La ampliación de capital se configura en dos tramos, según explicó el presidente de La Seda, José Luis Morlanes. "Un tramo dirigido a la conversión de la deuda bancaria en capital y otro dirigido a la obtención de dinero nuevo", manifestó Morlanes, que supeditó el éxito de la operación a lograr un acuerdo con los bancos para reestructurar la deuda de la compañía.

La propuesta del consejo de administración únicamente recibió el rechazo de Fiatc y del grupo de accionistas minoritarios 'Unidos por La Seda' que votaron en contra de la ampliación de capital.

Los minoritarios protestaron especialmente contra la reducción del valor nominal de los títulos y propusieron la recusación del consejo de administración, que fue rechazada por el 90% del capital accionarial.

El presidente de La Seda defendió la necesidad de reducir el valor de las acciones y de llevar a cabo la ampliación de capital, ya que "es el momento de tirar adelante la compañía y esto nos permitirá garantizar los puestos de trabajo, pagar las deudas, suministras a los proveedores y recuperar el valor de la acción".

Por su parte, Fiatc también se abstuvo en la votación de las cuentas de la compañía. Ante esta posición, Morlanes recordó que "Fiatc tuvo la vicepresidencia y la presidencia de La Seda durante seis de los nueve meses de 2009 que abarcan estas cuentas".

Si la ampliación de capital culmina con éxito, los bancos tendrán el 41% del capital social de La Seda --a razón de 150 millones de deuda por capital-- mientras que el 59% quedará en manos de antiguos y nuevos accionistas.