Si se habla de una situación complicada en las economías mundiales seguro que a nadie le sorprende. Encontrar oportunidades en un entorno difícil – o poco favorable dada la confianza existente– hace que los inversores se decanten por lo seguro. Ahí la renta fija tiene las de ganar. Pero no cualquiera. Los expertos sobreponderan la deuda corporativa a la gubernamental . ¿El motivo? Las empresas están empezando a repuntar desde el punto de vista de beneficios porque desde 2007 han tomado medidas para adaptarse a esta situación. Son las mismas compañías “que salen al mercado ofreciendo deuda corporativa”, reconoce Patricia López, directora de clientes de Schroders. Además las empresas “presentan un nivel de liquidez importante, no tienen vencimientos de deuda – a diferencia de 2008- y el aumento reciente de la prima de riesgo de crédito combinada con un riesgo que queda globalmente moderado respecto a los fundamentales, les permite a los inversores gozar de una relación rendimiento/riesgo particularmente atractiva”, explica
Etienne Gorgeon, jefe de renta fija de Edmond de Rothschild IM.

Rentabilidades que pagan el riesgo de quiebra

Una circunstancia a la que se une el hecho de que el mercado de crédito esté cerrado, lo que provoca que muchas compañías tengan que acudir a los mercados financieros para encontrar financiación. Olivier de Berranger, gestor del fondo Arty en Financiere de L`Echiquier reconoce que incluso si la situación macroeconómica es mejor “los spreads están a unos niveles muy altos comparados con 2008 y es mucho más seguro y de mayor provecho prestar dinero a las compañías con balance saneado que prestárselo a los gobiernos”. Se eliminan así las dudas sobre la consideración de este tipo de emisiones como algo más arriesgado “pues ahora el nivel de quiebras de empresas está en mínimos – el máximo se alcanzó en 2008- y la previsión es que se siga reduciendo todavía”, reconoce la experta de Schroders. Alicia García, sales manager de M&G Investment advierte que el crédito “ahora está valorado a precios de recesión, ofrece rentabilidades muy atractivas y el nivel de impagos que espera el mercado es desproporcionado”. En los próximos cinco años – prosigue García – el mercado espera que en torno a un 21% de los créditos BBB –alta calidad- caigan en impago. Una cifra que choca si se piensa que el máximo histórico fue del 6% y se alcanzó en 1970. En high yield los pronósticos apuntan a un 60%, desde el 40% fijado en máximos. “Con lo que es muy buena oportunidad entrar en crédito corporativo pues está en muy buena situación, los gobiernos están muy endeudados y seguirán haciendo emisiones tirando los precios hacia abajo”. Con esto ratifica que el crédito de alta calidad se está convirtiendo en un bien muy escaso, lo que actuará como soporte para mantener sus precios en niveles elevados”.

¿Europa o Estados Unidos? Depende de la compañía

Bonos corporativos, sí. Pero ¿dónde? Los expertos se debaten entre la seguridad que ofrecen economías como las emergentes o de Estados Unidos y el atractivo que puede ofrecer la europea. Chris Bullock, gestor del fondo Euro Corporate Bond en Henderson reconoce que “seguimos favoreciendo las regiones desarrolladas core como Alemania, los países Bajos Estados Unidos, países escandinavos y el Reino Unido hasta que se produzcan signos más claros de que la crisis soberana europea puede ser resuelta”. Sin embargo, compañías de algunos países en situación de mayor estrés “ofrecen oportunidades cuando satisfacen nuestros criterios de presencia internacional, liderazgo de mercado, no demasiada dependencia de las leyes y regulaciones locales, una posición de liquidez holgada y flujos de caja sostenibles”. Telefónica es un buen ejemplo de todo esto, reconoce Bullock.

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