Acerinox cerró el ejercicio 2015 con un beneficio neto de 43 millones de euros después de impuestos y minoritarios, un 63% menos respecto a los 136 millones de 2014.

El EBITDA fue de 286 millones, un 36% menos que en 2014, cuando ascendió a 454 millones.

Por su parte, la facturación del Grupo en 2015, de 4.221 millones, fue un 3,6% inferior a la del ejercicio 2014. Durante el año, el Grupo realizó un ajuste de inventario a valor neto de realización por importe de 14 millones de euros.

En el cuarto trimestre del año, la Compañía presentó pérdidas por valor de 13 millones de euros debido principalmente al ajuste de los precios del níquel, que han bajado hasta mínimos de los últimos trece años.

2015 resultó un año especialmente difícil por la continua caída del precio del níquel, las importaciones asiáticas, la fuerte competencia y la corrección de existencias en la cadena de suministro con altos niveles de inventarios.

Todos estos factores han provocado una caída de precios durante el ejercicio que, en el caso de la bobina AISI 304, ha sido de un 42% en EEUU y un 27% en Asia. En Europa el descenso fue del 12%, amortiguado por la depreciación del euro.

Hay que destacar que, en este escenario, la Compañía alcanzó una producción récord de laminación en frío que ascendió hasta 1,6 millones de toneladas.

La presencia internacional del Grupo –que opera en más de 80 países y dispone de plantas de producción en cuatro continentes- y la eficiencia y la flexibilidad logradas a través de los Planes de Excelencia, resultaron fundamentales, una vez más, para enfrentarse a los múltiples condicionantes que se dieron el pasado año en el sector y a la desfavorable situación de mercado en la que el grupo desarrolló su actividad.

Una causa sustancial de dichas mejoras en los procesos viene determinada por el éxito de los Planes de Excelencia. Actualmente se encuentra en vigor el Plan de Excelencia IV (2015-2016), que ha logrado ya el 55% de sus objetivos, lo que se traduce en un ahorro recurrente anual de 37 millones de euros.

Acerinox aprobó el Plan Estratégico 2016-2020

El Consejo de Administración de Acerinox aprobó, el pasado 29 de octubre de 2015, el Plan Estratégico 2016-2020 para adaptar el plan anterior a las nuevas situaciones de mercado y al exceso de capacidad en la producción mundial de acero inoxidable.

El nuevo Plan Estratégico se fundamenta en la excelencia operativa, la utilización óptima de las capacidades de las fábricas del Grupo, el desarrollo de inversiones de rápido retorno y la solidez financiera. Sobre estos pilares, Acerinox mejorará la rentabilidad de sus activos aportando flexibilidad para adaptarse a las variaciones del mercado.

Dos grandes inversiones en NAS y Acerinox Europa

Enmarcadas en el Plan Estratégico, Acerinox aprobó en 2015 dos importantes inversiones por valor conjunto de 256 millones de euros en sus plantas de North American Stainless y Acerinox Europa.

En el caso de la factoría de Kentucky (EE.UU), ya han comenzado las obras para la construcción de una línea de recocido brillante de acabado BA y un laminador en frío con el objetivo de mejorar la utilización de su capacidad de producción y de ampliar la oferta de productos. Para ello, el Grupo aprobó una inversión de 116 millones de euros en marzo de 2015.

En lo que a la planta española se refiere, Acerinox Europa tiene aprobados, desde el pasado mes de diciembre, 140 millones de euros para la adquisición de una línea de recocido y decapado (AP) y un nuevo tren de laminación en frío. Las obras de construcción comenzarán en los próximos meses y la puesta en marcha de los equipos se producirá a finales de 2017.

Adaptación del Gobierno Corporativo

Durante 2015, Acerinox inició un proceso de adaptación de su Gobierno Corporativo a las prescripciones de la reciente Ley Española de Sociedades de Capital, así como a las recomendaciones del nuevo Código de Buen Gobierno Corporativo de las Sociedades Cotizadas Españolas. Acerinox cumple el 95% de las recomendaciones de dicho informe.

En esta línea, se adaptaron los Estatutos de la compañía, del Reglamento de la Junta General y del Consejo de Administración. Además, se aprobó una norma específica de relación entre el Consejo de Administración y el Consejero Delegado y una serie de políticas de funcionamiento que van en la línea de elevar el nivel del gobierno corporativo, favorecer la transparencia en la toma de decisiones, la información a los accionistas y la relación con los grupos de interés.