En definitiva....

*       Contrariamente a los riesgos a la baja que rodean a las proyecciones de crecimiento para el conjunto de la economía internacional, los que conciernen a la evolución de la inflación son más dispares y han generado respuestas diferenciadas entre los distintos bancos centrales. La Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco de Inglaterra han comenzado a retirar algunas de las medidas no convencionales excepcionalmente expansivas que introdujeron en los momentos más críticos de la crisis. Por el contrario, el Banco Central Europeo ha avanzado en la dirección opuesta, profundizando el tono expansivo de su política monetaria.

*       Frente al progresivo debilitamiento del área del euro, la recuperación de la economía española ha mantenido un tono más firme. La tasa de variación interanual del PIB en el tercer trimestre se elevó hasta el 1,6%, y podría acercarse al 2% en el tramo final de este año, cifra en torno a la que podría permanecer en el promedio del 2015. Este pronóstico está condicionado, lógicamente, a que no se materialicen los riesgos a los que luego me referiré.

*       La reactivación de la demanda nacional ha cobrado un papel decisivo en la recuperación, posibilitando un reequilibrio entre los componentes interno y externo del gasto. Este cambio en la dinámica del gasto interno frente a lo ocurrido durante los años de crisis obedece a un conjunto de factores, entre los que cabe destacar la creciente normalización de las condiciones financieras, los avances en la construcción de la Unión Bancaria, la favorable evolución del mercado laboral y la indudable mejora de la confianza.

*       A lo largo de 2014, los flujos comerciales con el exterior han mostrado cambios de cierta entidad, como consecuencia de la pérdida de dinamismo de nuestros mercados de exportación (tanto en el ámbito de las economías emergentes como, desde la primavera, en el área del euro) y de la aceleración de las importaciones conforme se afianzaba la recuperación. Como resultado, la aportación del sector exterior al PIB ha disminuido sensiblemente y el ritmo de ajuste del desequilibrio exterior ha sido menos rápido de lo esperado

*       La programación presupuestaria anticipa, en primer lugar, el cumplimiento del objetivo de déficit público para 2014, que se cifra en el 5,5% del PIB. Hasta agosto, la ejecución de los Presupuestos de la Administración Central, la Seguridad Social y las Comunidades Autónomas arroja un déficit del 4,3% del PIB, lo que supone una mejora de tres décimas frente al mismo período del año anterior. El cumplimiento del objetivo de déficit requiere una mejora de 8 décimas de PIB en el conjunto del año, por lo que el aumento de los ingresos y/o la contención del gasto en el último cuatrimestre deberán resultar superiores a lo observado entre enero y agosto. Este mayor esfuerzo se debería concentrar en las Comunidades Autónomas, en las que, de acuerdo con la información disponible, se localizan los riesgos de desviación.

*       En 2015, la mejora de la situación cíclica y la reducción de los tipos de interés de la deuda pública contribuirán a la mejora de las finanzas públicas. Según las estimaciones disponibles, el cumplimiento del objetivo de déficit el año que viene exigirá un esfuerzo de ajuste presupuestario, medido por la variación del saldo estructural primario, sensiblemente inferior al realizado en años precedentes. En conjunto, se trata de un escenario macroeconómico más favorable para el ajuste que el existente en 2012 y 2013.


José Luis Martínez Campuzano
Estratega de Citi en España