En su informe anual de 2007, la institución gobernada por Miguel Ángel Fernández Ordóñez explica que las propiedades inmobiliarias son garantías de eventuales préstamos en España, lo que hace que las variaciones en el precio de la vivienda puedan afectar al consumo y a la inversión residencial de los hogares.Según el Banco de España, la mera posibilidad de que en algún momento haya que recurrir a este tipo de préstamos en caso de necesidad puede ser motivo suficiente para reducir o aumentar la necesidad de ahorrar por motivo de precaución.Así, la entidad cree que estos datos tienden a confirmar que en España el valor de la riqueza inmobiliaria "afecta principalmente" al consumo familiar por ser una "potencial fuente de recursos" con los que hacer frente a las dificultades en caso de necesidad, lo que se conoce con el nombre de efecto riqueza.De hecho, calcula que cada punto porcentual de caída en el valor de la riqueza inmobiliaria podría traducirse en una disminución de más de una décima en el consumo de los hogares, aunque la influencia variaría en función de las características de cada hogar.A pesar de todo, el Banco de España cree que la vivienda sólo provocaría un "impacto considerable" sobre el gasto en consumo y sobre el nivel de actividad económica en el resto de los sectores si el ajuste de los precios fuese "muy abrupto".Por otro lado, la institución pone de manifiesto también el impacto de la desaceleración del sector de la construcción sobre el dinamismo del empleo y la actividad económica, que dependerá, según el Banco de España, de la persistencia de dicho ajuste.Así, estima que si la persistencia es alta y el ajuste del sector se prolonga al menos dos ejercicios, en un año el empleo podría reducirse en un punto y el PIB en cinco décimas, mientras que en otro escenario en el que la magnitud de la desaceleración se redujera en dos trimestres, el PIB podría caer sólo dos décimas y el empleo medio punto. Más competitividad para frenar el impacto en el PIBSegún el Banco de España, los efectos del ajuste del sector inmobiliario sobre el PIB sólo podrían amortiguarse aumentando el dinamismo de la demanda exterior, aunque, dada la desaceleración de los principales mercados de exportación para España, la posibilidad del reequilibrio descansa, sobre todo, en la mejora de la posición competitiva de la producción interior.En este sentido, cree que un incremento de la competitividad podría producirse a través de la mejora de la calidad de los productos nacionales, la depreciación del tipo de cambio o la disminución de la tasa de inflación interna por debajo de la extranjera.Así, para la institución gobernada por Miguel Ángel Fernández Ordóñez, el diferencial español de precios con la zona euro adquiere una "especial importancia", sobre todo en una situación como la actual.