Como resultado, el BCE seguirá aceptando como garantía todos los bonos, tanto los ya existentes como los nuevos, emitidos o garantizados por Grecia.

La consecuencia más inmediata de la decisión del BCE es que garantizará que los bancos griegos, que son los principales propietarios de los bonos públicos de Grecia, puedan continuar acudiendo a la financiación del BCE.

La decisión se produce menos de tres meses después de que el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, dijera que el banco no cambiaría sus normas de aceptación de garantías en beneficio de un país concreto.