A medida que el nuevo coronavirus (Covid-19) alcanza proporciones pandémicas, la experiencia de cada país será diferente, dependiendo de su respuesta política. La gestora ha tratado de incorporar esto en sus últimas previsiones, que prevén una grave recesión mundial en 2020.
Entretanto, sin embargo, se pueden mirar los datos económicos de China para tener una idea de lo que se puede esperar en otros lugares. El país parece haber contenido el brote, al menos por ahora, y sus nuevos contagios están próximos a cero.
El coste de la contención
El coste de este enfoque está empezando a aparecer en los datos mensuales. Ahora se tiene información sobre el comportamiento de la economía en los dos primeros meses del año, y es una lectura desalentadora. Dondequiera que miremos en la economía china, vemos descensos de dos dígitos. Como era de esperar, el consumo se ha visto particularmente afectado.
Las ventas minoristas se contrajeron un 20,5% respecto al mismo periodo de 2008. Las ventas online se mantuvieron mejor pero aun así registraron un descenso del 3%, habiendo crecido a un ritmo de dos dígitos a lo largo de 2019. Por lo tanto, aunque se espera que las compras online demuestren ser más fuertes que las físicas, incluso en el comercio electrónico está claro que el Covid-19 todavía plantea un serio viento en contra.
La producción industrial no se vio tan afectada, pero esto es sólo una posición relativa. Otras partes de la economía fuera de los servicios también se han visto seriamente afectadas en algunos casos; la inversión en activos fijos se contrajo más que las ventas al por menor.
Un dramático descenso en la actividad del primer trimestre
Combinando estas cifras con los datos comerciales, Schroders actualiza su indicador interno de crecimiento económico chino, el Índice de Actividad de China de Schroders (SCAI).
Como siempre, la pregunta con China es si se puede confiar en los datos. Los datos mensuales son incuestionablemente malos, pero ¿podrían ser aún peores? Esto nos deja en una especie de dilema cuando se trata de hacer pronósticos. Históricamente, se ha asumido una mínima desviación del objetivo de crecimiento anunciado en los datos oficiales del PIB, dado que China busca duplicar sus ingresos para el 2020.
Aunque ahora se ve que este objetivo no se cumple, incluso en las cifras oficiales, seguimos sin saber cuánto incumplimiento tolerarán las autoridades. Desde la gestora esperan que los datos oficiales den cuenta de un primer trimestre débil, pero siguen considerando que es un "bajo positivo", seguido de un fuerte repunte y una victoria en la "guerra del pueblo" por el virus.
Actualmente, como resultado, siguen previendo un crecimiento del 5% para este año. Sin embargo, están ciertamente atentos al riesgo de que los datos mensuales para el comienzo del año revelen una mayor disposición a afrontar la realidad económica. La gestora cree que, si se permite que el PIB refleje más fielmente los datos mensuales, el PIB de China probablemente se acerque al 3% para el año 2020 en su conjunto, suponiendo que no haya más brotes de Covid-19.
Reacción "silenciosa" de los responsables políticos
La respuesta política hasta ahora parece insinuar poca preocupación por el crecimiento más lento. El estímulo fiscal total hasta ahora asciende a alrededor del 1,2% del PIB, dirigido principalmente a través de reducciones de las tasas e impuestos a las empresas, y algunos gastos de emergencia.
El Banco Popular de China (PBoC) se ha esforzado por proporcionar una amplia liquidez y ha flexibilizado marginalmente la política mediante el recorte de 10 puntos básicos en los tipos de interés oficiales y un reciente recorte selectivo de la tasa de refinanciación, pero se trata de una actuación atípica en comparación con otros grandes bancos centrales.
Gestionar la recuperación económica
También es probable que haya un debate sobre la mejor manera de proporcionar estímulo, en China como en otros lugares. Las medidas adoptadas hasta ahora parecen haber sido razonablemente eficaces para limitar las quiebras y los despidos, que es la respuesta que las economías occidentales todavía están luchando por configurar. El siguiente paso es cómo impulsar la demanda.
El consumo sin duda se ha hundido, por lo que dar dinero a los consumidores puede parecer atractivo. Sin embargo, si el consumo es débil porque la confianza es débil, más que porque los ingresos han caído, entonces el hecho de dar a los hogares más dinero para gastar podría simplemente ver un aumento del ahorro.
Si el estado quiere impulsar inmediatamente la demanda, la mejor manera podría ser aumentar el gasto en infraestructura. Si bien los proyectos pueden no ser tan eficientes como se esperaba, sí ofrecen una fuente inmediata de demanda de materias primas y mano de obra y, por lo tanto, un impulso a la demanda. Esta es la perspectiva de Schroders.
A pesar de que China suele parecer que actúa en bloque, sabemos que el PBoC y el Ministerio de Finanzas suelen estar en desacuerdo en cuanto a la política, y es probable que lo mismo ocurra ahora. La preocupación por la deuda será sin duda prominente, por ejemplo, y el sector de los hogares es típicamente visto como la opción de menor riesgo en esta área. Sea cual sea la opción que elija China, al igual que su respuesta inicial al virus, resultará un estudio de caso útil para los nerviosos gobiernos de todo el mundo.