Iberdrola apuntó que el resultado bruto de explotación, Ebitda, aumentó el 4,7%, hasta los 3.435 millones de euros, gracias a la expansión internacional, la adecuada gestión de las unidades de negocio, las mejoras de la eficiencia, la solidez del balance y las inversiones realizadas en los últimos años.

Los nuevos negocios y el área internacional ya representan dos tercios del total. En concreto, el área de energía en España contribuyó con un 36% al Ebitda, ScottishPower con un 24%, Iberdrola Renovables con un 17%, Energy East con un 6%, Latinoamérica con un 13% y otros negocios con un 4%.


Por actividades, la eléctrica destacó el crecimiento de todos los negocios, salvo el área liberalizada en España, afectada por la mayor caída del consumo en los últimos 40 años y por el bajo nivel de precios.

Entre enero y junio, la cifra de ventas ascendió a 13.109 millones de euros(+9%), el margen bruto a 5.451,3 millones (+10,9%), el flujo de caja operativo a 2.355 millones (+3,4%) y el resultado operativo neto (Ebit) a 2.337,8 millones (-1,2%).

La compañía destacó que su gestión en el periodo ha buscado optimizar la situación financiera del grupo, con el fin de preservar la solidez y asegurar las inversiones previstas. Así, ha reforzado el balance mediante medidas como las mejoras de eficiencia --los gastos operativos han caído un 7,5%, excluyendo a Energy East--; la continuación del plan de desinversiones y la ampliación de capital acelerada realizada hace un mes por 1.325 millones de euros.

En consecuencia, Iberdrola ha reducido su ratio de apalancamiento en el periodo, pasando del 52,2% al final del primer trimestre al 48,4% (excluyendo el impacto del déficit de tarifa). El objetivo al final del ejercicio es situar esta cifra en el 48% y la deuda del grupo en el entorno de entre 25.000 y 26.000 millones de euros, lo que supondrá una reducción de 6.000 millones de euros en el año.

La eléctrica subrayó asimismo que su mayor solvencia y su liquidez, que asciende a 10.600 millones a 30 de junio, le permitirá seguir invirtiendo en los proyectos previstos en generación hidroeléctrica y energía eólica y mantener las compras a los proveedores, contribuyendo así a la recuperación económica.

Iberdrola afronta el resto del ejercicio centrada en consolidar posiciones en Estados Unidos y Reino Unido, tras varios años en los que se ha reforzado su carácter multinacional.

ESPAÑA, CAIDA DE PRECIOS Y DEMANDA

En España, Iberdrola reconoció que se ha visto afectada durante el primer semestre por unas condiciones operativas desfavorables, marcadas por una significativa disminución del precio de mercado mayorista (-32%) y por un descenso de la demanda de energía eléctrica (-6,4%), que ha sufrido su mayor caída en 40 años.

Esta situación adversa ha supuesto un descenso del 7,2% del Ebitda del negocio liberalizado, hasta 718,9 millones de euros, que ha podido ser compensado parcialmente por el crecimiento del 9,1% del Ebitda del área regulada, que se situó en 507,1 millones.

Asimismo, explicó que se ha solucionado el problema del déficit de tarifa, del que al grupo le corresponden 2.875 millones de euros, que confía en poder ingresar antes de fin de año. Además, se ha introducido la nueva tarifa de último recurso y el bono social, entre otras medidas, lo que supone un nuevo paso en la total liberalización del mercado.

Iberdrola confía en que el debate energético y la planificación que se elaborará en otoño en España tenga como consecuencia la apuesta por un modelo que disminuya la dependencia del exterior, permita cumplir los compromisos medioambientales de reducción de emisiones y consolide un mix de generación eléctrica más competitivo.

Asimismo, considera imprescindible alcanzar un mayor grado de liberalización y aumentar la seguridad regulatoria, al objeto de afianzar un entorno estable en el que realizar las inversiones y que permita al sector continuar siendo un motor para la recuperación económica.