Ya lo anunció el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, el pasado viernes: la paridad cambiaria en el marco del control estatal de divisas vigente desde 2003 pasará de 2,15 bolívares por dólar a 2,60 bolívares para unos casos y de 4,30 bolívares en otros. Y hoy se ha hecho efectivo para “frenar las importaciones y estimular las exportaciones”.

En concreto, la cotización de 2,60 bolívares cubrirá las importaciones del sector de los alimentos, la salud, el de maquinaria y equipos, ciencia y tecnología y todas las importaciones del sector público, así como artículos de librería y útiles escolares. Asimismo, añadió, también cubrirá las remesas familiares y las que ayuden a cubrir los gastos de los estudiantes venezolanos en el exterior, los recursos para los consulados y las embajadas acreditadas en Venezuela, a los jubilados y pensionados así como otros casos especiales. Para "todo lo demás", recalcó Chávez, se utilizará una paridad de 4,30 bolívares por dólar, que llamó "dólar petrolero", y que especialmente permitirá cubrir los requerimientos del sector automotriz, del comercio y de las telecomunicaciones.

Pero ¿qué ha llevado al gobierno venezolano a tomar esta decisión? Todos los esfuerzos se encaminan a intentar reducir la excesiva inflación –entorno al 27% al cierre de 2009- que carga el país latinoamericano sobre la espalda. Pero la República Bolivariana de Venezuela sabe que sus problemas van más allá, al menos, en lo que a la dependencia del petróleo se refiere cuyos ingresos procedentes de esta materia prima se han visto lastrados por el descenso en el precio del crudo de los últimos meses.

¿Consecuencias? Una drástica reducción de beneficios

Los efectos serán contundentes. Devaluar la divisa venezolana, el bolívar, como estímulo para las exportaciones del país supone un golpe a las compañías españolas y extranjeras que operan en Venezuela, ya que verán cómo la facturación y los beneficios se reducirán hasta un 50%.

¿Entre las compañías más afectadas? Telefónica sería la empresa que más duramente podría sufrir las consecuencias puesto que es una de las compañías que más peso tiene en Venezuela. Este país representa para la operadora presidida por César Alierta –con el cambio previo a la devaluación-, según ha considerado Morgan Stanley, el 10% de su ebitda (beneficios antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones), el 10% del flujo de caja libre y el 16% del beneficio neto entre 2010 y 2012. Con esta nueva medida en la divisa, la cuenta de resultados de Telefónica se vería fuertemente dañada. Desde Morgan Stanley prevén que los ingresos por operaciones financieras caigan un 47% en los próximos tres años del mismo modo que el beneficio neto de Telefónica Venezuela se reduciría en un 47% en 2010, un 52% en 2011 y un 56% en 2012.

No obstante y a pesar de que las previsiones de los expertos no son nada halagüeñas en este escenario pues se estima que el bolívar siga depreciándose aún más –en 2011 el bolívar se cambiaría a 5,15 dólares y a 6 en 2012-, las reacciones de Telefónica no se han hecho esperar y desde la compañía han anunciado que mantiene sus previsiones de rentabilidad para 2010 y su compromiso de elevar el dividendo hasta 1,75 euros por acción en 2010. Unas declaraciones que, al menos hoy, no tranquilizan al mercado que castiga a la operadora con caídas superiores al 2%. Y es que, como asegura Elena Martín, analista de Unicorp Patrimonio, “el mercado está sobrerreaccionando a la noticia porque el resto de economías latinoamericanas tienen un tipo de cambio libre” pero reitera que, pese al mal comportamiento a corto plazo, a largo “no habrá cambios en el modelo de negocio de Telefónica orientado a Latinoamérica”.

Pero no sólo Telefónica se verá afectada, el efecto bolívar envolverá también tanto a BBVA, Mapfre como a RepsolYPF . Sin embargo, el alcance será mejor o así lo han querido resaltar desde Iberdrola, empresa que opera también en Venezuela, desde donde reconocen que sus “contratos en el país presidido por Hugo Chávez se suscribieron en su mayor parte en dólares y con garantías”. Además, la compañía ha recordado que no presta servicios energéticos en Venezuela, sino que construye infraestructuras energéticas “llave en mano y con precios cerrados”, por lo que la devaluación le afecta menos que a otras empresas.