Las tarjetas prepago, también llamadas “monedero”, se han convertido en un método efectivos para controlar el gasto. Funciona como cualquier tarjeta de débito, tanto para sacar dinero en los cajeros automáticos como para realizar transacciones en tiendas físicas u online. La diferencia estriba en que se recargan con la cantidad de dinero que el usuario necesita, mediante un chip electrónico, hasta un límite determinado, para utilizarla según lo requiera.

Otra de sus principales características es que no están vinculadas a una cuenta bancaria, de manera que es posible hacer todas las operaciones que desee hasta que el saldo acumulado se agote, evitando así contraer deudas y un mayor control de los gastos. Al tener que recargarlas con periodicidad y tener un límite de dinero, el usuario puede ser más consciente de cuánto está gastando y evitar las compras impulsivas para no salirse del presupuesto. “Poner el foco de atención en tu economía personal, planificándola y con una gestión adecuada de tu dinero, es clave para tener una buena salud financiera”, señalan desde Banco Santander.

Además, estas tarjetas son el producto ideal para las compras online, que se han integrado en los hábitos de consumo de forma generalizada, dejando en segundo plano a las compras físicas. En este sentido, representan una barrera de seguridad adicional ya que, en el caso de ser víctima de una estafa o de extraviar la tarjeta, la pérdida solo se limitaría al importe cargado en ese momento. Y al igual que con otros tipos de tarjeta, usualmente se requiere la confirmación de la compra mediante la introducción de un código vía SMS o identificación biométrica.

Banco Santander ofrece la Tarjeta Prepago Santander para llevar el control de los gastos, con una carga de saldo máximo de 900 €. Las recargas se pueden realizarlas fácilmente a través de la App, de la Banca Online o en cualquier cajero automático Santander; y la  tarjeta virtual prepago e-Cash, 100% digital (no hay emisión de tarjeta física, por lo que es sostenible) y exclusiva para transacciones de comercio electrónico. En este caso, lleva asociado un seguro de accidentes de hasta 120.000 euros sin coste adicional. Openbank cuenta con la Tarjeta Prepago eCommerce, también diseñada especialmente para las compras online.

Pese a los numerosos aspectos a favor, este producto tiene algunas desventajas a tener en cuenta. El Banco de España precisa que, “al no estar garantizada la disponibilidad de saldo en todo momento, puede que algunas empresas, como las de alquiler de coches y hoteles, no las acepten como medio de pago. Por el mismo motivo, es posible que no puedas usarla para el pago de suscripciones”. Además, en viajes al extranjero, hay que asegurarse de que sea posible recargarla, al no haber acceso a la red de oficinas y cajeros del banco. Se recomienda vigilar los plazos de vigencia, que pueden ser más cortos, y las comisiones aplicables por emisión, mantenimiento o por cada recarga de saldo.

Hábitos para una buena economía personal

Adquirir buenos hábitos de consumo es fundamental para disfrutar de una buena salud financiera. Para el Santander, “tiene que ver con el estado y estabilidad de tus finanzas personales y el uso de tus recursos económicos en base a tus necesidades. Por lo tanto, está vinculado estrechamente con aquellas decisiones y medidas que tomas para que tus gastos e ingresos estén equilibrados”.  

Una buena gestión de la economía personal, familiar o de los negocios abona el camino para poder hacer frente a imprevistos y planes para el fututo. La entidad explica tres magnitudes que ayudan a conocer la situación financiera personal y tomar las medidas necesarias para optimizarla:

  • Ratio de liquidez: sirve para calcular la capacidad que tienes para afrontar tus obligaciones de pago (deudas) más inmediatas.
  • Ratio de garantía o solvencia: ayuda a comparar, en un balance, si tu activo (bienes e inversiones) es superior al pasivo (deudas).
  • Ratio de endeudamiento: permite el cálculo de tus deudas tomando como referencia tu patrimonio real.

Con estos indicadores ya se puede una idea del nivel de salud financiera e identificar en qué puntos se puede mejorar. Por ejemplo, es fundamental la configuración de un presupuesto que refleje los ingresos recurrentes, por ejemplo, la nómina. En otro lado, para poder comparar, los gastos. Santander insiste en controlar los gastos hormiga que, a pesar de poder parecer insignificantes (el pago de un café cada mañana) son capaces de deteriorar nuestras finanzas. 

Uno de los consejos del banco para controlar gastos y ahorrar al mismo tiempo es la popular regla del 50-30-20:  destinar el 50% de tus ingresos mensuales a necesidades básicas (como la hipoteca, alimentación o los suministros del hogar), el 30% a gastos personales (caprichos y ocio) y el 20% restante a ahorro. Otros métodos son la caja del ocio y la escalera semanal.

Banco Santander desarrolla numerosos programas de educación financiera para extender los conocimientos de la economía cotidiana y aprender a manejar las finanzas personales en el día a día en todos los países en los que opera. Estas iniciativas beneficiaron el año pasado a 2,7 millones de personas, una cifra que se eleva a 5,1 millones desde 2019. En esta labor, iniciada hace más de diez años, cuenta con la colaboración de formadores voluntarios de la entidad y de otras instituciones y ONG.

La educación financiera, el acceso a los servicios bancarios y la financiación son los pilares de la estrategia de Banco Santander en pro de la inclusión financiera, en el marco de sus compromisos de banca responsable. La entidad tiene el compromiso de empoderar financieramente a 5 millones en el periodo 2023-2025, tras más de 10 millones de personas ayudadas desde 2019. Este esfuerzo ha sido reconocido, por tercer año consecutivo, con el premio al ‘Mejor banco del mundo para la Inclusión Financiera’ que concede Euromoney.