Hace dos semanas la propia Presidenta de la Fed restaba valor a la caída de la tasa de desempleo como indicador de futura presión en los salarios, aludiendo al elevado desempleo estructural como al propio deterioro de las perspectivas de inflación. Ninguno de estos dos factores son observables en la realidad, aunque sí se pueden buscar aproximaciones. En el primer caso, tanto el desempleo temporal, el empleo forzado por razones económicas o simplemente el desempleo de larga duración. En el segundo, quizás lo más simple sea referirnos al breakeven de inflación a largo plazo.
Con todo, el debate anterior ha quedado en parte amortiguado tras conocerse los últimos datos de creación de empleo en septiembre y la revisión a la baja de las estimaciones de los dos meses anteriores.
En el gráfico podemos observar su evolución con respecto al promedio de empleos creados en el año…
Y en este otro gráfico podemos ver la evolución anual de los salarios mensuales por hora trabajada….
En mi opinión, este último dato fue incluso más relevante que la propia publicación de los datos de empleo a efecto de reducir la probabilidad de que la Fed suba los tipos de interés antes de final de año.
Se espera un nuevo aumento hasta niveles del 2.4 %, lo que marcaría su nivel más alto del año (y de hecho, desde el inicio de la Crisis). Pero, la realidad fue un crecimiento nulo de los salarios en cifra mensual y desaceleración de su crecimiento anual hasta un 2.2 % (2.3 % anterior).
No es nada extraño que algunos consejeros de la Fed hayan considerado a los datos del viernes como débiles. Aunque, tampoco debe serlo que ahora ya no se hable tanto de subir posiblemente los tipos antes de final de año a ahora referirse como que pueden aún subir. Pero, bajo los objetivos de política monetaria de pleno empleo e inflación controlada, no hay prisa para subir los tipos. Y salvaguardar la estabilidad financiera (mundial) también recomienda mantener las condiciones actuales de política monetaria.
José Luis Martínez Campuzano
Estratega de Citi en España