Hay que tener en cuenta que con mucho menos (unos 2.500 florines) se podía comprar 27 toneladas de trigo, 50 de cebada, 4 bueyes gordos, 8 cerdos, 12 ovejas, 2 cubas de vino, 4 toneles de cerveza, 2 toneladas de mantequilla, 3 de queso, una cama, un guardarropa, y una jarra de plata. Frank había ido ahorrando ese dinero para saldar una deuda, pero tras el consejo de su amigo decidió darle al dinero otro destino. Sin saberlo, estaba alimentando una burbuja, la de los tulipanes, que estalló en 1630. El holandés decidió una última cosa, conservar su tulipán pensando aquello de que “todo lo que baja sube”. Frank cometió al menos cinco de los diez errores recogidos en el decálogo elaborado por el Departamento de Análisis y Producto de Self Bank, que se publica 383 años después.
Fallos 3, 4, 7, 8 y 9. No está mal. Podría ser peor. Aquí está la lista completa:
1. Nadar a contracorriente: Las corrientes de mercado a veces son tan poderosas, que es difícil tratar de liderar los cambios de tendencia. Un factor que pesa mucho en las tendencias de las bolsas es el “sentimiento de mercado”, que son capacer de mover las bolsas más allá de la lógica. Si queremos invertir en valores o sectores fuera de tendencia, debe hacerse con extremo cuidado. A pesar de que existen gestores de mucho prestigio en el mercado que basan su éxito en la “inversión contracorriente”, el riesgo de fracasar es mucho mayor.
2. Dejarnos llevar por el entusiasmo: Uno de los errores más complicados de controlar y principal causante de las burbujas económicas. La crisis de los tulipanes fue la primera burbuja de la historia, a la que han seguido muchísimas más. Frank Zondervan es un personaje ficticio, pero no así su historia. Por eso cuando vamos ganando en bolsa es necesario seguir un sabio consejo: “Que el último euro lo gane otro”. Si ya hemos cubierto los objetivos de inversión, siempre es mejor retirarse.
3. Seguir a ciegas el consejo de un amigo: Muchas veces por inexperiencia, inseguridad o incluso por envidia, nos vemos impulsados a imitar las acciones de los demás. Hay quienes por el hecho de no saber de bolsa no se percatan de que sus amigos tampoco, y están aquellos que actúan como en la lotería: “Si mi amigo ha comprado y me ofrece ¿cómo no voy a comprar yo también? ¿Y si le toca sólo a él?”. Ojo, no siempre hay que hacer caso a los conocidos, nunca inviertas en aquello que no comprendas y déjate aconsejar por asesores profesionales.
4. Todo lo que baja, sube: O baja más. Hay empresas que pueden subsanar un bache, y situaciones que pueden solventarse. Se pueden dar casos en los que los castigos en bolsa no sean del todo justos. Pero a veces no hay remedio. Hay compañías en quiebra, con una historia de fraude a sus espaldas... Es importante analizar los motivos por los que la empresa ha bajado y, sobre todo, nunca hay que aferrarse a toda costa a las acciones, también hay que saber perder.
5. La renta fija no tiene riesgo: Éste es posiblemente de los más arraigados. Todo tiene su riesgo y la renta fija no se libra. Hay que tener en cuenta el riesgo de divisa, ya que la moneda del país del que adquirimos bonos puede subir o bajar. También existe riesgo de impago, y esto no es algo exclusivo de las empresas. ¿O es que no conocemos casos de Estados que han dejado de pagar sus deudas?. La calificación crediticia es un factor a tener en cuenta, ya que nos informa sobre la solvencia y fiabilidad de un Estado o de una empresa. Por último hay que ser conscientes del riesgo de tipos de interés: si compramos bonos del Tesoro, el Estado se compromete a pagar un interés al vencimiento, pero si necesitamos vender antes de que se cumpla el plazo debemos hacerlo en el mercado secundario y en ese terreno podemos ganar o perder dependiendo de la evolución de los tipos de interés.
6. Comprar con el rumor y vender con la noticia: No siempre hay que confiar en las habladurías. Plantéate por qué motivo comparte un cuchicheo quien nos lo cuenta. A veces el rumor se queda en rumor. Otras veces se convierte en noticia, pero tarda.
7. Invertir el dinero de la hipoteca: Es la regla número 1 de la inversión en bolsa: es imprescindible invertir solo el dinero que no se necesita a corto plazo. Recomendable una ducha fría antes de tomar una decisión que puede llevarnos a sufrir pérdidas inesperadas y con un capital del que no podemos prescindir y que no podemos recuperar.
8. Los valores de gran capitalización son siempre más seguros: Falso. ¿Alguien se acuerda de Enron? Una de las 30 compañías de mayor capitalización de EEUU, del sector eléctrico - uno de los más tranquilos del mercado -, con 21.000 empleados y presencia en 40 países justo antes de quebrar. En 2001 se descubrió que la empresa maquillaba en los balances financieros sus gigantescas pérdidas.
9. La diversificación no importa: Otra mentira. Además del riesgo del mercado (que asumimos por el simple hecho de invertir), debemos asumir el riesgo diversificable propio de las acciones concretas en las que invertimos. Existen muchas opciones de inversión pero siempre se puede perder y una forma de reducir las posibilidades es diversificando, buscando compañías o activos poco correlacionados entre sí.
10. Marcarse objetivos y no cumplirlos: Siempre es bueno tener un plan. Para actuar de forma segura es necesario aprender a ganar, aprender a perder y marcarse estrategias que prevean ambos casos.