Dos años después de que el Tesoro de EE.UU. se viera casi obligado a salvar de la quiebra a dos de las grandes compañías del país, Citigroup y General Motors, ahora éstas se preparan para devolver el fondo del que hicieron uso. Sus cuentas parecen darles la razón, animarles a independizarse pero, ¿se están apresurando a hacerlo?

Parece que General Motors no cree que sea descabellado comenzar a caminar sola, por lo que la semana pasada su vuelta al parqué eclipsaba el mundo bursátil. Tal fue la expectación que la automovilística se vio avocada a subir su oferta 5.000 millones más de los previstos, hasta 18.000, con la intención de renacer, quitarse el San Benito de “Government Motors” y expulsar a los contribuyentes de su accionariado, del cual suponen un 61%. Así, el jueves pasado comenzaba a cotizar la mayor OPV de la historia de los EE.UU. a un precio por acción de 33 dólares, lo que valora la nueva General Motors en 40 billones de dólares. Los primeros compases fueron realmente esperanzadores, llegando a subir hasta un 9%, pero pasada la euforia inicial, GM no parece tenerlas todas consigo. Según
Félix González, socio director de Capitalia Familiar EAFI, “el problema vendrá en el medio plazo, pues el Tesoro Americano todavía tiene que vender muchas acciones para salir del accionariado de la compañía, por lo que va a seguir habiendo presión de papel en los próximos meses y, aunque hoy es una compañía subsidiada con el dinero de los contribuyentes, está por ver si después de esta reestructuración financiera viene la reestructuración operativa y consigue poder competir en condiciones adecuadas con el resto de fabricantes de automóviles en un contexto en el que la demanda final, sobre todo el Occidente, sigue siendo débil”.

Además, esta vuelta al parqué y, por consiguiente, a la normalidad, supone un espaldarazo a la política de Obama pues “el Estado le inyectó una cantidad ingente para salvarla de la bancarrota y ahora la compañía lleva tres trimestres consecutivos en beneficios y con esta OPV va a captar 228.000 millones de dólares”, dice Sara Pérez Frutos, directora general de Dracon Partners EAFI. Además, “esta desinversión del contribuyente americano es positiva para el valor .De hecho, solo tenemos que echar la mirada atrás para encontrarnos casos similares, como el de AIG o Citigroup, en los que las desinversiones del Erario Público han dado paso a subidas continuadas de estos valores, por lo que es una buena opción alcista para el largo plazo”, según Miguel Méndez, analista de Hanseatic Brokerhouse y José Manzanares, director de Productosymercados.com, lo ve recorrido “hasta los 53 dólares, precio al que el Tesoro compró las acciones de la antigua GM”.


Por su parte, Citigroup tiene el deshonroso título de ser el mayor receptor de fondos de rescate estadounidense tras la crisis del 2008. El Tesoro norteamericano invirtió en no dejar caer a esta financiera 25.000 millones de dólares. A cambio la entidad le dio 7.700 millones de acciones de las que hasta ahora se ha desprendido sólo en parte. Esta participación convertía a la Administración en una figura controladora de Citi pero, ¿tan controladora? Según Luis Benguerel, responsable de mesa de RV de Interbrokers, “no se les presionó cuando se los rescató y ahora eso es un problema porque, si antes eran demasiado grandes para dejarlos caer, ahora son más grandes aún y, por qué no, cabe la posibilidad de que se les vuelva a intervenir porque no están bien del todo”. El verdadero problema de esta entidad, como otras financieras de los EE.UU. está en el sector inmobiliario y, “mientras éste no tire, Citi seguirá teniendo problemas en su balance”, dice Manzanares. Esta dependencia hace que la entidad cojee y que “sea pronto para que el Estado desinvierta totalmente su participación”, según el experto de Productosymercados.com.

Aunque la situación de Citi no sea la más deseable, los expertos consultados no dudan que pasará los tests de stress a los que la Fed someterá a la banca estadounidense en enero pues “están preparados para inyectar confianza al inversor”, dice Benguerel. Si bien, Manzanares comenta que “veremos en próximos meses a un Citigroup más pequeño, que se deshará de algunas participaciones para cumplir con los requisitos” pues, tanto los tests de stress, como Basilea III están acechando a las financieras.

Pero, ¿qué hay de Citigroup en bolsa? Álvaro Blasco, director de Atlas Capital, dice que “la apuesta por Citigroup es muy buena, aunque hay que tener paciencia, pero estoy convencido de que en un par de años es muy posible que doble la cotización, pues poco a poco ha ido devolviendo las ayudas del Estado, con lo cual, recuperará su libertad de gestión y política de trabajo”.

Técnicamente, desde Hanseatic Broker House Alejandro Martín comenta que “la acción está teniendo un comportamiento muy positivo durante las últimas semanas. Técnicamente considero que el valor se puede mantener con un stop en 4.12 dólares, ya que la pérdida de esos niveles podría provocaría nuevamente un escenario correctivo”.