Este negocio conjuga dos elementos fundamentales para los bancos en estos tiempos. Por una parte, la transformación digital para aprovechar el potencial que ofrecen las nuevas tecnologías y “adaptarse de forma continua a lo que demandan los clientes”, explican en Bankinter Consumer Finance, la división de Bankinter especializada en el crédito al consumo. La firma señala que ha detectado que “el importe de compras online con tarjeta de sus clientes ha aumentado en un 50% en los dos últimos años”, en línea con “un entorno cada vez más digital y unas necesidades cada vez más digitales de los clientes”.
La otra clave para el desarrollo de la financiación de las compras online es el propio crecimiento del crédito al consumo. Con los tipos bajos, las hipotecas apenas generan rentabilidad para los bancos. La deuda de las familias por préstamos hipotecarios está en 551.932 millones de euros, su nivel más bajo desde septiembre de 2006, según los datos del Banco de España correspondientes al mes de julio.
Hay un entorno cada vez más digital y unas necesidades cada vez más digitales de los clientes
Por ello, las entidades se han lanzado a por el crédito al consumo, que ofrece diferenciales más atractivos. A esta dinámica se han sumado tanto las entidades tradicionales, como los bancos especializados en el crédito al consumo y los establecimientos financieros de crédito (EFC). Según datos del Banco de España, los EFC alcanzaron en junio el saldo vivo de 40.573 millones de euros, el dato más alto desde 2012. Mientras que la deuda de las familias con los bancos por créditos al consumo se elevó en el primer trimestre del año hasta los 61.400 millones de euros, máximos desde finales de 2013.
ADAPTACIÓN AL CLIENTE
Conceder un crédito para la compra de un viaje, un electrodoméstico nuevo para la cocina o un smartphone de alta gama es mucho más rentable que dar una hipoteca. A la vez, cada vez más usuarios deciden realizar sus compras online, ya sea por comodidad o por las ofertas que ofrecen tiendas y grandes superficies en Internet. De esta forma, los bancos se han lanzado a por la combinación de ambas cosas, financiar las compras online.
Las autoridades trabajan para adaptarse a la nueva realidad digital. La directiva europea de pagos PSD2, que sustituye a la promulgada en 2007 PSD1, abarata los costes asociados a las transacciones por tarjeta e impide recargos a los clientes. “Las nuevas normas protegen mejor a los consumidores cuando hacen pagos, promueven el desarrollo y el uso de innovaciones online y pagos por móviles, y hacen un servicio de pagos en Europa más seguro”, defendía la Comisión Europea el año pasado cuando el Parlamento Europeo aprobó las modificaciones de la directiva. Esta normativa también aumenta la capacidad de las entidades que intervienen en los procesos de pagos para acceder a la información de las cuentas y la operativa de los servicios. Los estados tienen dos años para adaptarse.
La renovación jurídica de las autoridades europeas supone un paso más para apoyar la digitalización de los bancos que no quieran quedarse atrás. En este contexto, las entidades tratan de mejorar sus APIs, “los conjuntos de reglas que las aplicaciones pueden seguir para comunicarse entre ellas”, según definen en BBVA, y que sirven para establecer una comunicación entre el banco y el cliente sin intermediarios, sólo a través de Internet.
POTENCIAL DE CRECIMIENTO
El negocio del crédito al consumo cuenta con participantes como las entidades financieras tradicionales, pero también bancos y EFC especializados. Además, deben ofrecer condiciones suficientemente ventajosas para destincentivar a los vendedores a crear su propia financiera para las compras realizadas de sus productos, como hacen ya El Corte Inglés, Caterpillar o Volkswagen.
Pero a la vez que se ha incrementado la competencia, ha evolucionado el comportamiento de los consumidores y las posibilidades técnicas. Una de las vías encontradas es el comercio electrónico. Es decir, los bancos esperan una evolución similar al conjunto de las compras online, que han mantenido un crecimiento anual de dos dígitos en todos los años de la crisis, frente a la contracción del consumo en general. En el cuarto trimestre de 2015, el comercio electrónico incrementó el volumen de ventas en un 23% respecto al año anterior hasta superar los 5.300 millones de euros, según estadísticas de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). El dato de compras entre octubre y diciembre duplica el de tres años antes, y no ha parado de crecer en ningún momento desde 2010, con aumentos continuados de entre el 10% y el 30% en términos interanuales (ver cuadro). La cifra total del pasado ejercicio fue de más de 20.000 millones de euros.
Hay que tener en cuenta que una parte del comercio electrónico son pequeñas compras (como un libro, música, etc) que no tienen cabida para la financiación de los bancos. Pero hay otra parte muy atractiva para las entidades. “Es un segmento muy importante por dos razones. La primera porque todos los comercios, grandes y pequeños establecimientos, se han transformado al canal online, han abierto sus tiendas y han trasladado la opción de pago como 'financiación' que ya usaban en el canal físico. En segundo lugar, el canal online está trayendo sectores nuevos en los que la financiación también tiene cabida y un recorrido enorme como opción de pago”, argumenta Irene Roldán, responsable de nuevos negocios de Cetelem.
“Es un segmento con potencial”, aseguran en Santander, donde llevan varios años trabajando tanto en el negocio de la financiación de las compras online como en los préstamos concedidos por esta vía. La clave es que “el proceso sea simple y con una respuesta online instantánea”, agregan.
INVERSIÓN EN TECNOLOGÍA
Hace años la financiación del comercio electrónico prácticamente no existía, pero ahora empieza a mostrar que va a ser importante
El desarrollo tecnológico ha permitido agilizar los trámites y fomentar el crédito para las compras online, con un crecimiento estos años de dos dígitos según aseguran en Cetelem, aunque no hay datos oficiales al respecto. “El proceso es rápido y sencillo, es 100% online, seguro y sin papeles. El cliente que selecciona la forma de pago 'financiación' en el check out del ecommerce y recibe una respuesta rápida”, apunta Roldán.
El proceso es el mismo que una compra online. El cliente elige el producto y en el último paso puede pagar con tarjeta de débito o crédito, o solicitar financiación. En esta última opción, debe facilitar una serie de datos al banco. El usuario incluye la firma del contrato y digitaliza la documentación, sin necesidad de papel por medio. La firma se produce a través de un pin o firma electrónica en la mayoría de los casos, y con una fotografía del documento de identidad junto a la demanda del crédito. Si la respuesta sobre la petición de financiación es positiva, el producto se expide. Los bancos que compiten en este segmento tratan de evolucionar para ganar a sus rivales en seguridad, rapidez y facilidad del proceso, que ya se realiza también con móviles y tablets.
“El desarrollo tecnológico es fundamental, y también la adaptación a los cambios de hábito del cliente. Es una inversión continua en tecnología e innovación para tener las mejores herramientas posibles para el proceso”, expone Ignacio Olivera, director de tarjetas de Sabadell Consumer Finance. “Por regulación no podemos reducir el proceso a un clic, pero sí hacerlo cada vez más sencillo y rápido, a la vez que la tecnología permite impedir el riesgo de fraude en las compras y aumentar la seguridad”, agrega.
La entidad se ha lanzado a por este negocio desde marzo de este año. Una de las vías para el crecimiento del banco en este campo ha sido una alianza con Andorra Free Market, una de las principales plataformas de comercio online en España, y en la que se puede adquirir productos financiándolos con Sabadell. “Hace años la financiación del comercio electrónico prácticamente no existía, pero ahora empieza a mostrar que va a ser importante”, agrega Olivera.