Las negociaciones, que se alargaron hasta altas horas de la madrugada, acabaron con un acuerdo por el que el BCE solo controlará directamente a los grandes bancos, mientras que las entidades más pequeñas seguirán bajo la responsabilidad de las autoridades nacionales, tal y como exigía Alemania.

El comisario de Servicios Financieros, Michel Barnier, ha cifrado en alrededor de 200 los bancos que serán supervisados por el BCE del total de 6.000 que hay en la eurozona.

La creación de un supervisor bancario único es la condición previa para la recapitalización directa de la banca a cargo del fondo de rescate (MEDE) y el primer paso para poner en marcha una unión bancaria. Sin embargo, Soledad Pellón, estratega de mercados de IG, cree que "Alemania no pasará por el aro con respecto a la recapitalización bancaria europea".

El compromiso final, pendiente de ratificación por parte de la Eurocámara, encomienda al BCE la supervisión directa de los bancos cuyos activos superen los 30.000 millones de euros o el 20 por ciento del PIB del país en el que estén establecidos.