Irlanda y Portugal de nuevo en el ojo del huracán deudor. Y la primera bastante por delante. Irlanda podría ser la próxima en acudir al fondo de rescate de la Unión Europea con el objetivo de poner fin a la debilidad de su sistema financiero. Pero ¿hay riesgo de quiebra? La mayoría de los expertos consideran que el rescate es la única solución a la que debería enfrentarse el país. Solución “para dejar de tensionar a los mercados”, reconoce Nicolás López, director de análisis de MG valores.

Sin embargo, el rescate tiene sus riesgos. El primero, el efecto que tendría sobre el resto de economías de Eurozona, especialmente Portugal y España. El miedo al contagio ya mostró su cara más amarga cuando Grecia tuvo que ser rescatada. Y sesión tras sesión vuelven a mostrar su cara de nuevo en el mercado de bonos y CDS, cotizando en máximos. Irlanda se enfrenta a un sistema financiero quebrado: con tres de sus bancos principales capitalizados por cantidades que elevarán el déficit público hasta el 32% en 2010, frente al 14.4% anunciado por Bruselas en 2009. Su deuda pública cerca del 100% con un Spread frente al bono alemán de 620 puntos.


Si tenemos en cuenta que Grecia antes de ser rescataba contaba con un déficit público por encima del 15%, deuda pública en el 127% y Spreads frente al bono alemán del 570 puntos además de ser una economía un 30% más grande ¿a qué esperan las autoridades? En este tipo de situaciones “resulta más importante, si cabe, la parte subjetiva, que responde a los intereses creados. Y lo cierto es que los intereses particulares en rescatar a Grecia eran mayores que los existentes en rescatar a Irlanda”, reconoce
Daniel Pingarrón, analista de IG Markets.

Rescate, el arma de doble filo

Eso sí, hay economías como la española que se juegan en países como Irlanda y Portugal cerca del 13% de su Producto Interior Bruto, 130.000 millones de euros, según publica Cotizalia. Una cantidad de la que 30.000 millones de euros proceden, en su mayor parte, del sector privado. El hecho de que el gobierno irlandés no haya mostrado demasiado interés en acogerse a ningún plan crispa a los inversores que exigen mayor rentabilidad para comprar sus emisiones en un momento en que se descuenta que ambos países no serán capaces de pagar sus deudas.

Esta mañana Deutsche Bank ha advertido de que el reciente rally que ha experimentado el bono irlandés frente al alemán “podría revertir en caídas de estos últimos si Irlanda no solicita su rescate”. El reciente repunte “aumenta las posibilidades de que el país no solicite ninguna ayuda pero lo cierto es se corre el riesgo de impago si ellos no lo hacen”, advierte el estratega de la entidad Jim Reid en Londres.

Por su parte Irlanda se cierra en banda pues “acogerse a un plan de rescate lleva aparejados elevados costes e intereses sobre el capital prestado, lo que empaña de dudas la viabilidad del mismo”, reconcoce Pingarrón. La segunda razón atiende al calendario. Irlanda “considera que el calendario les beneficia pues durante 2011 las necesidades del país rondan los 23.500 millones de euros, necesidades que se concentran en la segunda parte del año”. ¿Quién pagará a quién?