“Desde que empezara el año, las acciones han sido como ese paciente loco que se ha olvidado de tomar sus medicinas. Un día subían 100, al siguiente caían en la misma proporción. No es de extrañar que los inversores estén nerviosos y con razón”, afirma Keith Springer, presidente y fundador de Springer Financial Advisors. Los dos grandes temas del mercado, opina, son el tapering de la Reserva Federal (Fed) (“que ha impulsado a las bolsas desde el crash) y si la economía se está recuperando y es lo suficientemente fuerte como para sostenerse por sí misma.

“A la vista de todo esto, hemos recibido dos mensaje muy diferentes desde los bonos, por un lado, y la renta variable, por otro, sobre la economía. Si ésta se está fortaleciendo, los tipos de interés subirían porque crearía más demanda de capital y, por tanto, esto produciría inflación. Sin embargo, desafiando prácticamente a todo el mundo, no sólo no lo han hecho y el bono a 10 años está cerca del 2,5%. Esto envía el 'recado' de que la economía no está mejorando ni manteniéndose, pero si debilitándose. Por otro lado, las bolsas cada vez son más fuertes, eso sí, de forma muy selectiva. Los grandes indices no paran de subir, pero los sectores de pequeña capitalización están siendo 'aplastados'. Esto me preocupa, porque cuando vemos una divergencia así a menudo apunta a un techo. Aunque, en general, cuando las acciones suben es que la economía está repuntando, lo que hará los beneficios empresariales mayores, y ese es el verdadero motor”, explica este analista.

Springer opina que, ante dichas señales opuestas, pronto “sabremos si este verano traerá placer o dolor. Mi preocupación es que las personas se han vuelto complacientes de nuevo y con la increíble velocidad a la que puede salir el dinero del mercado, los inversores deben estar invertidos, pero con un enfoque muy activo, táctico y práctico para la gestión de su cartera (…) Este es un mercado neurótico peligroso que podría matar a quien apueste por 'comprar y mantener'”.

S.C.