La Crisis japonesa de los ochenta y noventa tuvo como determinantes un exceso de valoración de los activos, deterioro del balance del sector financiero y una viciada interconexión entre grandes empresas y el propio sector financiero. La respuesta de las autoridades fue una política económica expansiva y un ajuste lento (el tiempo siempre parece la solución menos dolorosa) de los excesos. Pero, fijados los detonantes, la realidad es que los problemas actuales de Japón se centran en tres grandes puntos: una economía poco productiva; la demografía; la elevada deuda, especialmente del sector público.

¿Identifican los tres problemas anteriores en la actual situación de la economía europea? Probablemente no sea así, en su mayor parte. Pero, el futuro quizás permita una mayor convergencia en los problemas.

¿Recuerdan el Abenomics? Una política monetaria y fiscal muy expansiva, unidas a la aprobación de reformas estructurales que permitirían una mejora sostenible de la competitividad en la competitividad. La primera parte del Programa se ha llevado a cabo, pero las reformas estructurales (entre ellas combatir el deterioro de la tasa de actividad) se mantienen aún en el aire. El resultado ya lo conocen: el BOJ se mantiene optimista sobre el objetivo de inflación a medio plazo, mientras el FMI le aconseja no bajar la guardia ante la posibilidad de que tenga que ampliar las medidas expansivas; el Gobierno japonés ha aplazado en el tiempo la segunda subida de impuestos sobre el consumo, tras un impacto más negativo de lo esperado de la primera; la recuperación se acelera, pero no esperamos que vaya más allá del 0.7 % de crecimiento este año y del 1.5 % el próximo ejercicio. Al final, lejos todo ello de unas condiciones macro y financieras objetivo cuando se diseño el Abenomics hace ya más de dos años.

Centrémonos ahora en la zona EUR. El factor demográfico no es tan dramático como en Japón en estos momentos (se estiman 4 personas en edad de trabajar por jubilado frente a 3 en Japón), pero el deterioro reciente de este ratio es evidente.
La productividad marginal ha sido marginal en los diez últimos años en la zona EUR, mejor de cualquier forma que el descenso de la japonesa. Pero, el comportamiento más reciente claramente ha favorecido a Japón frente a nuestra zona. De hecho, es la producción frente al empleo lo que justifica el deterioro de la productividad marginal en la zona EUR. Por no hablar de las mayores rigideces que dificultan una utilización adecuada de los factores productivos más allá del empleo.
¿La deuda? Es difícil comparar el 245 % del producto de la deuda pública bruta japonesa, pero no tanto cuando hablamos del 135 % de deuda neta. Y partiendo de que el 90 % está en manos japonesas. Aunque, si al final hablamos de mutualización del riesgo en la eurozona, quizás encontremos más similitudes. Pero no sé realmente si podemos hablar de esta forma.

Sin duda, los problemas actuales de la zona EUR son muy diferentes a los que tuvo Japón en los ochenta. Pero, las similitudes crecen con el tiempo. Esto no es muy tranquilizador.

José Luis Martínez Campuzano
Estratega de Citi en España