"En el medio plazo, el desafío consistirá en desviar recursos desde el sector de la construcción a otros sectores con mayor valor añadido y potencial productivo", indica el banco alemán.La entidad señala que el sector de la construcción experimentará un ajuste de entre tres y cinco años, puesto que no se trata de un ajuste cíclico, sino "estructural", que se produce tras años de precios de la vivienda "sobrevalorados" y de una forma de crecimiento que "ya no es sostenible".En este sentido, los pronósticos de Deutsche Bank estiman una caída de los precios de la vivienda en términos nominales del 2% en 2008, que se acelerará al 8% en 2009, para repetir sendas bajadas del 5% en 2010 y 2011, lo que arroja una corrección del 20% nominal.De este modo, sumados los efectos de la inflación, que la entidad estima en un 4,5% este año, de un 3,1% en 2009, así como de un 2,8% para 2010 y 2011, la caída de precios en términos reales sería de un 33,2% al término de los próximos tres años y medio. Respecto al crecimiento de la economía, Deutsche Bank pronostica un crecimiento medio anual de entre el 1,3% y el 1,5% en los próximos cinco años, y anticipa que los problemas de la economía española restarán tres décimas porcentuales al crecimiento de la eurozona en los próximos años.En este sentido, el banco alemán destaca que además de los factores internos de la economía española, entre los que es clave el debilitamiento del empleo, también existe una serie de elementos externos, como los elevados precios de la energía y de las materias primas, la ralentización de las economías de EEUU y Reino Unido, los tipos de interés más elevados, y las restricciones de crédito, "que serán incluso más ajustadas en el caso de España", que contribuirán a frenar el crecimiento económico español.Por otro lado, el informe indica que, en comparación con otros países desarrollados que han experimentado procesos de ajuste inmobiliario, el caso español se asemejaría al de Holanda, puesto que la economía española carece de la flexibilidad y dinamismo de las de EEUU y Reino Unido, aunque se enfrenta al proceso en mejores condiciones de las que existían en su omento en Alemania y Japón.