Islandia es un destino en auge que, cada vez más, está en boca de todos; sobre todo teniendo en cuenta que, según los expertos, en 2024 se prevé que se produzcan las auroras boreales más intensas de la última década. Sin embargo, la “Tierra de hielo y fuego” tiene mucho más que ofrecer.PLAY, la aerolínea islandesa lowcost, invita a recorrer los puntos cardinales para captar la esencia única y distintiva de cada una de las cuatro regiones de la isla.
La más popular
Nada más aterrizar en el Aeropuerto Internacional de Keflavík, el sur da una “cálida” bienvenida al viajero. No sorprende, pues, que esta sea la región más visitada, ya que permite descubrir algunas de las atracciones más emblemáticas de la isla sin recorrer largas distancias. Aquí se encuentran desde el famoso balneario Blue Lagoon; el Círculo Dorado (que incluye la impresionante cascada de Gullfoss, el Parque Nacional de Thingvellir y la zona geotérmica de Geysir); la playa de arena negra de Reynisfjara; hasta la laguna glaciar de Jökulsárlón —conocida como “la joya de la corona de Islandia”— o el Parque Nacional de Vatnajökull, el más extenso de Europa.
Aquellos que deseen conocer entornos menos turísticos pueden alejarse de la capital hasta el encantador pueblo pesquero de Vík; admirar los restos de un avión abandonado en Sólheimasandur, o bien desplazarse hasta las islas Westman para contemplar una curiosa formación rocosa en forma de elefante.
La más desconocida
El norte de Islandia es una joya oculta para aquellos que busquen una experiencia más tranquila y auténtica, lejos de las multitudes. La folclórica “capital del norte”, Akureyri, no tiene nada que envidiar a la sureña y cosmopolita Reikiavik. Asimismo, el Círculo del Diamante no será de oro, pero tampoco se queda atrás en cuanto a belleza se refiere. Este circuito de 250 km esconde diversas maravillas naturales: desde el lago Myvatn, el punto de partida; impresionantes cascadas, como la de Godafoss; la ciudad de Husavík, donde avistar cetáceos, hasta los sorprendentes acantilados de los susurros o las singulares formaciones de origen volcánico que simulan castillos negros.
Algunas de las maravillas ocultas en esta región son la cueva Grjótagjá, donde es posible darse un baño en su interior al más puro estilo de Jon Nieve en Juego de Tronos o la granja de Glaumbaer, con sus pintorescas casas hechas de turba.
La más salvaje
Los paisajes vírgenes del oeste parecen sacados de un cuento, literalmente. Y es que Julio Verne encontró la inspiración en este enclave tan mágico para escribir su novela Viaje al centro de la Tierra (curiosamente, el escritor nunca visitó el país). Lo que algunos no saben es que esta región alberga una “Islandia en miniatura”, pero no se trata de ninguna maqueta, sino de la Península de Snaefellsnes que concentra, a pequeña escala, todo lo que Islandia tiene para ofrecer: volcanes, acantilados, playas de arena negra… Además, se trata de un área escasamente poblada. Sin ir más lejos, la localidad de Hellisandur tiene apenas 400 habitantes.
Entre las visitas imprescindibles del oeste se encuentran la idílica montaña Kirkjufell, una de las más fotografiadas; las columnas de basalto de Gerðuberg; el salto de agua Dynjandi, que baja en siete cascadas; y Stykkishólmur, probablemente el pueblo más bonito de Islandia.
La más natural
La llamada de la naturaleza resuena a voces en la región del este de Islandia. De hecho, esta zona tan remota se distingue por la alta concentración de fauna autóctona, como frailecillos o renos salvajes. Es bien sabido que Islandia es tierra de cascadas: las de Vestdalsfossar son unas de las más desconocidas y, no obstante, unas de las más impresionantes, con el paisaje de Seydisfjordur como telón de fondo, que invita a los amantes del senderismo a recorrerlo a su ritmo. Precisamente en Seydisfjordur se encuentra una de las iglesias más icónicas del país —sencilla, de color azul y construida en 1922—, a la que se llega por una llamativa calle con baldosas con los colores del arcoíris, símbolo de la diversidad.
La isla, envuelta siempre en un halo de misterio, alberga también en la zona este Álfaborg, una roca conocida popularmente como “la ciudad de los elfos”. La mitología, la tradición y el folclore se dan cita en este enclave que muchos locales consideran como el hogar de la reina de los elfos islandeses. Sea o no verdad, los paisajes que la rodean son legendarios. El cañón de Studlagil, con sus impactantes columnas de basalto de 30 metros de altura, es el sueño de todo geólogo y fotógrafo, un lugar todavía poco explorado y que atestigua cómo la solidificación de lava millones de años atrás puede convertirse hoy en una maravilla más de la naturaleza.
Actualmente, PLAY ofrece vuelos directos a Reikiavik desde ocho ciudades españolas: Barcelona, Madrid, Alicante, Fuerteventura, Gran Canaria, Tenerife, Palma de Mallorca y Málaga desde 69 € por trayecto.
Para más información, por favor visite la página web de PLAY.