Los ingresos de Renta Corporación en los nueve primeros meses del año llegan a los 33,6 millones de euros, lo que implica una caída del 39% respecto a los nueve primeros meses del año precedente y el margen de operaciones alcanza los 4 millones de euros, un 77% menos respecto al cierre de tercer trimestre de 2019. El resultado bruto de explotación (ebitda) alcanza pérdidas de 2,9 millones frente a los 10,9 millones del mismo período de 2019.
La inmobiliaria cuenta con una cartera de activos de 121,7 millones de euros, compuesta por activos "altamente líquidos y bien localizados", especialmente en las plazas de Madrid y Barcelona, lo que considera que le facilitará revertir la situación y empezar a materializar en cuanto la actividad del mercado se normalice.
La compañía especializada en la adquisición, rehabilitación y venta de edificios en las ciudades de Barcelona y Madrid ha cerrado el tercer trimestre con un nivel de apalancamiento del 40% y una tesorería de 10 millones de euros.
La empresa que preside Luis Hernández de Cabanyes explica que los resultados al cierre del tercer trimestre "están en línea con la evolución desfavorable de la actividad que se ha producido como consecuencia de la crisis sanitaria y económica generada por la pandemia".
La ralentización sin precedentes de la actividad inmobiliaria durante la primera mitad de 2020 se ha visto agravada en este tercer trimestre por la segunda ola de la pandemia, y eso se ha traducido en un retraso en la materialización de las operaciones, que ha impactado en el margen de operaciones y en el resultado de la empresa en el periodo.
La actividad inversora también se ha visto interrumpida por estas circunstancias excepcionales "y se prevé que pueda prolongarse durante unos meses". Con todo, Renta Corporación considera que "se trata de un hecho coyuntural, puesto que el sector inmobiliario sigue considerándose un valor refugio y mantiene las variables diferenciales que lo hacen atractivo frente a otras propuestas de inversión".
Renta Corporación prevé que 2020 terminará como un año de "transición" para el conjunto de la economía y el sector inmobiliario, por lo que buscará equilibrar los resultados acumulados con un mejor cuarto trimestre y priorizará las políticas de preservación de la liquidez.
