El hambre azuza el ingenio, y el hambre de dinero ha obligado a autoridades políticas y monetarias a reformular el sistema financiero sobre la marcha dada la situación económica sin precedentes en la que estamos inmersos. La vorágine ha sorprendido a propios, extraños y el balance pasa por ver a casi cadáveres financieros que se mantienen en el escenario bancario apuntalados por las autoridades, que todos a una, intentan sustentar los pilares rotos de los grandes bancos.
El pasado mes de marzo, los CEO de Bank of America y Citigroup salían a la palestra para calmar el ánimo de los inversores y decir que tendrían buenos resultados en este primer trimestre. A ellos se unió JP Morgan y Wells Fargo. Las cifras presentadas –por el momento- confirman esas previsiones, Goldman Sachs, Wells Fargo, JP Morgan y Citigroup han hecho públicas unas ganancias que convencen al mercado. Sin embargo, tal y como apunta
Damián Querol, director de análisis de Banco Gallego hay que poner en cuarentena estas cifras, “cuidado con las cuentas de resultados porque creemos que es complicado que los buenos resultados anunciados por ejecutivos de BoA y Citigroup para este primer trimestre sean en base a activos recurrentes”, “será en base a ventas de activos que sólo se realizan una vez y que en el primer trimestre ayudarán” pero "nuestras valoraciones son a largo y medio plazo por lo que no debemos dejarnos llevar por esas perspectivas”. Citi ha anunciado este viernes que ganó 1.593 millones de dólares en el primer trimestre del año aunque en términos de BPA registró una pérdida de 0,18 dólares derivados de los costes de conversión de las acciones preferentes y el pago de un dividendo de su deuda. Ahora mismo, desde Banco Gallego y “después de las fuertes subidas, somos partidarios de reducir exposición en renta variable, ya veremos si tiene un buen comportamiento pero los riesgos siguen ahí”.
Para este experto, el Talón de Aquiles de los bancos siguen siendo los activos tóxicos, “sólo en EEUU podría haber más de dos trillones de dólares” y el plan Geithner “contempla la financiación máxima de un trillón de dólares”. Lejos de estas cifras se enmarcan las últimas estimaciones del Fondo Monetario Internacional, y es que el organismo calcula que el volumen de activos tóxicos en todo el mundo, y no sólo en EEUU, podría alcanzar los 4 billones de dólares –dos más que su última estimación, pero muy lejos todavía de esos dos trillones de dólares que calculan otros estudios-. En este mismo aspecto, el de los activos tóxicos, incide Juan Enrique Cadiñanos, co-director de EJD Valores quien apunta a que “con el Mark to Market lo que se está haciendo es maquillar los balances de los bancos”. A través de esta posibilidad que se otorga a los bancos, “lo que hacen es que los activos tóxicos los pueden valorar y estructurar las posibles pérdidas. En vez de tener que presentarlas ahora, pueden distribuirlas de aquí a 20 ó 30 años”.
Para este analista se trata tan sólo de “un maquillaje puro y duro, una manipulación de los mercados para que en el corto plazo las entidades financieras puedan afrontar de mejor manera las pérdidas y puedan presentar resultados no tan nefastos”. Matiza que ahora lo importante es “fijarse en los resultados del resto de compañías, sectores menos condicionados que están presentado cifras malas como Alcoa o Philips”. José Lizán, analista de Nordkapp matiza que “no vemos gran visibilidad en los resultados de 2009 y 2010” y Juan Carlos Castillo Montero, director de análisis de Capital Bolsa va más allá al apuntar que “las políticas que se están acometiendo simplemente retrasarán el momento, y quizás lo empeorarán, en el que la ingente cantidad de activos tóxicos en el mercado llevará a grandes de estas entidades financieras a la quiebra”.

Sin embargo, a pesar de sus buenas cifras –presentadas este mismo viernes-, Citigroup está ahora en el punto de mira, para Juan Carlos Castillo Montero “es probable que al final el gran grupo termine dividiéndose en docenas de pequeñas entidades”. Por cierto que la entidad ha necesitado el rescate gubernamental en tres ocasiones y el Gobierno de la nación posee ya el 36% del banco. JP Morgan también sorprendía esta semana, el jueves, con unos resultados mejor de lo esperados, ganó en el primer trimestre 2.141 millones de dólares ó 0,40 dólares por acción, diez centavos más de lo que esperaba el mercado y casi un 10% menos que en el mismo periodo del año anterior. Cifras en las que se incluyen las dos adquisiciones que hizo, Bear Stearns en primer lugar y posteriormente Washington Mutual. Y en el baúl de la historia se quedará también la diferencia entre banca de inversión y banca comercial en EEUU, en septiembre del pasado año se cerró una era del sistema financiero: Goldman Sachs y Morgan Stanley –los únicos supervivientes de los bancos de inversión- se convertían en bancos comerciales regulados y supervisados como el resto de entidades, llevaban meses reclamando este cambio para poder acceder a las ayudas estatales.
Al final el baile de cifras, de inyecciones de capital, de rescates, de apuntalamientos financieros es casi incomprensible, según los datos calculados por Bloomberg el Gobierno de EEUU y la Fed han gastado, prestado o garantizado hasta ahora un total de 12,8 billones de dólares, una cantidad que se acerca al PIB del país en 2008 que superó los 14 billones. Y en todo esta debacle, George Soros, uno de los más importantes gurús de la economía sale a la palestra para afirmar –sin ponerse colorado- que los bancos estadounidenses son básicamente insolventes. El Gobierno del país mientras tanto quiere evitar a toda costa que le crezcan los enanos en este circo, hará públicas las condiciones de los 19 bancos del país que han sido sometidos a los “test de estrés” siempre según la portavoz del Tesoro “de cara a minimizar la incertidumbre en los mercados”. Sobre este punto, José Lizán analista de Nordkapp advierte de que “cuando termine el strees tes de los bancos puede ser el punto de inflexión de la duración del rebote financiero” por lo que “estaríamos muy cautos y atentos al sector, sobre todo cuando llegue ese momento”.
No están ya todos los que eran, pero los que están si son…. Las ayudas han llegado para los grandes bancos norteamericanos por diversos caminos –al final todos llevan a Roma- desde Warren Buffet ayudando a Goldman Sachs o apuntalando a Wells Fargo, hasta el China Investment Corp –el brazo financiero del Gobierno Chino- inyectando liquidez a Morgan Stanley. Todo añadido al plan del Gobierno y aderezado con un cambio político en la Administración de la primera potencia del mundo que intenta obrar el milagro: devolver la confianza en un sistema que tiene grietas en los pilares que lo sustentan. Lo han dicho por activa y por pasiva, no dejarán caer a ninguna entidad más, pero… si no fuera por el apuntalamiento gubernamental o por las ampliaciones de capital y las inyecciones privadas, ninguno de los grandes bancos se mantendría ahora a flote. En el más acá, los cadáveres financieros siguen en pie.

