En una situación como la actual – en la que la reactivación del consumo se mira como una señal clara de salida de la crisis- Bodegas Riojanas admite que “todo el consumo se está desplazando a productos de menor precios…y el vino no es una excepción. Una crisis que afecta al vino, especialmente a los vinos de alta gama”, reconoce el director general de esta compañía, Santiago Frías Monje.

Y aunque hay parámetros que indican que se podría estar mejorando a nivel global el consumo del vino, los mayores incrementos se producen en vinos jóvenes y crianzas “cuando nuestra especialización son reservas y grandes reservas”. ¿La solución? Fijarse varios retos como mejorar la calidad del vino, maximizar la estructura comercial con la que cuentan además de “incrementar las exportaciones, de ahí que hayamos constituido una sociedad filial con Estados Unidos para fomentar la estructura de ventas”.

Pero ¿cómo se encuentra la deuda de esta compañía? Frías reconoce que “mantenemos estable la deuda y la idea es seguir en esa línea”. Advierte de que tenemos una estructura muy alta “con lo que realmente tenemos tierra con fondos propios y parte de las existencias, es con fondos ajenos”.

Una compañía que reparte su accionariado entre un grupo de empresas inversores – que cuentan con un 20% del capital, “y la familia que cuenta casi con un 60% del capital. Es el núcleo estable de la bodega”. El resto estaría repartido entre pequeños accionistas que, desde que la compañía saliera a bolsa en 1997, siguen manteniendo sus acciones en bolsa. Una salida que ha servido a la compañía para evitar las discrepancias a nivel familiar “pues tenían que fijar y negociar precios de compra y venta; y además el rigor que exige la bolsa siempre ayuda a profesionalizar la compañía”.