Me he esperado hasta el último día de la semana para escribir este artículo semanal porque tenía la ‘sensación’ de que algo fuerte iba a pasar en los mercados de divisas no a raíz del conflicto de Libia (que es tema de interés para unos pocos para fastidiar a unos muchos), sinó a raíz del terremoto que asoló el noreste de Japón la semana pasada y cuyos efectos en los mercados se han visto en ésta.
Me parecía tremendamente sospechoso que tras conocerse la magnitud de la tragedia el pasado viernes, los mercados de divisas (en los cruces con el Yen japonés, JPY) no reflejaran ese hecho en sus movimientos, por lo cual me incliné a pensar que sería esta semana cuando viviríamos otro de esos momentos ‘históricos’. Y así ha sido.
La gran excusa del movimiento ‘verde’ con respecto a la explosión del reactor nuclear de la central que fue arrasada por el tsunami posterior al terremoto, y su inculcación de miedo a diestro y siniestro (se nota que los ‘verdes’ tienen mucho peso en los medios en estos días…), ha sido curiosamente el desencadenante de la situación extraordinaria vivida en los mercados de divisas (cruces contra el JPY y CHF) en estos últimos días, y no el hecho geológico en sí (en fin…).
Sea como sea, el hecho es que, como se puede apreciar en el gráfico adjunto (horario del cambio USD/JPY), el nuevo mínimo histórico del USD/JPY se situó en los alrededores de 76, frente a los 79.75 aproximadamente anteriores (que, curiosamente, se produjeron tras el terremoto que, en 1995, arrasó la ciudad de Kobe, y que entre otras cosas, llevó a Nick Leeson a quebrar el Barings Bank con sus apuestas alcistas en el Nikkei).
La extrema volatilidad que acompañó a la ruptura del anterior mínimo histórico vino motivada, obviamente por el salto de millones de stops en posiciones con opciones DNT (no tocar, do not touch en inglés) que había sobre ese nivel, pero también, y aquí está lo bueno del caso, que tal ruptura se produjo a las 22h del miércoles (hora nuestra), una hora en la que los americanos ya casi no tienen volumen, y en la que Oceanía aún no ha abierto sus mercados, por lo que esa extrema iliquidez del sistema es la que produjo el colapso de precios (para beneficio de los que vendieron, claro), un colapso que vino con un volumen mucho menor de lo habitual, pues no había liquidez en el sistema para frenar el movimiento. De haber sucedido en horario europeo o americano, se habría necesitado por lo menos 50 veces más recursos para producir el mismo efecto, estaban claras las intenciones por tanto.
Tras el acontecimiento, el gobierno central y el banco de Japón se pusieron en contacto con el G7 para pedir una acción coordinada de frenazo al avance del JPY. La respuesta (no lo tengo claro aún) fue que no le ayudarían (ahora algunos dicen que sí), pero que le dejarían vía libre para intervenir en el mercado. Supongo que eso querría decir, por ejemplo, que los amigos de la Fed (Goldman Sachs, Soros, etc.), se abstendrían de ponerse al otro lado de la balanza y presionar los precios a la baja, por lo que la interevención sería un éxito.
Y así ha sido. Esta madrugada, y por valor (no confirmado) de unos 75mil millones de €uros, el Banco de Japón ha vendido masivamente sus Yenes y ha provocado que por el momento, los precios se sitúen por encima del anterior mínimo histórico. Curioso este hecho porque la otra moneda que está marcando mínimos históricos día tras día, el CHF (Franco Suizo), no ha sido capaz de hacer lo mismo y eso que el banco central de Suiza (SNB) lo ha intentado por activa y por pasiva. Hay que esperar por tanto, que la presión sobre el JPY no se haya acabado, y que lo que se ha visto esta semana sea sólo el principio de una buena película de suspense.