En noviembre de 2006 se dio el pistoletazo de salida a la comercialización en nuestro país de uno de los productos más “opacos” de la industria de los fondos de inversión, de ahí que, en un intento por querer proteger al pequeño inversor las autoridades españolas regulasen en exceso su comercialización. Los hedge funds españoles
se presentan en dos vertientes distintas para el particular: a través de fondos de fondos o directamente, para lo que se precisa una inversión mínima de 50.000 euros y la constancia escrita de conocer sus riesgos. Una regulación “necesaria” para el vicepresidente de la CNMV, Carlos Arenillas quien asegura que, “la inestabilidad financiera que se ha observado en los últimos meses pone de manifiesto la necesidad de extremar la transparencia y de mantener un adecuado control sobre aquellos productos que están sujetos a controles regulatorios que parecen poco adecuados”. En total y durante este primer año, la CNMV ha registrado 18 hedge funds puros
que cuentan un patrimonio de 210,2 millones de euros y con 251 partícipes y 31 fondos de fondos con un patrimonio que ronda los 814 millones de euros y algo más de 3.000 partícipes. Asimismo, desde la entrada en vigor de la normativa, la CNMV ha registrado 10 nuevas gestoras de fondos de inversión, la mayoría de ellas independientes o no vinculadas totalmente a grupos financieros, y otras 29 gestoras han ampliado su programa de actividades para gestionar estos productos. Además, están en fase de autorización una nueva entidad y 12 ampliaciones más de programa. Una de las mejores opciones de inversiónAunque, por el momento, los hedge funds no captan la atención de los inversores, lo cierto es que se trata de un producto atractivo, ya que –como remarcan los expertos- “son siempre una alternativa interesante de inversión por la relación entre rentabilidad y riesgo que presentan y porque son productos descorrelacionados con el resto de activos”. El objetivo de los fondos de inversión libre es lograr que en etapas de pérdida en bolsa logren rendimientos positivos aunque sean moderados y que, en las etapas alcistas logren ganancias interesantes. Sin embargo, no son un producto “apto” para cualquier tipo de inversor. “Es un producto complejo y difícil de vender y de explicar”, señala Fernando Luque, analista de Morningstar, que tiene además, dice este experto, “comisiones más altas que las de los fondos tradicionales”. Sin embargo, asegura Luque, “es un producto interesante porque ofrece diversificación en las carteras de los partícipes”. Y es que, para los fondos alternativos todas las estrategias de inversión y todos los activos valen con tal de alcanzar el objetivo de rentabilidad. Esto implica que pueden asumir riesgos mucho mayores que otro tipo de instrumentos si su estrategia así lo exige. La descorrelación con los mercados y la diversificación que ofrecen son las bondades de unos productos que, sin embargo, también presentan algún que otro inconveniente, como las comisiones a las que hay que hacer frente y la falta de liquidez, de ahí que la mayoría de los hedge funds aconsejen en sus folletos informativos una duración mínima de la inversión de dos o tres años. También la propia Comisión Nacional del Mercado de Valores aconseja a los partícipes que destinen a estos fondos “aquella parte del capital que pueda mantenerse inmovilizada durante periodos prolongados de tiempo”. En cuanto a los gastos, los fondos de inversión libre tienen dos tipos de comisiones: la de gestión que se sitúa de media en el 1,72% y la de depósito que es del 0,11%.