Deben de rendir cuentas ante el parlamento para que se explique la labor de la institución, porque los resultados están ahí, a la vista de todos, y no son muy satisfactorios.

Las triquiñuelas contables empleadas para no mostrar la situación real en su cruda realidad se han extendido con la única esperanza de que el tiempo solucionara el problema y ahora, visto que la solución no era la adecuada, el descrédito alcanzado no se puede solucionar en cuatro decretos. Los responsables de la inspección del BdE no se pueden rasgar ahora las vestiduras
porque su actuación ha sido de nota. Ahora mismo, en la actualidad, hay entidades con unos problemas de valoración de activos que aun no han aflorado y que, poco a poco, saldrán a la luz porque no se pueden esconder más.

¿Cómo se iban a fiar las instituciones europeas de los mismos responsables que las han llevado a esta situación? La realidad no es como nos la cuentan; es otra, y el deterioro estructural de los balances está prácticamente intacto y sin aflorar.

La intranquilidad ha empezado a ser común porque todas las instituciones financieras tienen trapos sucios en forma de valoración de activos pendientes de aflorar. Desde el mayor a la más pequeña, y esto tiene un alcance trasnacional porque no olvidemos que el dinero no proviene solo de nuestro país y hay acreedores extranjeros que no se fían de nuestras instituciones, aquellas que jugaban en primera división y que siguen encareciendo sus intereses cuando van a prestar dinero .

Hasta ahora muchos se han creído las mentiras de los banqueros, pero cada vez son más difíciles de tragar. La connivencia entre los dos “ poderes “, político y económico, trae consecuencias como la absolución de la familia Botín o el indulto del Consejero Delegado del Santander, por haber encarcelado a personas inocentes falsificando pruebas. El eslogan de “ salvar las entidades de crédito con dinero de todos y olvidarse de las personas que somos las que pagamos “ no está nada claro. No puede ser más importante la reputación de Rato que la del resto de los españoles que pagamos de nuestro bolsillo los errores del directivo.

Los bancos tienen sus accionistas y son lo que tienen que pagar. No podemos asumir mentira tras mentira y después, sin ninguna repercusión penal, se salgan todos de rositas y nosotros paguemos los platos rotos. En este país la calidad de los chorizos es grande y además abundante.

Si estamos al borde del precipicio, que venga con nosotros algún responsable y que caiga conjuntamente con todos. No pueden estar riéndose y con la cuenta bien inflada después de saquear cajas. Es innombrable que en la comisión de investigación de las Cortes Valencianas, el ex presidente de la CAM diga que no sabía nada, si no sabía ¿por qué acepta el cargo? Y el resto del consejo, ilustres catedráticos de economía ¿dónde estaban? Ya está bien de chorizos, esta situación no se ha aflorado antes por las previsiones contracíclicas que el BdE obligó a la banca a realizar contra su voluntad en la época de Rojo como responsable.

Al final, la sociedad civil tiene que pagar los desmanes de los responsables de las entidades financieras y la presión de esta misma sociedad es la que obliga a llevar a sus responsables ante los tribunales para que paguen por su gestión. Este movimiento va creciendo y esperemos que llegue hasta el final.

Sin crédito no puede haber recuperación de ninguna manera, y si no hay recuperación no hay actividad, si no hay actividad, el negocio bancario va a la quiebra. Esta concatenación de escalones son la que en realidad está ocurriendo en la actualidad. Por ello, si la barra libre del BCE no es para que se genere crédito a la actividad y únicamente sirve para negociar con la deuda de los países al tomar el dinero al 1% y comprar deuda al 6%, los canales de aplicación de esta liquidez están mal diseñados, porque no llegan al destinatario final, ya que únicamente sirven para tapar los agujeros y mantener a estas entidades quebradas que tienen sus activos mal valorados y mantienen sus balances contables artificialmente cuadrados.

Esta situación únicamente tiene como beneficiario a las mismas entidades financieras que queden después de esta crisis, al limpiar el mercado de muchos competidores y ser ellos los únicos beneficiarios de la situación. Los políticos que deciden no pueden engañarnos más y tienen que darse cuenta que la situación en el mundo ha cambiado y en España debe de cambiar también.

Bueno, esto lo pago yo, mejor dicho algunos de los contribuyentes. Otros hacen negocio con la situación que ellos mismos provocan.


Rafael Montava Molina
Consultor Empresarial
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