Tras dos semanas sólo aptas para cardíacos en las que los mercados corrigieron ante las incertidumbres que planeaban en el escenario global (nuevo episodio de “huida” de la deuda periférica europea, negociaciones políticas para elevar el techo de deuda y evolución peor de lo esperada de los datos macro), la rebaja de la calificación crediticia por parte de S&P de la deuda estadounidense generó una nueva oleada de ventas que culminó con caídas superiores al 6% en EEUU y algo más moderadas tanto en Europa como en el resto de mercados bursátiles. Todo ello a pesar de las compras de deuda por parte del BCE que al menos sí sirvieron para reducir las primas de riesgo tanto en España como en Italia.

La decisión sobre tipos de interés que hoy deberá tomar la FED cobra especial importancia, pues dados los niveles alcanzados por las bolsas, puede ser la excusa perfecta para que anticipen nuevas medidas de estímulo monetario. En caso contrario, la debilidad y el estado de nervios imperante puede provocar caídas adicionales de las bolsas.

Desde un punto de vista de inversión la situación es compleja pues los índices bursátiles aún no han dado una señal clara de que hayan tocado fondo y una declaración tibia por parte de la FED puede propiciar nuevas ventas. Por el lado positivo tenemos unas valoraciones muy atractivas, con los principales índices con fortísimos niveles de sobreventa, con unas compañías que están mostrando su fortaleza con la publicación de resultados del segundo trimestre (el PER del S&P500 está en niveles similares a los de marzo de 2009) y con unos tipos de interés reales que prácticamente “empujan” a los inversores a volver hacia activos más arriesgados.

S&P500 el RSI sobrevendido.