No está preocupado por su forma de vida sino por garantizar la supervivencia de la gente corriente. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se ha dirigido a las grandes corporaciones del país y le ha pedido que dejen de quejarse: “Siempre están lamentando sobre la regulación”, ha señalado en una entrevista concedida a The Economist y publicada este fin de semana. “Es su trabajo”, ha reconocido no obstante.
Durante la entrevista, el líder estadounidense defiende sus políticas económicas y recuerda a la comunidad empresarial que tiene responsabilidades más amplías que sólo pensar en sí mismos. “Si nos fijamos en las medidas que hemos tomado han sido generalmente amistosas para los negocios, y al mismo tiempo han reconocido que hay ciertos intereses fundamentales (como los fiscales, los medioambientales, los que se refieren a mantener la estabilidad del sistema financiero) donde, sí, estamos poniendo ciertos límites”.
En este sentido, ha señalado que “probablemente estas políticas hayan supuesto recortes en determinados centros de beneficio de sus negocios. Entiendo porqué están frustrados por ello, pero la otra cara de la cuestión es que serían aún más infelices si el sistema financiero mundial colapsa. Nadie tiene mayor interés que ellos en que esto no suceda”.
A menudo, recuerda, “se escucha a algún gestor de fondos: 'Sólo está tratando de provocar el resentimiento de clase'. No. Estén tranquilos, mantengan sus casas en los Hamptons y su avión de empresa, etc. No estoy preocupado por su forma de vida... Estoy preocupado por asegurarme de que tenemos un sistema en el que la gente corriente, que trabaja duro y está siendo responsable puede salir adelante”.