Tras varias semanas de preparación, Naturgy ha realizado hoy con éxito la voladura controlada de la chimenea de la central térmica de Anllares. La operación se ha llevado a cabo con las máximas medidas de seguridad, mínimo impacto ambiental y con un cumplimiento riguroso de la normativa vigente.
La chimenea tenía una altura de 150 metros, muy similar a un edificio de más de 40 plantas y un diámetro de 13 metros en la base y 7,4 metros en la parte superior o coronación. Dado el espesor de hormigón (más de medio metro en la base del fuste), para la demolición se han utilizado 50 kg. de explosivos y 200 detonadores eléctricos.
La demolición mediante esta técnica es una de las más eficientes para el desmantelamiento de centrales, ya que minimiza los riesgos para los trabajadores, favorece la economía circular y contribuye a reducir el impacto ambiental, siendo la técnica elegida para desmantelar las grandes estructuras de la central térmica de Anllares.
En cumplimiento de las medidas de seguridad aplicables a esta voladura, se han evacuado todos los edificios y naves de la central, se ha interrumpido la circulación en la carretera en las inmediaciones de la planta y se han realizado los pertinentes avisos a las autoridades competentes, al Ayuntamiento de Páramo del Sil y a la Junta Vecinal de Anllares. Igualmente se ha comprobado la ausencia de nidos de aves, así como de otras especies que pudieran verse afectadas.
Una vez realizada la voladura, los residuos de hormigón y de la estructura metálica son recogidos a nivel del suelo. Se estima que se recuperarán 3.550 toneladas de hormigón que se destinarán, entre otros usos, al relleno de huecos y regularización de terrenos en la propia instalación y 80 toneladas de hierro y acero que serán reciclados en acerías.
Avance de los trabajos de desmantelamiento en la CT Anllares
La central térmica de Anllares, situada en Páramo del Sil (León) es propiedad de Naturgy (66,6%) y Endesa (33,3%), comenzó a funcionar en 1982 y acumuló 36 años de operación tras su parada definitiva en diciembre de 2018.
Ambos propietarios adjudicaron el contrato de desmantelamiento de la instalación a la empresa vasca Lezama Demoliciones. Los trabajos se iniciaron en julio de 2019 y cuentan con un presupuesto superior a los 8 millones de euros.
El desmantelamiento de la instalación abarca todas las instalaciones de producción y se llevará a cabo a lo largo de un periodo de unos 42 meses, habiendo finalizado ya más de la mitad de los trabajos contemplados en el propio desmantelamiento. Con esta actividad se da empleo a alrededor de 60 personas, que han completado casi 100.000 horas de trabajo, no habiéndose registrado accidentes ni incidentes relevantes.