes jugadores del mercado, y los pequeños, empiecen a hacer rotaciones y cambios al ver que negocios tradicionales muy baratos empiezan a dar buenos rendimientos en la bolsa probablemente el dinero acuda a ellos y dejen de ser esos marginados que han sido durante tanto años.

En la renta fija el shock del coronavirus fue frenético y generó oportunidades inimaginables en los bonos más defensivos de empresas de alta calidad como investment grade, con momentos de tires simplemente soberbias del 10% o el 12%, que duraron días nada más. En los meses posteriores, el investment grade, el papel de empresas con alta calificación crediticia digamos que se ha consumido. El 95% ya está consumido pero siguen quedando muy buenas oportunidades en papel un poco más degrado, lo que sería en el papel high yield, de baja calificación crediticia,  y en el papel emergente. Confiamos en que las actuaciones de los bancos centrales van a ser acertadas y contundentes y van a devolver la tranquilidad a los mercados para que los capitales privados se vuelvan a reincorporar a las inversiones. Pensamos que seguirán reduciéndose las rentabilidades a vencimiento de los bonos de high yield y emergentes. Los que compren ahora tendrán revalorizaciones adicionales. Pensamos que hay un cambio muy importante en la psicológica de los inversores.

- ¿Cómo ha cambiado la percepción psicológica de los inversores frente a sus inversiones?

Ha cambiado de forma importante.  Hace ce cinco o siete meses, para los inversores todo era optimismo, positividad, complacencia, era sensación de que el crecimiento sería estable. Los bancos centrales estaban apoyando los crecimientos y los mercados. El hecho de que entrabamos en un año electoral hacía impensable que los mercados fueran a caer. Los niveles de apalancamiento eran literalmente de récords históricos, tanto de forma directa como a través de derivados. El coronavirus ha producido un shock en el mercado muy potente. Por supuesto, ha llevado a las economías a una situación de recesión muy profunda. Podríamos decir que es una recesión exprés. El circuito del crédito se interrumpe de forma muy violenta y el efecto en los niveles de producto interior bruto o de desempleo también es muy abrupto. En los mercados de capitales ha sido algo muy parecido. Un colapso monumental que ha dejado a los inversores completamente perplejos, lleno de incertidumbres. Ahora las dos frases más repetidas son: 1) el mercado no está preparado para encajar los malos datos macro y micro que van a venir y 2) vendrán rebrotes del virus y sabe dios lo que le hará a la economía y a los mercados. Esto refleja claramente los miedos que antes no existían y que llevan aparejados  la ausencia de apalancamiento. El hecho de que las carteras están mucho más líquidas, mucho más ausentes de activos de riesgo, cuando antes tenían activos de riesgo era lo más normal porque los inversores habían visto durante muchos años que el mercado era invencible y los bancos centrales también.